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Yo he vivido antes en Petra, de alguna manera
EXPRESO - 21.08.2012
Cassandra Gutiérrez, gerente de Dushara Tours, especialistas en viajes a Jordania
La primera vez que estuve en Petra, ya al atardecer, a la hora de la salida, no podía marcharme, se me pegaban los pies al suelo, no podía levantarlos, y me prometí que algún día tendría un hotel en Petra, o me vendría a vivir aquí, o lo que fuese…
La conocimos en el aeropuerto de Barajas camino de Jordania, como no podía ser de otra manera con esta joven andaluza que vive a caballo entre Sevilla y Amman.
Y desde que pisamos suelo jordano, Cassandra Gutiérrez se convirtió en la mejor compañera de viaje, contándonos los secretos de esta tierra que conoce como pocos, por la que cambió completamente de vida.
Rodeadas por las piedras inmensas y sorprendentes de la ciudad nabatea de Petra, a la sombra, con el inevitable ritual de un té, charlamos ahora sobre este país y sobre Dushara Tours, un turoperador que en realidad es una historia de amor entre Cassandra y Jordania.
¿Cuál fue el primer contacto con Jordania? ¿Cómo surge todo?
Yo vine aquí con mi madre, en un viaje de peregrinación a conocer Jordania. Me encantó Jordania, pero me encantó particularmente Petra. Recuerdo que, después de estar todo el día aquí, no pudimos subir al monasterio, porque en el grupo eran casi todas personas mayores, y me quedé con la pena.
Volvíamos ya al atardecer, era la hora de la salida, y yo no podía marcharme, se me pegaban los pies al suelo, no podía levantarlos. Salí llorando y todo el mundo pensaba que era de cansancio, pero no, era que no me quería ir. Le dije a mi madre: mamá, yo he vivido aquí antes, de alguna manera.
Entonces trabajaba llevando control de calidad en proyectos para una empresa que no tenía nada que ver con el turismo, y me prometí que yo algún día tendría un hotel en Petra, me vendría a vivir aquí, o lo que fuese.
Estábamos alojados en el hotel Marriot, que tenía un salón llamado Dushara donde comíamos, le hice una foto y me quedé con ese nombre. ‘Algún día tendré una empresa que se llamará Dushara’. Ni pensaba por asomo dedicarme a esto, luego han sido circunstancias de la vida que han llegado y me han dado la oportunidad de montar una agencia de viajes, y una turoperadora, y sí tenía claro desde el primer momento que íbamos a estar especializados en Jordania, y en Oriente Medio. Y el nombre también lo tenía clarísimo.
De hecho hoy en día es rara la persona a la que le doy una tarjeta y no me pregunta qué significa Dushara, así que le explico es el dios de los nabateos en Petra. Y ya estás enseñando algo del país…
¿Cuánto tiempo lleva funcionando Dushara?
Llevamos cuatro años, tenemos la sede en Sevilla. Comercializamos programación semanal, para venderla a otras agencias, organizamos grupos, algunos los llevamos nosotros directamente.
Y damos un servicio que es gratuito, porque es vocacional mío, de atención e información a agencias. Me llaman para preguntarme cosas de Jordania, tengo preparado ya un documento, un dossier de siete páginas con preguntas frecuentes para el viaje, y otro con la historia, y se lo doy a quien me lo pide, da igual que sean clientes míos o que no.
Aunque Dushara Tours está en Sevilla, sus viajes se pueden comprar desde cualquier lugar.
Sí, nosotros vendemos a toda España e incluso tenemos clientes de fuera, por ejemplo de Sudamérica, a los que les organizamos el viaje igualmente con nuestro corresponsal de aquí.
Ya ha venido unas cuantas veces a Petra, pero ha habido alguna muy especial…
Sí, Petra tiene una hora de salida. Normalmente son las seis en invierno, siete o un poco más en verano, que son los días más largos, porque aquí no hay luz eléctrica, y ya has visto cómo es el desfiladero, el camino que estamos haciendo, imagínate hacerlo de noche, es peligroso.
Total, que subimos al monasterio con unos clientes, todo era tan feliz, allí, y yo miraba el reloj y veía que se nos echaba el tiempo encima, que nos quedaban un montón de kilómetros de vuelta para salir, pero no querían marcharse: ‘No, no, da tiempo, da tiempo’.
Efectivamente, cuando bajamos, que hay novecientos escalones, todavía había luz, pero no suficiente para volver hasta la entrada. Y había dos coches de la Policía bloqueándonos el paso para impedirnos salir.
¿Pretendían que se quedasen dentro?
No. Yo pensé, bien, nos van a evacuar en los jeeps de la Policía. Pero no, tuvimos que esperar a que bajaran todos los beduinos de los puestos, alquilamos burros y nos sacaron ellos por el camino que utilizan para entrar y salir al pueblo, que no es la entrada turística habitual.
