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Bérgamo, misterio y esplendor de dos ciudades en una
EXPRESO - 10.04.2011
Texto y fotografías: Ana Bustabad Alonso y Federico Ruiz de Andrés
En las estribaciones de los Alpes, al norte de Italia, Bérgamo, capital de la región de Lombardía, es dos ciudades en una, y las dos merecen la pena. La Città Alta, encaramada a una colina, amurallada, mantiene su esplendor histórico intacto. La Città Bassa, de grandes bulevares, repleta de palacios, es también una delicia para recorrer caminando.
Tranquila, barata, y con una gastronomía buenísima, Bergamo está además a tiro de piedra de un montón de aerolíneas low cost como Ryanair, que conecta su aeropuerto con muchas ciudades europeas e incluso africanas.
Este año en que Italia cumple siglo y medio como país unido, Bérgamo lo celebra de una manera especial. Fue aquí, la mañana del 6 de junio de 1859 cuando Giuseppe Garibaldi entró en la ciudad como jefe de los Cazadores de los Alpes, poniendo fin al dominio austriaco, y 180 bergamascos partieron con él en la Spedizione dei Mille, colaborando valerosamente en la unificación del país.
Si se llega en avión, las dos partes de la ciudad, la Città Alta (ciudad alta) y Città Bassa (ciudad baja) se diferencian perfectamente desde el aire, antes de aterrizar en el aeropuerto de Orio al Serio. Al fondo, la precordillera de los Alpes.
Desde el aeropuerto hay autobuses cada veinte minutos, que tardan otro tanto y sólo paran en la estación de tren, en la de funicular y en la Cittá Alta.
El billete, que se compra en la propia terminal, cuesta 2 euros. Pero merece la pena adquirir un bono de 24 horas, 4,5 euros, o de 72 horas, 7 euros, porque incluye todos los transportes urbanos.
Lo mejor es bajarse en la estación de tren, en la plaza Marconi de la Città Bassa, la parte baja de la ciudad, donde se encuentran los mejores hoteles.
Nada más salir se ve de frente la gran avenida Papa Giovanni XXIII; al fondo, el apiñado centro histórico, la Città Alta.
Recorriendo esta avenida arbolada, con terrazas cada pocos metros, hay que pasar por la plaza Nuova, centro neurálgico de la ciudad nueva, y continuar por Via Roma hasta llegar a la estación del funicular, que une las dos partes de Bergamo en menos de cinco minutos.
Caminando por la misteriosa Cittá Alta
El funicular, uno de los más antiguos de Italia, de finales del XIX, nos deja en la ‘Piazza Mercato delle Scarpe’. Su estación, de un añejo estilo neogótico, cuenta con un delicioso café con terracita panorámica.
Desde aquí no hay pérdida. La calle principal de la Cittá Alta, la ciudad histórica, es la Via Gombito, que desemboca en el ágora más famosa de Bergamo, la Piazza Vecchia.
El paseo, empinado y empedrado, se ralentiza inevitablemente con la cantidad de tentaciones gastronómicas, tiendas para degustar los productos bergamascos, pequeños restaurantes, pastelerías… Hay tantas y tan apetitosas que la cuesta arriba se hace eterna. Suenan las campanas.
A media calle está la Torre del Gombito, la torre de piedra más alta de Bérgamo, situada en el cruce del Decumano y el Cardo, las dos vías principales de la antigua ciudad romana. Justo al lado, la Oficina municipal de Turismo.
Sorteando escaparates de dulces, pastas frescas, quesos y salami se llega a la Piazza Vecchia. Amplia y peatonal, con restaurantes, cafés y terrazas muy agradables, su centro está presidido por la ‘Fontana dei Contarini’, vestigio de la época de dominación veneciana.
En esta plaza están la Torre Cívica, el Museo Storico con varias sedes y colecciones, la sede de la Universidad, el Palazzo Nuovo, uno de los lugares preferidos por las palomas, y el Palazzo della Ragione, un edificio medieval del siglo XII que fue el ayuntamiento más antiguo de Italia. Bramante se encargó de la decoración de la fachada.
