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Una escapada a Vientiane, la sorprendente capital de Laos
EXPRESO - 30.03.2013
Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés y Ana Bustabad Alonso No tiene mar, y quizá eso lo haya protegido del turismo masivo, ya que de las antiguas colonias francesas de Indochina es con diferencia la menos visitada
Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés y Ana Bustabad Alonso
No tiene mar, y quizá eso lo haya protegido del turismo masivo, ya que de las antiguas colonias francesas de Indochina es con diferencia la menos visitada. Un lujo para los viajeros que buscan sumergirse en el estilo de vida de esta pequeña república asiática.
El río marca la historia de Laos y de su tranquila capital, Vientiane, buen punto de partida para conocer este sorprendente país a orillas del gran Mekong, que hace aquí de frontera natural con Tailandia.
Vientiane guarda un skyline dominado por el verde de las copas, porque pocos edificios superan su altura. Casi en cada manzana, un templo budista, los famosos wat, ejemplos de arquitectura alegre y apacible.
Te los encontrarás por todos lados, pequeños, grandes, dorados, con budas y otras representaciones religiosas, todas sonrientes; doradas, de colores, entre árboles y que suponen un oasis ‘sin humos’ -porque está prohibido fumar- frente al tráfico exterior. Aunque esta es una ciudad muy tranquila, nada que ver con las grandes urbes que proliferan en otros países de Asia.
Has de mostrarte respetuoso con los jóvenes de túnicas anaranjadas con los que te cruzarás. Siguiendo la tradición budista del país, los hombres laosianos pasan varios meses de su vida siendo monjes.
Algunos monumentos están completamente recubiertos de pan de oro, como el That Luang, símbolo nacional que se viste de largo cada noviembre, durante un festival religioso que atrae a miles de personas durante tres días y tres noches.
No hay que perderse tampoco el Wat Si Saket, el templo más antiguo de la capital, ni el Wat Pha Kaew, que ahora alberga un museo. También proliferan los mercados, bulliciosos, coloridos.
Entre unos y otros, los cables eléctricos se tuercen y retuercen a sus anchas. Y por toda la ciudad, pequeños templos en miniatura, puestos coloridos con intrincadas ofrendas florales y cajas-regalo que también se llevan a los monjes, con productos comestibles e incluso útiles de aseo.
Situado en el extremo nordeste de una de las grandes avenidas de la capital, Lane Xang, el Patuxai es la Puerta de la Victoria de Vientiane, y su posición y su forma recuerdan claramente al Arco del Triunfo de París.
Si subes a lo alto, hasta la séptima planta, tendrás una vista preciosa de la ciudad. Te costará 3.000 kip. Si te quedas abajo, no te pierdas los lujosos decorados del techo.
Muy cerca, justo al lado de la Embajada de Estados Unidos, está el That Dam, una especie de campana invertida que dicen contiene reliquias de Buda. Aunque es uno de los monumentos más importantes de la ciudad, pasa casi desapercibido en una rotonda rodeada de tráfico.
Cuenta la leyenda que una vez estuvo recubierta de oro puro, y una serpiente de siete cabezas protegía tan magno tesoro. Lo cierto es que en el siglo XIX, durante la guerra contra Siam –la actual Tailandia-, el monumento fue saqueado y hoy es de color negro.
Justo frente a él, el White Cats es un lugar sencillo pero muy agradable para comer, tomar tranquilamente un café o visitar su jardín de orquídeas. Una botella de Beer Lao, más cara que los refrescos o las bebidas calientes, cuesta por ejemplo 12.000 kip, aunque aquí las cervezas suelen ser de 640 ml.
Entre el palacio presidencial y el Mekong se abre un parque dedicado al deporte. Máquinas de gimnasio al aire libre, circuitos de running, los habitantes de Vientiane se ponen en forma.
