El Tren Patagónico vuelve a cruzar Argentina

EXPRESO - 19.06.2012

El denominado Tren Patagónico ofrece una experiencia distinta de viajar hacia el mar o hacia la cordillera

Argentina_Tren_PatagonicoEl denominado Tren Patagónico ofrece una experiencia distinta de viajar hacia el mar o hacia la cordillera. Viedma y Bariloche, los destinos de un recorrido único a través del corazón de Río Negro: la línea Sur, su interior profundo, la esencia misma de la Patagonia. 

Tras un violento temporal que destrozó raíles y terraplenes y gracias al gran trabajo de las cuadrillas de operarios, el tren vuelve a conectar el sur rionegrino.
El Tren Patagónico es una propuesta turística destinada a quienes eligen viajar ‘en otra sintonía’, sin prisa alguna, disfrutando de cada momento del recorrido. Una vez a bordo, es posible vislumbrar una porción de suelo patagónico que trae rumores de otro tiempo que se pierden en la inmensidad del horizonte. 
El Tren Patagónico se abre paso durante ochocientos cincuenta kilómetros a través de la provincia de Río Negro, recorrido en el que une una docena de localidades. Desde Viedma, la capital provincial, el tren recorre 195 kilómetros hasta San Antonio Oeste, ciudad que se conecta a través de la ruta provincial n° 2 con Las Grutas y las localidades del corredor atlántico rionegrino, extendido a lo largo de la costa del Golfo San Matías.
Poco más allá, el tren se encuentra con Valcheta, un oasis de vegetación que encierra un tesoro de 70 millones de años en el Bosque Petrificado, monumento natural que guarda ejemplares fosilizados de araucarias que le han ganado su batalla al tiempo.
La formación sigue rumbo al oeste, atravesando la inmensidad de la estepa, descubriendo a su paso la increíble y cambiante geografía que regala postales para el recuerdo. Uno tras otro se suceden las poblaciones que fueron creciendo a lo largo de la Línea Sur gracias a la llegada del tren: Nahuel Niyeu, Ramos Mexía, Sierra Colorada, Los Menucos, Maquinchao, Ingeniero Jacobacci, Clemente Onelli, Comallo y Pilcaniyeu.
Allí el tren es símbolo de progreso y representa un importante servicio para sus pobladores. La construcción del tendido ferroviario comenzó en 1922 y llegó finalmente a Bariloche en 1934. 
Desde los cómodos vagones de primera clase o el salón comedor, los pasajeros ven pasar a lo largo del viaje la fauna que habita esta tierra indómita: guanacos, choiques, maras, zorros, ovejas y variedad de aves de rapiña.
Pequeñas lagunas transitorias aparecen y desaparecen durante el año según la cantidad de precipitaciones en cada estación. En su camino, el tren descubre la magia de la Meseta de Somuncurá, área natural protegida de gran riqueza geológica, ecológica y paleontológica que contiene además la mayor reserva de agua subterránea de la provincia. 
La tarde le da paso a la noche y el tren continúa viaje.. Afuera, las estrellas invaden el cielo mientras nos adentramos en el corazón dormido de la Patagonia norte.
El amanecer cerca de la Cordillera y las cumbres nevadas que pronto se acercan y anuncian el fin de la travesía. El lago Nahuel Huapi, majestuoso, se muestra a pocos minutos de llegar a la estación de Bariloche, con su color azul intenso. El tren reduce su marcha y despunta los últimos kilómetros de vía que unen el mar y la montaña en una experiencia única.
En el mes de junio, la formación viaja con coches Sorefame de primera clase con calefacción y capacidad para 180 pasajeros, camarero a bordo y coche restaurant, en el que se pueden disfrutar platos típicos de la cocina patagónica.
El tren parte de Viedma todos los viernes a las 16 horas y arriba a Bariloche el sábado a las 11 horas. El regreso desde la ciudad andina es el lunes a las 12 horas y llega a la capital provincial a las 7 horas del día siguiente.
Expreso. Redacción. A.F

Comentarios