Menú de navegación
Navegando entre delfines y petroleros hacia el Parque Nacional de Mochima
EXPRESO - 15.02.2013
Texto y fotos: Manolo Bustabad Rapa
Al norte de Venezuela, en el estado de Sucre, está Mochima, una pequeña aldea costera cuya ensenada, ‘uno de los mejores puertos naturales de la América del Sur’, da nombre a un espacio natural que comprende también los pequeños archipiélagos de las ‘Islas Borrachas’, ‘Islas Chimanas’ y ‘Las Caracas’. Mochima se extiende hacia el Oeste incluyendo Puerto La Cruz, ya en el estado de Anzoátegui, y su superficie, mayoritariamente marina, es de 950 kilómetros cuadrados.
Esta impresionante muestra paisajística de la costa nororiental venezolana es declarada Parque Nacional en el año 1973, con las prioritarias razones de conservar unos ecosistemas amplios y variadísimos, no sólo marinos, como los arrecifes coralinos, praderas de fanerógamas y manglares, sino ambientes y comunidades halófilos, sabanas, humedales; además de proteger las islas, las formaciones marino costeras y los paisajes montañosos continentales.
Nos apuntamos a una excursión, saliendo desde Puerto La Cruz, organizada por Turismo de Venezuela con apoyo de Ricana Tours, una empresa mayorista de turismo con implantación en los estados de Anzoátegui (en el que nos encontramos) y Mérida, además de su oficina de Bogotá.
Quizá sea conveniente explicar aquí que Puerto La Cruz, una ciudad que en el siglo XIX sólo era un poblado de pescadores, tiene hoy más de cuatrocientos mil habitantes y está unida a Barcelona, la capital del estado de Anzoátegui, por el Suroeste, y a Guanta por el Oeste, conformando así el área metropolitana más grande del Oriente Venezolano, con más de un millón de habitantes.
Partimos temprano desde el muelle del hotel Venetur Puerto La Cruz y hacemos todo el recorrido a bordo de ‘El Regreso I’, una lancha de 30 pies de eslora, con capacidad para 34 pasajeros, repleta de chalecos salvavidas, que inmediatamente nos colocamos siguiendo el protocolo. Vamos casi completos, somos treinta, pero los dos potentes V6 200 Yamaha nos llevan casi volando en plena ruta de petroleros y delfines.
Sí, que nadie se extrañe, estamos dentro del parque Mochima, las islas Chimanas están ahí mismo, a la vista, y sin embargo a nuestra derecha tenemos uno de los centros de almacenamiento, procesamiento y exportación de crudo (200.000 barriles diarios) más importantes de Petróleos de Venezuela S. A., la refinería de Guaraguao.
Aquí llega todo el petróleo extraído en los campos de los estados Monagas y Anzoátegui. Pero, además, a continuación de Guanta está la gran fábrica de cementos de Pertigalete.
Bueno, pues con todo esto, grandes buques, lanchas rápidas y ruidosas, los delfines se dejan ver y nos acompañan unos instantes en nuestra navegación hacia la playa El Faro, en la Chimana Segunda. Pasamos al lado de acantilados verticales que exhiben sus estratos ondulados de un paralelismo perfecto, para lectura de geólogos.
Desembarcamos en un muelle de madera y no damos descanso a la Nikon, porque la playa está rodeada de fotogénicos cactus y, en la arena, lo primero que vemos es una iguana vivaracha y sociable que de vez en cuando se detiene para posar.
Damos un pequeño paseo, sin salirnos de las sendas indicadas, cruzando la isla hasta la ribera norte, que es escarpada y árida, y podemos observar algunos fósiles en una zona de roca plana que parece una playa petrificada.
Ya de regreso, tratamos de encontrar (sin éxito) algún melón de monte, también llamado pichiguey (¿o pichigüey?), un cactus, cuyo fruto parece ser comestible. Desde el punto de vista botánico, estamos en un hábitat que definen como ‘formaciones vegetales áridas’, llamadas cardonales, en las que pueden encontrarse hasta 31 especies de cactus.
Después de detenernos ante la tumba de Alfonsina (sí, la de la canción, cuando vayan allí se lo cuentan), regresamos al embarcadero, con posibilidad de usar antes los aseos públicos, única edificación y que, por cierto, pasaría desapercibida a no ser por los indicadores.
Volvemos a la navegación para visitar una amplia gruta costera, donde unos pescadores artesanales descansan en su lancha, y ponemos rumbo a Ña Cleta, una playa de tierra firme, enfrente a la isla de Monos, donde nos aguarda la posibilidad de un baño (no está permitido en la mayor parte del Parque) y la comida, a base de pescado a la brasa acompañado de papas y plátano frito.