Resulta curioso que sus bancos, al igual que los de los templos o los que hay diseminados por el resto de la ciudad, lucen patrocinios de marcas tan prosaicas como Knorr o Lux. Da la impresión de que es un país, que va a despegar turísticamente de un momento a otro, todos están colaborando para ello. Ahora es el momento de conocerlo.
Un centro muy animado
Las calles del centro, en los alrededores del palacio real y cerca del Mekong, son las preferidas por los mochileros australianos que suelen alojarse en hostales muy baratos con conexión a Internet, aunque el precio de los hoteles en Vientiane hace que merezca la pena buscar algo mejor.
También verás agencias que ofrecen billetes muy baratos desde aquí a otros puntos del país, e incluso a los países vecinos. Si tomas un tren nocturno, por ejemplo, llegarás al amanecer a Bangkok por un precio que oscila entre 440 y 1500 baths, dependiendo de la clase.
Y es que aquí en Laos es frecuente utilizar la moneda del país vecino, especialmente para compras un poco grandes, ya que el valor del kip es muy pequeño. También se admite el pago en dólares, pero solo en algunos lugares.
Si te apetece un buen expreso acércate a Le Banneton, un café de estilo francés con una bollería espléndida en la calle Nokeokoumane.
Nada más doblar la esquina, LV City ofrece, además de alojamiento con encanto, masajes tradicionales de Laos –similares a los tailandeses, pero más suaves- muy, muy baratos, por 60.000 kip la hora. Tendrás que pedir cita, porque suele estar muy concurrido.
Al cruzar la calle François Ngin te encontrarás otro local pequeñito con una terraza muy estilosa, Café Sinouk, donde comer un tentempié rápido o una merienda de lujo.
Y muy cerca, también en Nokeokumman Rd, está Monument Books, la mejor librería de la ciudad. Puedes encontrar libros en francés, en inglés, bastante caros, eso sí, espectaculares láminas antiguas y curiosidades como acciones originales de las sociedades coloniales de café, tabaco o carbón.
Si lees inglés y eres aficionado a las novelas policíacas, te encantarán las del Dr. Siri, el detective más famoso de Laos, surgido de la imaginación de Collin Cotterill, que puedes comprar aquí.
Otro lugar muy especial es el Antique Caffe de la calle Setathirrat, situado en la segunda planta de una tienda de antigüedades donde puedes comprar objetos muy curiosos, algunos de la primera época del régimen comunista.
A pocos metros, I-Beam, un lugar con aires occidentales para tomar una copa o comer unas tapas mientras te conectas gratis a la red wifi del local. Con aire acondicionado.
De compras por Vientiane
Laos es una república comunista, pero la legislación se ha suavizado y la progresiva liberalización del comercio hace que se puedan encontrar muchas tiendas curiosas, especialmente de sedas y antigüedades, con precios más que atractivos.
Tip Top Boutique es una tienda pequeña de la misma calle Setathirrat, que vende ropa elegante pero cómoda, como las típicas faldas de seda que utilizan las mujeres laosianas a diario, joyas de plata, y objetos para casa. No te pierdas la enorme pipa de opio que tiene nada más entrar.
En Hmong & Lao, en la calle Nokeokoumane, están especializados en ropa de casa, y tienen unos preciosos baberos hechos a mano. Además, el aire acondicionado y un par de sillones resultan muy agradables para esperar a los más compradores.
En la misma calle hay más tiendas con vestidos de seda fantásticos a muy buenos precios, y también en Samsenthai, otra de las más comerciales, todas por la zona del Nam Phu Trevi. En la esquina, en Nam Phu Square, está Ministry of Silk, que vende prendas a medio camino entre el gusto occidental y el toque exótico.
Y por supuesto no hay que perderse los mercadillos. Muy cerca de la Oficina de Turismo, en la Lane Xang Avenue, está el Talat Sao, que se divide en dos secciones distintas: un centro comercial occidental y un mercado tradicional.