La Torre Cívica, popularmente conocida como el Campanone, es el símbolo de Bergamo. Cada noche, a las 10 en punto, la campana suena 100 veces recordando antiguo toque de queda, que anunciaba el cierre de puertas de la ciudad.
Merece la pena subir en su moderno ascensor, para descubrir la mejor vista de los tejados y las cumbres nevadas de los Alpes.
Justo detrás de la Piazza Vecchia, atravesando los soportales del Palazzo del Podestá se llega a otro de los espacios emblemáticos de Bergamo, la plaza del Duomo. En pocos metros se apiñan la Basílica di Santa María la Maggiore, la Capella Colleoni y el Baptisterio.
La Basílica impresiona sobre todo por dentro. Aquí el protagonista es el horror vacui, no hay espacio sin decorar. Frescos renacentistas, labrados en oro, y valiosos tapices florentinos y flamencos cubren cada centímetro logrando un efecto impresionante.
El viajero descubre enseguida que en su planta de cruz falta uno de los ábsides. Lo mandó derruir el militar Bartolomeo Colleoni para construir una capilla donde reposarían sus restos. Ahora lleva su nombre. Es la Cappella Colleoni.
Volviendo a la ruta principal, la Via Colleoni desemboca en una plaza tranquila, con grandes árboles que invitan a una parada a la sombra.
Es la Piazza Lorenzo Mascheroni, presidida por la Torre della Campanella. Todavía se conserva el pozo de mármol que aseguraba provisiones de agua en caso de asedio.
Esta plaza es la entrada a la antigua Cittadella, que nació como fortificación militar y hoy, además del edificio de los Carabinieri alberga dos museos muy interesantes, el de Ciencias Naturales y el Museo Cívico Arqueológico. Los viernes por la mañana se celebra aquí un mercadillo.
Al lado, el Huerto Botánico Lorenzo Rota, que ofrece una preciosa vista de Città Alta.
Y justo detrás, atravesando la puerta de Sant’Alessandro, de donde partía el camino hacia el lago Como, está el Largo Colle Aperto, un paseo muy agradable al mediodía, con magníficas vistas al valle y las estribaciones alpinas.
Desde aquí se coge el funicular que sube al castillo de San Vigilio, en ruinas, pero con las mejores panorámicas de la ciudad. El escritor Hermann Hesse, más tarde premio Nobel de literatura, fue uno de los primeros que lo utilizó para descubrir los huertos y jardines de la colina más alta de Bergamo, que se mantienen casi inalterados.
Este es el recorrido principal, pero en la Città Alta hay que perderse sin prisas, descubrir otras plazas y otras calles sorprendentes como Via Arena, donde está la casa natal y museo del compositor Gaetano Donizetti.
Aunque el funicular es más romántico, merece la pena dejar el autobús para una de las subidas a la Cittá Alta. El recorrido, más largo, zigzaguea ascendiendo paralelo a las murallas entre villas señoriales y zonas residenciales que no es fácil descubrir de otra manera.
Eso sí, hay que tener en cuenta que si no se dispone del bono de transporte hay que comprar el billete en un kiosco o en las máquinas de algunas paradas.
Una de las más interesantes es la de puerta de San Giacomo, antigua salida del camino hacia Milán. Bajándose aquí se puede continuar caminando hasta la Città Alta por el Vialle Delle Mura, un paseo arbolado con magníficas vistas de la ciudad, y bancos a cada rato.
Otra opción, mejor para bajar, es descubrir las decenas de escalerillas y veredas que surcan los lados de la colina de Bergamo. Las más accesibles son las que descienden de Borgo Canale.
El esplendor de la Cittá Bassa
Nada de edificios grises e impersonales. El Bérgamo de los siglos XIX y XX es una ciudad de villas palaciegas, llamadas borghi, y de arquitectura de vanguardia representativa de varias épocas a lo largo del tiempo.
El centro neurálgico de la Cittá Bassa es la Porta Nuova, creada con la apertura de las murallas medievales. Cuenta con dos edificios neoclásicos, propileos, a ambos lados, antiguos puestos de aduana.