Nos llevaron hasta el pueblo donde actualmente residen los que antes vivían en las cuevas de Petra, y ya allí estaban esperándonos dos coches que había gestionado el guía para llevarnos al hotel.
Fue alucinante, la noche cerrada, llenita de estrellas como las que tuvimos anoche, montados en burro, montaña arriba, escuchando a los niños y a las mujeres mayores, que habían estado todo el día en la montaña, caminando y cantando. Iban felices.
No me lo podía creer. Nosotros estábamos protestando por cualquier cosa, y esta gente, con un burro, y algunos que quizá lo único que habían tomado en todo el día era un cacho de pan y té, e iban tan contentos.
Y al día siguiente, a las ocho de la mañana, otra vez por este camino vuelven a bajar. Que no es como un turista que viene emocionado. Ellos están aquí, deberían estar aburridos de verlo, y están felices.
¿Ha tenido la oportunidad de hablar con alguno de los que vivían antes en las cuevas? Estarán tristes por haber dejado Petra.
Claro. Ellos no querían irse de ninguna manera. El Gobierno construyó un pueblo muy cerca de aquí para ellos. Pero son una gente increíble. Subiendo al monasterio hay una chica de veintipocos años, guapísima, que habla cinco idiomas, el castellano como te lo estoy hablando yo, y no ha salido nunca de aquí.
Los viajeros que vengan con Dushara ya van a tener ese maravilloso dossier, pero a los demás, ¿qué consejos les podemos dar?
Hay que venir muy tempranito, para aprovechar. Para que cuando empieza a hacer un poco de sol tú ya estés en esta zona, a medio camino de la ciudad de Petra.
O sea que es buena idea dormir cerca de Petra la noche antes.
Sí, sí. Siempre dormir la noche anterior, y la noche que se visite Petra. Hay circuitos que incluyen solo una noche aquí, pero es una paliza. Lo suyo es dormir bien en el hotel, y venir temprano para empezar a entrar a las siete u ocho como máximo, comenzar el camino y comer aquí dentro.
Además del camino principal que cruza Petra hay tres subidas. La del monasterio es la más famosa, la que normalmente se hace porque el comienzo de las escaleras está justo en la zona de los restaurantes.
La segunda comienza aquí, donde estamos, hasta el Altar de los Sacrificios, por la que normalmente sube quien ya ha venido más veces y conoce el monasterio. Hacer dos subidas el mismo día es casi imposible, a no ser que tengas una preparación física increíble y no vengas a ver Petra, solo a hacer senderismo.
Y hay una tercera ruta que va hacia la tumba de Aarón, el hermano de Moisés. Así que realmente te puedes venir dos o tres días, pero se suele incluir solo uno en los circuitos, porque te da para hacerte una idea de lo que es Petra, y en Jordania hay muchas más cosas que ver.
Calzado muy cómodo, ropa muy fresquita, muy cómoda, agüita, sombrero y protección solar. Y muchas ganas de andar.
¿Algún consejo más?
Aquí en Petra, como ves, hay puestecitos muy bien hechos, respetando el entorno, agradables, se recomienda hacer un par de paraditas para tomarte un té, recuperar un poquito de fuerzas, comprar souvenirs… Aquí en Petra hay cosas de plata preciosas que elabora una asociación de ayuda a mujeres, y tienen muy buenos precios. Pero hay que regatear, claro, eso forma parte de su cultura.
Aquí la gente es muy amable, y es tan seguro que a veces, en invierno, la ropa de abrigo empieza a sobrar, y la dejamos aquí, en este pequeño bar, y luego a la vuelta la recogemos, no hay ningún problema.
Es importante decir que las categorías de hoteles en Jordania son iguales a las de España. Cuando contratas cuatro estrellas sabes que son cuatro, tres son tres… Excepto en Petra. No es que no tengan la categoría que anuncian, tienen una calificación oficial y te aseguro que se pagan los precios por esa categoría, pero aquí son un poco más flojitos, y es conveniente saberlo antes para no llevarse sorpresas. Eso sí, ellos suplen cualquier tipo de carencia que puedan tener, con amabilidad y te consiguen lo que necesites.
Cassandra tiene un lugar preferido aquí en Petra…
Sí, una de las tumbas. No tiene nada de particular, no es que sea especialmente bonita, lo que sí es especial es su localización, porque está justo al lado del Tesoro, entonces te sientas en la puerta y estás viendo la fachada, y piensas: después de esto, no me quiero volver a mi casa. Me da igual tener TDT o yo qué sé.
Estoy convencida de que la gente aquí es mucho más feliz de lo que podamos ser nosotros.
¿Tú has mirado el reloj? ¿Tienes prisa? En Petra pasa la vida y ya está. No tienes estrés, preocupaciones. Es una vida muy diferente, con menos comodidades, pero seguramente con más calidad.
Jordania no es solo Petra, claro.