En el relax de la sobremesa, tenemos tiempo de charlar con el patrón de nuestra embarcación, Luis, sobre su trabajo y enseguida nos pone al corriente de algunos pormenores sobre la actividad del sector en la zona. Es socio de la Cooperativa Turística Baritina, en el municipio de Guanta, de la que forman parte un total de once embarcaciones, cuya eslora oscila entre los veintiséis y los cuarenta pies.
Alquilar una de estas lanchas para realizar una excursión de un día recorriendo Mochima, cuesta entre 1.500,- y 2.000,- bolívares, ‘los cuales se reducen aproximadamente en un 10% por las aportaciones a la propia cooperativa y los impuestos, de gestión municipal’.
Tienen a su favor el precio de la gasolina que está a 70 céntimos de bolívar (*), pero se quejan de poca atención por parte de la administración local: ‘Llevamos cuatro años esperando los créditos prometidos para renovar motores y embarcaciones. Los que se dedican a la pesca tienen más ayudas’.
Dejamos ahí esa queja de nuestro patrón, nos enfundamos de nuevo en los chalecos y emprendemos el regreso. Nos aguarda aún la posibilidad de nuevas fotos a las colonias de aves en sus rocas. Éstas resaltan en la distancia por su blanco aparentemente impoluto y, ¡oh, paradoja!, ese aspecto uniforme y lechoso se debe al guano depositado en la superficie años y años por asiduos visitantes voladores, que desde esas plataformas realizan sus productivas pesquerías.
Destacan por su tamaño y actividad los pelícanos, que nos observan antes de deleitarnos con sus habilidades. Una pasada más, para mejorar las tomas, y el ‘El Regreso I’ pone proa a Puerto La Cruz.
Ésta es la impresión de una jornada impactante por la belleza de sus paisajes, la tranquilidad de sus playas, la paz que transmiten sus colonias de aves…, pero Mochima es mucho más.
Hemos hablado de cactus y cardonales, pero también hay que descubrir su exuberante vegetación, con abundancia de helechos y orquídeas, la flor nacional venezolana; los aficionados al buceo pueden disfrutar con los fondos coralinos, esponjas, medusas, pepinos de mar y gran riqueza de peces, con más de 200 especies con importancia comercial; es posible estudiar el comportamiento de varias especies de tortugas marinas, que tienen aquí su zona de alimentación y nidificación…
Hemos hablado de pelícanos, pero la variedad de aves es interminable: alcatraces, tijeretas de mar, garzas blancas, cernícalos, gavilanes cangrejeros, halcón peregrino, martín pescador…
Hemos citado playas, islotes y rocas, pero el sector continental del parque, que integra parte del macizo de Turimiquere, es apasionante, con su relieve escarpado de valles estrechos, cuyas montañas llegan con sus faldas hasta el mar, donde habitan los jaguares, monos de varias especies, conejos (montañeros y sabaneros), ardillas, murciélagos…
(*) Los datos son de septiembre del 2012. En ese momento, los 70 céntimos de bolívar equivalían, aproximadamente, a 11 céntimos de euro.
CÓMO LLEGAR
Se puede llegar al Parque Nacional Mochima por vía terrestre, aérea o marítima.
Vía terrestre.- El principal acceso terrestre es la ‘troncal nº 9’, que une Caracas con Puerto La Cruz y Cumaná, extremos occidental y oriental, entre las que se encuentran los principales poblados y sitios de interés del parque o circunvecinos, tales como Guanta, los Altos de Sucre, Arapo, Arapito, Playa Colorada, Santa Cruz Santa Fe, Nurucual, Yaguaracual, San Pedro y Mochima.
Vía aérea.- Los aeropuertos de Barcelona y Cumaná están conectados por medio de vuelos regulares con Caracas y las principales ciudades del país.
Vía marítima.- Hay servicio regular de ferry desde el importante destino turístico de Isla Margarita hasta Cumaná y Puerto La Cruz.
Más información:
Instituto Nacional de Parques: www.inparquesgob.ve
Turismo de Venezuela: www.venezuelaturismo.gob.ve
Destinos relacionados
-
Nicaragua, un destino de ensueño
-
Macao: Sabores y festivales que brillan en otoño
-
Macao: un recorrido por su Patrimonio Mundial
-
Escapada estival festiva en Vilanova de Arousa
-
Tesoros de Honduras (VI)
-
Tendiendo puentes, de viaje por Israel
-
El Espacio Iberia aterriza en la Gran Vía Madrileña
-
Wow, el nuevo distrito cultural de Oporto
-
Tesoros de Honduras (V) Gracias, Lempira
-
Tesoros de Honduras (IV). Santa Rosa de Copán. Hacienda Montecristo
-
Tesoros de Honduras (III) Santa Rosa de Copán, un paseo urbano
-
Tesoros de Honduras (II) Sitios arqueológicos de Copán y El Puente
-
Tesoros de Honduras (I)
-
Selva Negra Ecolodge, un ejemplo de sostenibilidad en Matagalpa, Nicaragua
-
Deslumbrante Catar, para visitar sin demora