La provincia de Teruel, un destino preferente

EXPRESO - 21.11.2024

Cielos limpios en los que ver el cielo estrellado, decenas de pueblos encapsulados en el tiempo, carreteras que recorrer sin prisa y mil y una rutas en las que desentrañar los secretos de una provincia con mucho que contar. 

Teruel es, y siempre será, una provincia donde el término ‘contraste’ no es un concepto manoseado y desgastado como ha sucedido con otros destinos. No, Teruel es un territorio donde vas jugando con conceptos a priori enfrentados, pero que cobran todo el sentido a medida que vas conociendo más y más.

Ruta tras ruta, pueblo tras pueblo, mirador tras mirador, descubrimos una provincia única, repleta de historias singulares. Tanto es así que en la propia provincia se acuñan términos como frescalor, tranquitenso, rapilento, comsopueblita y cienciocio... porque Teruel lo vale.

Piensa en Teruel como un destino en el que quedarse absorto mirando el cielo estrellado, limpio e inmenso, en cualquiera de sus parques y reservas naturales Starlight, exentas de contaminación lumínica.

Cualquiera de sus cientos de noches despejadas al año que, hará que las temperaturas tiendan a ser fresquitas y necesites de abrigo. Pero piensa también en Teruel como ese rincón en el que disfrutar de un chapuzón en sus pozas de agua cristalina, o bajo una cascada, en un embalse o piscina natural, para combatir el acuciante calor.

La provincia posee algino de los pueblos más bellos de España, verdaderas joyas arquitectónicas que parece que el tiempo ha congelado para que conserven toda su magia y su esencia. Rincones tranquilos, perfectos para disfrutar de una forma pausada, íntima y recogida.

Podremos también dar un salto en el tiempo aún más pronunciado hasta la época de los dinosaurios, con recreaciones tan conseguidas que nos harán dudar de la realidad... Como si un Tiranosaurus Rex, nos amenazara con su inquietante presencia. O, imagínate suspendido en el aire a toda velocidad, planeando como un pájaro durante dos kilómetros, con las pulsaciones disparadas y la adrenalina por las nubes.

Eso es porque Teruel también es tranquitenso. Repara un segundo en el subidón que debe dar ‘volar’ sobre el asfalto de un circuito profesional de Moto Gp y Superbikes, el Motorland, emulando a los grandes de este deporte curva a curva. Y luego piensa en otras curvas, pero estas a un ritmo sosegado, calmado.

Carreteras sinuosas que bordean el paisaje como si no quisiera interferir en él, solo para que disfrutes de la conducción y te recrees en unas estampas que cambian cada día, cada estación.

Ese slowdriving que rompe con el frenetismo y las prisas del día a día, donde todos van con prisa y agobiados... Aquí no. Aquí los protagonistas sois tú, tu coche y kilómetros de asfalto para recorrer con calma. Ya lo has adivinado. Teruel es rapilento.

Visualízate a ti mismo admirando la obra de un genio internacional como Luis Buñuel en su Centro de Calanda. Vanguardista, descarado, fresco y transgresor. Un icono mundial que jamás renunció a sus orígenes. Unas raíces bien profundas de las que se enorgullecen unas gentes que, exaltando su sentimiento de pertenencia al mundo rural, siguen evolucionando y dando pasos de gigante en técnicas, métodos y avances, por ejemplo en una gastronomía espectacular. Ser cosmopueblita es cuestión de actitud, y en Teruel hay de sobra. 

¿Cómo definirías la comunión entre aprender sobre zoología, minería, paleontología, gastronomía o astronomía y hacerlo a través de experiencias singulares que puedes disfrutar con amigos, pareja o en familia? Porque en Teruel lo llaman cienciocio. Para el común de los mortales, significa descubrir distintos municipios del territorio y su riqueza paisajística, siempre desde una llamada al turismo sostenible.

Que Teruel sea ese básico que, como viajero, nunca falte en tu lista de destinos por los que dejarse caer sin importar época ni mes del año, porque siempre habrá un rincón, una postal, una actividad que te dejará con ganas de más.

Expreso. Redacción. J.R

Comentarios