No, claro. Ese es el problema de muchos viajeros que no tienen información y relacionan Jordania solo con Petra. Cuando termina la semana y les preguntas a los clientes, en cambio, todos te dicen que Petra por supuesto, pero que por ejemplo Jerash no se lo esperaban. Ahí precisamente tuve una vez una señora que salía llorando, y volví corriendo pensando que se había caído, pero no, era de emoción: ‘no me lo podía imaginar, que esto estaba aquí’.
Normalmente el viaje dura una semana. ¿Qué hay que visitar sin falta la primera vez?
Tienes que visitar Jerash, por supuesto; el castillo de Aljoun, el Mar Muerto, de camino al Mar Muerto hay que visitar Madaba y el Monte Nebo, las cuevas de Lot, que también te pillan cerca, si te gusta el senderismo tienes tres reservas naturales que están muy bien; Petra, por supuesto, y el desierto.
Amman también, no es una ciudad especialmente bonita en cuanto a monumentos, pero tiene su encanto y hay que estar un día para perderse, callejear. Es muy seguro, puedes ir por tu cuenta, coger un taxi, que son muy baratos, y las mujeres solas no tienen ningún problema, porque la gente es muy amable. También de noche, puedes salir por la noche a tomarte un té, hay sitios típicos pero otros totalmente europeos para tomarte una copa.
Luego puedes ir a Áqaba, que es playa, la única que tiene Jordania, quizá como último día para terminar el viaje, descansar, hacer las compras. Pero si la primera vez no vas tampoco pasa nada.
Lo que es imprescindible es el desierto de Wadi Rum, hay que ir a verlo. En España hablamos de desierto y lo relacionamos con el Sáhara, con dunas, pero este no tiene nada que ver. Es de montaña, de arena fina de distintos colores, hay una zona con un riachuelo con inscripciones muy antiguas. Normalmente la visita dura dos o tres horas, cada guía tiene su itinerario.
Yo tengo cantos marinos del desierto de Jordania, exactamente iguales que los que puedas coger en la playa de Cádiz, porque eso era océano. Realmente el desierto de Wadi Rum es el fondo de un océano.
¿Cuándo es el mejor momento del año para venir a Jordania?
Aquí la temporada alta es abril, mayo y octubre.
También serán los meses más caros y con más turistas.
Cualquier temporada es buena, lo que pasa es que en verano hace mucho calor, especialmente en Áqaba o en Petra. En invierno hay un clima muy suave, normalmente hacemos grupos en el puente de diciembre, y aunque te has venido por la mañana con un chaquetón, a mediodía terminas con una camiseta y una rebequita.
Y en el Mar Muerto y en Áqaba te puedes bañar siempre, aunque sea diciembre o enero. Solo hay que tener cuidado en enero, porque nieva. Incluso en Petra, hay fotos muy bonitas de Petra nevado.
Mejor venir con un viaje organizado, o mejor por tu cuenta.
Jordania es un país muy fácil para venir por tu cuenta. Puedes alquilar un coche, moverte en autobús, ya depende de la comodidad que quieras, pero es un país muy seguro, yo recomiendo siempre venir con un guía la primera vez, porque esto es muy bonito, pero si no te lo van explicando, no lo entiendes, podría incluso llegar a cansar.
Pero eso es una recomendación para Jordania y para cualquier país, que la primera vez lo visites con un guía, y luego si quieres volver, ya decides lo que más te gusta: dos días al Mar Muerto, a Petra, a los castillos del desierto que no nos han llevado…
Seguro que hay cosas especiales que podemos hacer en Jordania que no se ofrecen habitualmente en los paquetes.
La cena que se hace en la Pequeña Petra, que se puede organizar para grupos. Hablas con el guía, y en la zona de las tiendecitas, te preparan todo, traen la comida, la música, te cantan, lo pasas muy bien.
En el desierto se puede contratar que te preparen la comida como se hacía antiguamente. Son como unas rejillas donde ponen la carne cruda, la verdura, en un agujero en la arena. Meten todo, lo tapan con la propia arena, te vas a hacer el tour, y cuando vuelves está todo riquísimo. También puedes dormir en el desierto, en un campamento.
En Jerash hay un espectáculo de cuádrigas de caballos, como en tiempos de los romanos. Puedes contratarlo directamente allí, o si es un grupo traerlo organizado desde el origen.
Bañarte en el Mar Muerto, visitar el balneario natural de que Hammamat Ma’in que está arriba, en la montaña, donde cae una cascada de agua a 60ºC, hay un hotel de lujo y otra zona que es abierta, pagas tu entrada.
Si vas a Áqaba, al Mar Rojo, la recomendación imprescindible es hacer snorkeling o submarinismo si te gusta, hay varias escuelas, y subirte a un barco con fondo de cristal. Hay varias categorías, desde las barquitas más humildes hasta los más turísticos, incluso con la comida a bordo, y vas viendo los fondos de coral, un barco hundido, pececitos de colores…
Expreso. Petra. Ana Bustabad.
Dushara Tours: www.viajesdt.es
No te pierdas en Expreso el reportaje:
Los 10 colores de Jordania que no te puedes perder
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