En el primero puedes comprar artículos electrónicos, muchos de imitación, prendas deportivas y joyas, y justo al lado un mercado mucho más modesto donde venden piezas de seda baratas y buenas, e incluso puedes encargar trajes a medida. Le llaman el mercado de la mañana porque los puestos abren muy temprano, pero cierran a media tarde.
Otro lugar muy agradable para comprar es Little House, una cafetería y tienda de artesanías en Manthatourat Road, cerca del río Mekong. Dicen que aquí se sirve el mejor café de Vientiane, y debe ser cierto, porque lo vende a muchos otros restaurantes y cafés de todo el país.
Gastronomía laosiana, especiada y colorida
En Vientiane no encontrarás ni un solo McDonalds, pero es muy fácil probar la gastronomía tradicional, que incluye siempre arroz blanco e ingredientes frescos fuertemente especiados con cilantro, chile picante, menta, jengibre… Acompáñala de una Beerlao, la cerveza nacional.
Pescados, pato, cerdo y ternera son las carnes más populares, y a los laosianos les encantan a la brasa. Prueba la Sai Oua (salchicha típica), el Bing Moo (brochetas de carne de cerdo) o el Bla Kan Sung, peces de río a la brasa.
Uno de los lugares más interesantes es el mercado nocturno que se celebra cada noche en el Boulevard Khounboulom, junto al estadio, animadísimo.No faltan las curiosas tómbolas, el tiro a la botella de plástico, o la zona de juegos infantiles.
Verás puestos de pescado, carne, verduras, comidas preparadas que te venden para llevar en bolsitas de plástico, y que muchos laosianos comen de pie en cualquier esquina, y las delicadas cestas de palma trenzada que utilizan para el arroz blanco, –Niew Khao- apelmazado, que acompaña cada comida.
También por la noche, pero mucho más turístico, hay un mercado nocturno junto al río. Este no es de comida, sino de objetos, ropa y souvenirs. Lo encontrarás en el paseo del Mekong, muy cerca, aguas arriba, de la estatua de Chao Anouvong.
Y, si puedes, no dejes de disfrutar del atardecer junto al río Mekong, en alguno de los bares-barco que hay sobre el río. Te encantará el espectáculo.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Desde Europa no hay vuelos directos a Laos, pero el aeropuerto internacional de Wattay en Vientiane, su capital, cuenta con rutas de su compañía de bandera, Lao Airlines, a Bangkok (Tailandia), Hanoi y Ho Chi Minh City (Vietnam), Singapur o Phnom Penh y Siem Reap (Camboya).
También se puede entrar cruzando el río Mekong desde Tailandia, por alguno de los puestos fronterizos, o desde China o Vietnam. En cualquier caso, hará falta un visado de entrada por el que hay que pagar 20 dólares, el doble de la tasa de salida del país. Es importante llevar una foto de carnet para el trámite.
Cómo moverse
En la capital, Vientiane, te resultará muy, muy difícil, encontrar un taxi. Sí verás tuctucs, una especie de motocarros donde caben como máximo tres pasajeros, y los jumbo, camionetas algo más grandes que te resultarán cómodas para llevar por ejemplo el equipaje.
Páralos y regatea. No importa que lleven más pasajeros, porque se utilizan como taxis colectivos. Como orientación, una carrera de 5 minutos puede costarte unos 30 céntimos de euro.
En algunos lugares turísticos puede que pidan un precio más alto por ser extranjero. Pero en general en Laos no te sentirás como tal, nadie te intentará timar y los laosianos te tratarán con una amabilidad inmensa que suple con creces la falta de entendimiento idiomático.
Una de las formas más agradables de moverse por la ciudad es la bicicleta, aunque hay pocos puntos de alquiler. Pregunta en la Oficina de Turismo de la avenida Lane Xang, cuentan con mucha información actualizada y te atienden en varios idiomas.
