Los mil y un rostros de Buenos Aires

EXPRESO - 29.07.2012

Los edificios porteños hacen también de esta ciudad un destino atractivo para recorrer desde una perspectiva diferente

Buenos_Aires_9_julioLos edificios porteños hacen también de esta ciudad un destino atractivo para recorrer desde una perspectiva diferente. Para quienes gustan de los detalles, caminar mirando hacia arriba le devolverá una postal única. Una mezcla de estilos que describen los diversos momentos históricos por los que atravesó esta metrópolis desde sus orígenes.  

Entre los mil y un recorrido que nos ofrece la Ciudad de Buenos Aires, meca de la cultura en Latinoamérica, existe uno que invita a colocarse una especie de ojo de pez e intentar captar con una amplia panorámica los edificios más emblemáticos que la constituyen.
Casonas, iglesias, museos, bancos y teatros construidos con diversos estilos que le dan un marcado aire cosmopolita y que dejan entrever las más profundas raíces de la colonización y posterior inmigración europea.
Con toda esta riqueza arquitectónica, a la vez exótica y variada, la city porteña permite a sus visitantes caminar mirando el cielo para descubrir secretos que suelen pasar por alto a diario. Incluso, para los más aventureros, las calles proponen desandar camino en bicicleta una soleada tarde de domingo, para evitar el gran tránsito. Los circuitos y atractivos son inacabables, se extienden por los diversos barrios. Desde el aire sureño de La Boca y San Telmo, hasta las versiones más glamorosas de Retiro y Recoleta.
Para quienes buscan un paseo que desentrame los múltiples sellos dados a la Ciudad, encontrará edificios significativos y famosos como el Teatro Colón o la Catedral Metropolitana, pero también existen otros menos conocidos que le dan originalidad. Muchas de estas obras llevan al viajero hacia el modernismo como el Yatch Club Argentino en Puerto Madero, el racionalismo del teatro Gran Rex, la versión contemporánea de las torres Catalinas, y las tendencias más recientes que se evidencia en obras como el Museo Xul Solar o el Malba de Palermo.
Como muchas otras ciudades, Buenos Aires comenzó siendo una cuadrícula de escasas manzanas, sobre la orilla del Río de la Plata. El desarrollo fue acompañado por el transporte, se fueron sumando cuadras y cada avenida tomó una temática diferente. Avenida Corrientes, como sede de teatros, cafés y librerías; Avenida de Mayo, la gran vía rica en edificaciones con la impronta del art nouveau, muchas de ellas destinadas a edificios públicos, hoteles, como el tradicional Castelar, desde su nacimiento en Plaza de Mayo hasta culminar en el Congreso de la Nación. 
Esta construcción es obra de Vittorio Meano, inaugurado en 1906 bajo un academicismo italiano, en el que se destaca la inmensa cúpula de 85 metros.
Por la década de 1930 comenzó la construcción de la 9 de Julio, considerada una de las avenidas más anchas en el espectro de las grandes ciudades, que nace en Retiro y concluye en Constitución. A la altura de avenida Corrientes se yergue el Obelisco porteño y frente a este una curiosidad: un chalet construido sobre un edificio, capricho de un empresario del siglo pasado.
La última gran renovación de la ciudad se hizo en los '90 con la urbanización de Puerto Madero, un área que había permanecido rezagada y sumó una exclusiva zona de oficinas (Catalinas), viviendas de alta gama y una amplia oferta de bares y restaurantes de exquisito diseño y calidad en los servicios.
La plaza de los pañuelos blancos
