Barcelona City, el Novotel más emblemático en pleno Distrito 22@

EXPRESO - 01.08.2010

Texto: Ana Bustabad Alonso; Fotos: A

Texto: Ana Bustabad Alonso; Fotos: A.B. y Novotel

Desde la ventana de mi habitación se ve un gigantesco ‘pepinillo’ de cristal. Se trata de la Torre Agbar, una de las imágenes con las que Barcelona da la vuelta al mundo, y símbolo del Distrito 22@. Detrás, se deja ver la otra imagen más conocida de la ciudad, la Sagrada Familia; el mar, a la izquierda, y la catedral, a lo lejos; la Barcelona toda sin moverse de la cama.
Estoy en la planta 14 del nuevo Novotel Barcelona City, en una zona que era hasta hace poco sede del tejido industrial más característico de la capital catalana: textil, impresión de textil… Todavía se pueden ver muchos edificios de ladrillo visto, antiguas fábricas llenas de personalidad que los arquitectos integran en las nuevas construcciones.
Estamos en el Distrito 22@, un proyecto urbanístico que se ha propuesto transformando doscientas hectáreas de suelo industrial de Poblenou en un barrio innovador que ofrece ‘espacios modernos para la concentración estratégica de actividades intensivas en conocimiento’.
Se trata de empresas tecnológicamente avanzadas, universidades y centros de formación continua, y centros de investigación y de transferencia de tecnología. De hecho, es el proyecto de transformación urbanística más importante de la ciudad de Barcelona en los últimos años.
Si fuera todo son obras y movimiento, el interior del Novotel es armonioso, tranquilo, sin estridencias. Su decoración, basada en los cuatro elementos -tierra, agua, aire y fuego- no sorprende ni molesta, señal de que está bien pensada.
Al otro lado de la calle, la terraza del hotel Diagonal y detrás, inmensa, la Torre Agbar, un efectista edificio de Jean Nouvel que ha modificado definitivamente el skyline de la ciudad, y se ilumina con 4500 luces de colores, pero sólo en ocasiones especiales.
Como nos explica el director general del Novotel Barcelona City, Enrique Agustín, ‘Barcelona es una ciudad muy concienciada con el ahorro de energía’.
Aunque la calle del hotel es tranquila, y no tiene apenas tráfico, basta con doblar la esquina para encontrarse en plena avenida Diagonal, la arteria que cruza de lado a lado la cuadrícula del ensanche.
El tranvía discurre paralelo a los edificios de oficinas, muy cerca de la parada de Metro y de Glóries. Tiendas, bares, restaurantes y centros culturales a pocos pasos del hotel. 
El desayuno me espera en la planta baja, en el restaurante Claravía. Hay un buen surtido de productos, pero me bastan un par de cafés Nespresso y un panecillo con tomate. Mientras, alrededor de la gran isleta central, los viajeros escogen entre el buffet de platos calientes.
El diseño es simple, luminoso, y hay prensa suficiente a disposición de los clientes para acompañar un largo almuerzo.
Hay cuatro tipos diferentes de desayunos, el buffet, el de room service, algo rápido en el bar y, para los más madrugadores, el Early Bird, un café con pastas que se puede tomar en el hall desde las 4.30 de la mañana.
 
Nada más entrar en el Novotel Barcelona City, a ambos lados de una recepción funcional, sin alaracas, el vestíbulo se bifurca en un área de descanso de colores que termina en un pequeño bar curvo con sillas altas.
Junto al ascensor, el business corner típico de los Novotel, ‘web corner on a Mac’.
Al otro lado, hacia el restaurante, más líneas curvas conforman un rincón de juegos para niños, el children corner.
Pero lo más apetecible de todo el hotel está en la planta 19. Una terraza con bar, zona chillout y piscina; acristalada, maravillosa, de suelo de madera y muebles blancos, con vistas panorámicas sobre la ciudad condal. En verano abre hasta tarde, pero se puede disfrutar incluso en los meses más fríos, de 11 a 7 de la tarde.
Hay también un pequeño gimnasio y un hammam, suficientes para dejar de un lado las tensiones del día. Si son más intensas, siempre se puede reservar en recepción un masaje, servicio que el hotel tiene concertado con una empresa que te atiende en tu propia habitación.
El Novotel Barcelona City lleva pocos meses abierto, desde el 1 de abril, pero ya es el hotel emblemático de la cadena en España. ‘Es la primera vez que abrimos un Novotel en el centro urbano’, cuenta Enrique Agustín.
Está especializado en pequeñas y medianas reuniones y turismo familiar, que son las que pueden albergar las salas de reuniones situadas en la planta sótano.
Sus 264 habitaciones son similares al resto de los hoteles de la marca, no hay sorpresas.
De hecho, Novotel fue la primera marca del grupo Accor en ofrecer habitaciones y salas de reunión estandarizadas, y ‘hoy tiene ya más de 400 hoteles en grandes ciudades de 60 países, la mayor parte en Europa’, explica José Mª Musquera, director de operaciones de Novotel en España.
Entre los puntos fuertes de la marca, que también tiene este Novotel Barcelona City, hay dos muy importantes para los viajeros profesionales, conectividad garantizada y soluciones de restauración durante las 24 horas. Con lo importante que es comer cuando se tiene hambre, sin importar qué hora sea.
Tanto el bar como la terraza están abiertos también al público de la ciudad, así como el restaurante Claravía. Su carta, sin sorpresas porque sigue la línea de otros Novotel, está ejecutada con mucho acierto por el chef Miguel Victoria, que la cambia cuatro veces al año, con cada nueva estación.

Pero quizá quienes más ventajas tienen en Novotel son quienes viajan con niños. Los menores de 16 años no pagan ni un euro si comparten habitación con dos adultos, y las familias pueden beneficiarse de un 50% de descuento en la segunda habitación, y check out tardío los domingos, hasta las 17 horas.
Además del children corner de la planta baja, los niños pueden alquilar consolas en recepción y tienen en el restaurante menús Gustino, especiales para ellos.
La habitación es completamente funcional, de esas en las que los viajeros frecuentes no echamos en falta nada. Un buen espacio de trabajo con wifi gratis -en todo el hotel- y suficientes enchufes y conexiones para todos los aparatejos con que nos esclaviza la vida moderna.
Para los ratos libres, un televisor colocado a la altura perfecta, que pivota sobre sí mismo para verlo cómodamente desde la cama o desde el pequeño sofá, mientras tomas un té o un café preparado en el momento. Los fumadores, además, podemos disfrutar de un cigarrillo con vistas en una de las 30 habitaciones habilitadas al efecto.
El cuarto de baño es sencillo, sin complicaciones, con los toalleros donde tienen que estar -que es menos frecuente en los hoteles de lo que cabría esperar- y una colección de amenities, todas con certificación ecológica, entre las que destaca un fantástico gel exfoliante.
De hecho, actualmente Novotel cuenta con más de 150 hoteles que ostentan la certificación Green Globe, y la previsión es que en 2011 lo consiga el 100% de los establecimientos de la marca.
Un pequeño armario sin puerta, básico pero suficiente, una caja fuerte y un sistema de climatización fácil de manejar completan el equipamiento de una habitación sin ningún pero.
Aunque lo mejor, sin duda, son estas vistas privilegiadas que hacen de las habitaciones de las plantas altas un mirador de lujo sobre Barcelona.
Agradecimientos:

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