Dónde dormir
Vientiane tiene una balbuceante industria hotelera, con algunos ejemplos muy buenos a orillas del río, como el Landmark Mekong Hotel, aún en construcción aunque abierto al público en soft opening; o el Don Chan Palace. Estos son los dos más grandes, con salones para congresos.
Otra opción más céntrica es el Lane Xang Princess Hotel, situado frente a Talat Sao, el mercado de la mañana. Habitaciones con aire acondicionado y conexión wifi gratuita.
También la tiene en todo el edificio el Mercure Vientiane, situado en el centro y con una terraza con piscina muy agradable para comer al aire libre o darse un chapuzón. Como los anteriores, cuenta con habitaciones para fumadores.
El Best Western es también un cuatro estrellas de habitaciones amplias que está en el distrito de Chanthaboury, en plena zona de compras y cerca del palacio presidencial.
Otras cuestiones prácticas
Clima: la mejor época para visitar Laos es de octubre a febrero, la temporada seca, hace calor, pero no demasiado, y aunque sea temporada alta hay poquísimos turistas.
Electricidad: La corriente circula a 220V, y los enchufes suelen ser de varios tipos, por lo que a menudo ni siquiera hace falta adaptador.
Idioma: A pesar de que Laos fue colonia francesa y los nombres de las calles están también en este idioma, nadie lo habla actualmente. Tampoco inglés, salvo en algunos hoteles, restaurantes o tiendas. Así que deberás echarle imaginación.
Moneda: La única moneda legal en el país es el kip, pero también se aceptan el baht tailandés y el dólar estadounidense, sobre todo en las ciudades. Las compras pequeñas se pagan en kips; las medias, en bahts y en dólares lo más costoso.
Se suele regatear, incluso en las tiendas, no te olvides de pedir un descuento. Importante, cambia todos los kips que te sobren antes de salir del país, porque la moneda laosiana no cotiza en el mercado internacional y no podrás cambiarla ni siquiera en la vecina Tailandia. Por experiencia.
Sanidad: es importante llevar un buen seguro que cubra gastos de repatriación en caso de enfermedad, así como el traslado a algún centro extranjero si es necesario.
En Vientiane no es necesaria ningún tipo de vacuna, si acaso un buen antimosquitos, aunque los muchos que hay no suelen picar. Si se va a viajar por otras zonas del país es conveniente consultar antes con Sanidad Internacional.
Desde Vientiane
Vientiane supone solo un aperitivo para conocer este sorprendente país. La red de carreteras no es muy buena, y no abundan los servicios regulares de autobuses, pero es fácil negociar el transporte en camioneta o utilizar el transporte fluvial.
Laos es un país muy montañoso que se vuelve más llano hacia la frontera fluvial con Tailandia, y que cuenta con lugares espectaculares como las montañas de Annam, para hacer escalada, o la meseta de Bolayen, donde se pueden hacer rutas caminando y donde se cultiva uno de los mejores cafés del mundo.
Entre los lugares históricos, el más cercano, a una media hora de la capital y al que puedes llegar fácilmente en tuctuc, es Xieng Khuan, también conocido como Buddha Park. Se trata de un parque que cuenta con más de doscientas imágenes religiosas, algunas realmente grandes, como un Buda tumbado de más de 40 metros.
Te sorprenderá una edificación en forma de calabaza gigante. Si no sufres de claustrofobia, entra y sube hasta lo más alto, tendrás una vista preciosa del parque. A la salida hay un restaurante junto al río Mekong, donde puedes comer y pasar la tarde.
A medio camino entre Vientiane y el Buddha haz una parada en Mai Savanh Lao, una fábrica de seda artesanal donde te enseñarán el proceso de fabricación y podrás comprar piezas muy baratas.
La ciudad más turística de Laos es Luang Prabang, la antigua capital, que está comunicada con Vientiane a través de vuelos domésticos de Lao Airlines. Ahora prácticamente abandonada, continúa destacando por sus templos históricos rodeados de montañas.
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