Alrededor de la Plaza de Mayo, sede de grandes luchas y movilizaciones, se encuentran algunos de los edificios históricos más importantes. En primer término, la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo de la Nación desde 1862, a la que se puede acceder entre las 10 y las 20; el Palacio de la Legislatura porteña, inaugurada en 1931 por obra del arquitecto Héctor Ayerza en un estilo academicista francés; el Cabildo histórico, cuya fachada fue reconstruida similar a la de 1810; la Catedral Metropolitana, que data de 1852; y el edificio del Banco de la Nación, donde se encuentra una de las bóvedas más grandes del mundo, de 50 metros de diámetro por 36 de alto.
Siguiendo por la Avenida de Mayo en dirección a la Plaza del Congreso, se encuentra la Casa de la Cultura (ex diario La Prensa) para apreciar gran parte del patrimonio de principios del siglo XIX, con destacadas obras de arte, escudos y banderas (los sábados de 16 a 17 y los domingos de 11 a 16). Otros de los símbolos son el café “Los 36 Billares” y el “Tortoni”, donde pasaron artistas como Quinquela Martín, Jorge Luis Borges y Roberto Arlt, y hoy se puede disfrutar de espectáculos de tango y juegos de mesa. Entre los clásicos está el palacio Barolo, el más alto de la ciudad hasta 1935, diseñado por Mario Palanti e inspirado en la Divina Comedia.
Elegancia parisina en Retiro y Recoleta
En los alrededores de la Plaza San Martín, en el barrio de Retiro, desemboca la exclusiva avenida Santa Fe. Frente a la plaza se alza el edificio Kavanagh y el ex Hotel Plaza (hoy Marriot), donde desde una de sus ventanas Louis Armstrong brindó en 1960 un espontáneo solo de trompeta a la multitud que quería saludarlo. 
También frente a la plaza nace la peatonal Florida, sobre la cual se encuentra, a la altura de avenida Córdoba, las Galerías Pacífico, imponente construcción hoy refaccionada como shopping. Los palacios Paz y Anchorena son otros que merecen una atenta mirada.
En la intersección de Carlos Pellegrini (barrio de Retiro) y avenida Alvear se asienta también un vistoso núcleos de embajadas, dignas de ver, como la de Brasil y Francia. Luego, siguiendo por avenida Libertador hacia la zona de la Facultad de Derecho (de bellísimo e imponente estilo dórico), y ya dentro del barrio de la Recoleta, se alza el exquisito Palacio Errázuriz-Alvear, sede del Museo de Arte Decorativo.
En esta misma área se concentran el Museo Nacional de Bellas Artes (con más de 9 mil obras), el Palais de Glace, originalmente inaugurado como pista de patinaje sobre hielo, y el CentroCultural Recoleta, de cuya remodelación participaron los arquitectos Testa, Jacques Bedel y Luis Benedit. Junto al Centro, se eleva la Basílica Nuestra Señora del Pilar que data de 1720.
San Telmo, arquitectura colonial
En el barrio de San Telmo decenas de casonas y parroquias conservan su tradicional imagen y la mayoría de sus calles aún mantienen los adoquines. Muy cercano al centro administrativo, se registra en los últimos años una fuerte restauración. La Plaza Dorrego es la segunda más antigua de la ciudad y cada domingo convoca una gran feria de antigüedades.
Sobre la calle Balcarce, se erigen tres edificios importantes: la Iglesia de San Pedro Telmo, el Museo Penitenciario y la Escuela Rawson. Más cerca de la Autopista 25 de Mayo, está el Pasaje de la Defensa y el Museo de Arte Moderno Buenos Aires, donde antes funcionaba una industria tabacalera. Entre las curiosidades está la Casa Mínima, denominada así por su extrema angostura.
Sobre la calle Venezuela al 400 está la casa del virrey Liniers, uno de los edificios más antiguos que quedan en pie, al que es posible asistir entre las 12 y las 18. Y en Venezuela al 200, el clásico Colegio Nacional.
Ya en La Boca, predominan las cantinas italianas y museos como el célebre Quinquela y la recientemente ampliada Fundación Proa. Más cerca del río, en Puerto Madero, se destaca el Centro de Museos de Buenos Aires, donde funcionaba antiguamente la Cervecería Munich. La lista continúa y se hace infinita, pero esta es una buena opción para empezar a andar y ver mucho más.
Expreso. Redacción. T.R

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