Desde aquí salen las dos avenidas principales de la ciudad. Via Roma, también llamada Vittorio Emmanuele, que asciende hasta la parte alta, y Viale Papa Giovanni XXIII, que se extiende hasta la estación de ferrocarril.
Un poco más arriba está la Piazza Matteotti, donde se encuentra el Palazzo Frizzoni, sede del Ayuntamiento, y la estatua de Cavour. A ambos lados del ensanche está el boulevard Sentierone, un agradable espacio porticado y empedrado con restaurantes, bares y tiendas, lugar de paseo y encuentro de los bergamascos. Hacia la izquierda se llega a las mejores calles de compras. A la derecha, al Teatro Donizetti.
Los amantes del arte no pueden perderse una visita a la pinacoteca de la Academia Carrara, en la Via San Tomaso, muy cerca de aquí. Su colección, una de las más grandes de Italia, cuenta con otras de Carpaccio, Tintoretto, Brueghel y Bellini, entre otros. Al lado, el Gamec, de arte contemporáneo.
GUÍA PRÁCTICA DE BERGAMO
Dónde Comer
Si comer en Italia es siempre una delicia, la cocina bergamasca no puede, además, ocultar su influencia véneta. Además del excelente café italiano, el mejor del mundo, y de las pizzas y pastas tradicionales, aquí es imprescindible probar la Pollenta alla Bergamasca, una torta de maíz que se comesola o con queso de Taragna, que suele acompañar a la carne estofada; o el Casonsèi alla bergamasca, pasta rellena de carne, salame, uvas y calabaza.
De postre, una Pollenta e Osei, el dulce más famoso de la región, una tartita amarilla de mazapán rellena de bizcocho borracho, crema de chocolate y nueces. Tampoco hay que perderse las galletas de San Pellegrino o la Tarta Donizetti.
En la CITTÀ ALTA están los lugares más agradables para comer, y casi todos a muy buen precio. También hay muchas tiendas que ofrecen degustaciones y donde se pueden comprar productos típicos, mucho más interesantes que los souvenirs, que en esta ciudad ni si quiera son fáciles de encontrar.
Ristorante-pizzeria Da Mimmo. Ubicado en un edificio de 1357, el que fue el más fastuoso palacio privado de la ciudad, y más tarde sede del Servicio Postal del Véneto, es un restaurante coqueto, con arcos de ladrillo, que ofrece cocina tradicional con productos de cultivo biológico. Buenísima su pasta fresca, sus pizzas y su tiramisú. Pero lo mejor es el gran aceite afrutado marca Planeta, de la D.O.P. ‘Val di Mazara’ que ponen en la mesa. Vía Colleone, 17.
Mimmi. Justo enfrente, es una tienda de la misma empresa, con un horario de apertura más amplio, donde se puede almorzar más informalmente, o simplemente degustar unas buenas bruschettas. Wi-fi gratis.
Pasticeria-caffetteriaCavour. Una de las pastelerías más famosas, para tomar un excelente café espresso o un delicioso capucchino, acompañado de dulces artesanos. Lo mejor, su decoración y los cientos de cajitas metálicas que se pueden utilizar como pastilleros o para llevar caramelos.
Dispensa di Arlecchino. Restaurante y tienda degustación de productos de la región como quesos, fiambres –es muy típico el salame- o vinos, con pan buenísimo y mermeladas.
Cooperativa Cittá Alta. Típica cocina casera de Bérgamo con menús baratos y mucho encanto. Vicolo Santa Agata, 19.
Ristorante-pizzeria San Vigilio. Un lugar muy romántico porque tiene unas vistas impresionantes desde lo más alto de la ciudad. A la salida del funicular de San Vigilio. Mejor reservar.
Mangili. Una de las mejores tienda gastronómicas de la ciudad alta. También ofrecen degustaciones. Via Gombito.
Il Fornaio. Vende pizzas por trozos, al taglio. Perfecto para comer sin perder mucho tiempo en sus mesas altas, muy barato y mucha variedad. Via Colleoni 3.
