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Puerto Pirámides: el placer de hacer turismo como un vecino
EXPRESO - 08.07.2023
Este cálido y acogedor poblado de 700 residentes con todas las condiciones y comodidades para vivir una inigualable experiencia turística en pleno contacto con la naturaleza, en Argentina.
Sobre el Mar Argentino, Península Valdés es un accidente costero de contorno casi triangular unido al continente por el istmo Carlos Ameghino.
En el corazón de esta formación geológica que data de millones de años se ubica el pintoresco poblado de mar y campo de 700 habitantes Puerto Pirámides, único centro urbano declarado Patrimonio Natural Mundial por la UNESCO desde 1999.
Con rumbo sur sobre la ruta nacional 3, y desviando por la ruta provincial 2, se accede a este sitio, principal asentamiento urbano de la península.
Ligado profundamente al mar, las casas bajas decoradas con grandes murales y pintadas con colores estridentes abren al máximo los sentidos, al tiempo que entablan una perfecta comunión con el medio.
A lo largo de su callecita principal se encuentran los diversos locales de artesanías, colegios, entes municipales y alojamientos que ofrecen todo lo necesario para que la estadía de los visitantes sea inolvidable… Al final, un fulgurante color turquesa indica la línea costera. A través de sus bajadas se accede a las playas, de aguas mansas, transparentes, y sobre la costa una variada oferta de hospedaje, gastronomía y agencias de excursiones.
El mundo natural se hace presente desde el momento mismo en que se toma rumbo a Puerto Pirámides. Al abandonar la ruta 3, luego de Desempeño, se accede al Área Protegida, por lo que se debe circular con muchísima atención puesto que andan libremente todo tipo de especies animales como son guanacos, maras, choiques y ovejas.
Al llegar al poblado, con la vista sobre el amplio Golfo Nuevo, esta realidad se amplia para apreciar la diversidad de fauna marina que, por las condiciones naturales del sitio les sirve de base. Pingüinos de Magallanes, Elefantes marinos, Orcas, Delfines y la presencia estelar de la especie que ubica en el mapa mundial a Puerto Pirámides: la Ballena Franca Austral.
Puerto Pirámides: chiquito, tranquilo, seguro y natural
En la calle se percibe una mixtura especial… los chicos que van a la escuela, paisanos a caballo por la calle principal y los vecinos que se abastecen para sus quehaceres cotidianos, en la armonía de un poblado con apenas 700 residentes que se mezcla con los mochileros, familias de visita y los diversos turistas que arriban a la localidad.
Puerto Pirámides ofrece una amplia variedad de actividades y alojamientos que proveen todos los servicios necesarios para que, pernoctando allí, se pueda vivir una experiencia completa en este pequeño sitio con una enorme riqueza cultural y natural.
Pasar los días en este lugar es abstraerse del vertiginoso ritmo de las ciudades. El tranquilo ritmo de vida hace que sea apreciable todo el tiempo el canto de las aves al incesante compás de las olas que rompen en la costa…
Un cielo abierto que de día se pierde en la infinidad del horizonte, telonero de imponentes atardeceres que brindan o quitan paulatinamente su luz a las formaciones de piedra que encuadran el golfo, y que de noche sostiene un sinfín de estrellas que brindan todo su esplendor, un brillo que se refleja en las calmas aguas del océano… Ideal para incursionar en el astroturismo.
Al ser un poblado pequeño, a los pocos días, más que un visitante se es un vecino al que todos saludan, y dónde desplazarse de un lado al otro puede hacerse tranquilamente a pié, accediendo a lugares idílicos, paisajes majestuosos y a las oportunidades que da la naturaleza…
Ideal para todas las edades; cuando baja la marea es cuando en la restinga resulta posible descubrir invertebrados, anémonas y caracoles; o visitar la ‘Playa de la Piedra Guacha’, 3 km de playa de arena fina de gran valor fósil, donde como elemento central se observa una formación de piedra erosionada que queda a la altura del mar y que le da su nombre.
A su alrededor se perciben innumerables cuevas, a las que también se puede acceder a través de una caminata que provee algunas de las vistas panorámicas más extraordinarias, incluyendo la Bahía de Pirámides y la boca del Golfo de Nuevo.
A veces, teniendo los ojos puestos en el mar, desde la terraza, el balcón o la ventana de la habitación, se ve una nube de vapor, y otra, como marcando ritmo, un compás… Son las ballenas francas que pasan por allí con su característico soplido, saludando a los espectadores que rápidamente se ubican sobre la costa para presenciar una de las cosas más bellas que Pirámides tiene para ofrecer.
Esta realidad inmersa en el mundo natural se ve reflejada en todo, incluida la gastronomía. Una cita obligada en Puerto Pirámides es degustar los múltiples platillos de mar que conforman la carta de los diferentes restaurantes, con principal atención en los mariscos.
Esto no es casualidad, en un sitio como este, la pesca es más que una actividad económica, es un estilo de vida… Cada día, pescadores artesanales se sumergen en el Golfo de San José para recolectar manualmente vieiras.
Ya en las cocinas, estos fabulosos mariscos son convertidos en una obra de arte culinario. El platillo característico del lugar es ‘Vieiras gratinadas con queso y vino blanco’.
Se trata de un molusco contenido en una concha que en su parte superior es plana y en la inferior acanalada, siendo un alimento excepcional en lo gastronómico y en lo nutricional. Su carne es firme y de textura algo fibrosa y un estallido de mar en el paladar, acentuado con el característico aroma y gusto del parmesano y el vino blanco.
Siempre para todas las edades
Puerto Pirámides es un lugar peculiar donde la naturaleza rige toda su actividad, ya que se encuentra dentro de un Área Natural Protegida, que además ha sido declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Esto, lejos de ser una traba es la apertura de un enorme abanico de posibilidades.
Es un lugar chico, en donde las caminatas permiten atravesar los distintos atractivos; la costa, como límite y acompañante permanente, dictando el fondo musical que las olas provocan al romper en la orilla.
La naturaleza no se busca, se presenta en Puerto Pirámides… Basta estar sentado mirando el mar para divisar el soplido, escuchar los golpes de cola o ver el salto de una ballena; dar con la marea baja para descubrir todo tipo de especies que el mar deja atrás en la restinga, caminar con rumbo a la Playa de la Piedra Guacha, las Cuevas por senderos que ofician como miradores panorámicos...
No importa la edad, Puerto Pirámides se abre para todos, con la calidez de un poblado pequeño que ve en el visitante, más que a un turista, a un vecino.
Expreso. Redacción. J.R
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