La Cantina di Via Colleoni. Un lugar muy agradable y barato para comer o tomar un vino en su terraza interior. Via Colleoni.
En la CITTÀ BASSA también hay sitios muy interesantes para comer, comprar pasteles y pan o tomarse un clásico helado italiano.
La Brusceta. Muy buenos la Pizza Diavola, los spadone, brochetas gigantes de carne, y el tiramisú, que dicen que es de los mejores de Italia. Mejor reservar. En una bocacalle de Vittorio Emanuelle II, Via G. D'Alzano, 1.
Ol Giopi e la Margi. Uno de los más populares de la ciudad baja. Via Borgo Palazzo, 27.
Heladerías Grom. Casi siempre hay cola para comprar sus fantásticos helados, que aquí se comen durante todo el año. Viale Papa Giovanni XXIII, 60.
Panificio Tresoldi. Boutique de pan y otras delicias de horno. Via Papa Giovanni XXIII, 60.
De copas
Bergamo no es conocida precisamente por su gran ambiente nocturno, pero se pueden encontrar lugares muy agradables para tomar un café o una copa a última hora.
Restaurant & Lounge Bar Vox. A pocos pasos del NH Bergamo, en Viale Papa Giovanni XXIII, 94. Suelen poner música chill-out. Cuenta con una sala donde se puede fumar desde las 18.00 h. Città Bassa.
Ritual Irish Pub. El pub irlandés más famoso de la ciudad. Muy cerca de la Porta Nuova, en la Viale San Francesco de Assisi 3. Cittá Bassa.
Osteria della Birra. Perfecta para probar diferentes cervezas artesanales. Piazza Mascheroni, en la Città Alta.
Dónde dormir
El NH Bergamo está la parte baja, donde están casi todos los hoteles. Estratégicamente situado, muy cerca de la estación de tren y del Centro de Congresos, desde aquí se llega en quince minutos caminando a la estación del funicular que lleva a la Città Alta, atravesando la Piazza Nuova.
Además de asegurar la calidad que es habitual en todos los hoteles de la cadena española, cuenta con ofertas muy interesantes que se pueden encontrar en la web de NH Hoteles.
Dependiendo de la promoción, puede incluir Internet en la habitación, upgrade a una de categoría superior, minibar gratis, late check out y precios especiales para menores de 30 años y mayores de 60.
El NH Bergamo tiene wifi gratis en todas las zonas comunes y cuenta con parking subterráneo, salón de actos y salas de reuniones para un máximo de 180 personas. Su restaurante La Matta ofrece platos tradicionales de la región de Bergamo y cuenta con una terraza en verano.
NH BERGAMO. Via Paleocapa 1/G. 24122 Bergamo (Italia) Tel. +39 035 2271811
Cómo llegar
El aeropuerto de internacional de Bergamo, Orio al Serio, a sólo 5 kilómetros de la ciudad, está unido con muchísimas ciudades europeas con aerolíneas de bajo coste, entre ellas Ryanair. Desde el aeropuerto hay un Airport Bus directo cada veinte minutos.
Por carretera, Bergamo se encuentra en la autopista A4 que une Milán con Venecia. Al llegar es mejor aparcar el coche en la Cittá Bassa y moverse en transporte público.
Desde Milán hay trenes y autobuses cada media hora hacia Bergamo. El trayecto suele durar una hora en condiciones normales, pero se puede alargar hasta dos en las horas punta. También hay trenes que conectan Bergamo con Roma, Bolonia o Florencia en pocas horas.
Dos consejos prácticos
A Bergamo conviene llegar con alguna prenda de abrigo incluso en verano. Aunque la temperatura suele ser muy buena ya desde la primavera, las variaciones de su clima continental hacen que refresque bastante por la noche.
Otro elemento imprescindible en la maleta es el calzado cómodo, para callejear por las cuestas adoquinadas de la Cittá Alta. Sin embargo, siempre puede aprovecharse cualquier olvido para rebuscar en las tiendas más coquetas de la Ciudad Alta, como la Bottega di Norina Betta o la que hace esquina en la Via Gombito con la Piazza Vecchia.
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