Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés y Ana Bustabad Alonso
Lisboa amanece con aroma a café expreso, que se disputa el título de mejor del mundo con el italiano, y desde ese momento hasta última hora de la noche la ciudad es un no parar de sabores y olores intensos, un auténtico festín para los sentidos.
El secreto de esta ciudad es que nunca se ha alejado de los frutos que da su tierra, ni de sus tradiciones, y aún hoy es una de las pocas capitales del mundo que esconde huertos urbanos tras sus fachadas de color pastel. En Portugal hasta los cocineros de vanguardia han vuelto a las recetas de toda la vida.
Si ya se te está haciendo la boca agua, acompáñanos por esta ruta sabrosa donde te mostramos lo más nuevo y lo mejor de siempre, un recorrido que puedes seguir paso a paso en Foursquare por los sabores más auténticos que te esperan en Lisboa.
Sigue paso a paso esta ruta por los sabores de Lisboa
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La Baixa
Colmados, bares, el barrio más señorial reinventa sus tradiciones.
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El Chiado
Biológico y sofisticado, sigue siendo el de los cafés y los artistas.
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Alfama
Vistas, artesanía, sardinas, vuelta al lugar exacto donde comenzó todo.
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Campo Ourique
Una tasca de cocina impecable con las mejores recetas de Vitor Sobal.
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Museo do Traje
Las huertas de su Jardín Botánico son aún un secreto muy bien guardado.
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Bairro Alto
De la huerta a la cesta cada sábado en el mercado del Príncipe Real.
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Liberdade
Dos siglos después, la ciudad recupera esta avenida como paseo público.
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Bacalhoeiros
El mejor lugar para cargar la maleta y emprender el viaje de vuelta.
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GUÍA PRÁCTICA
Además de los mejores sitios para comer, te contamos en esta Guía Práctica cómo llegar, cómo moverte por Lisboa y dónde dormir.
Y en Foursquare hemos dejado todas las pistas para que sigas paso a paso esta ruta en tu móvil.
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Prepárate para comer como nunca, porque hemos buscado para ti los mejores restaurantes de la ciudad, donde podrás disfrutar de los platos de toda la vida y de otros completamente nuevos, pero todos con ese sabor auténtico de Lisboa.
Desde la Baixa señorial hasta el Chiado de los artistas; desde el Bairro Alto a la Avenida da Liberdade, la tradicional Alfama o la famosa calle de los Bacalhoeiros; te descubrimos lo mejorcito de la capital portuguesa.
Y como no solo de comida vive el viajero, también te llevamos de compras por tiendas de lo más original, por mercados biológicos, y te descubrimos los bares con más carácter. Una ruta nueva por la Lisboa de siempre que puedes seguir paso a paso en Foursquare. Descárgate la aplicación en tu móvil y síguenos, te va a encantar.
Reinventando la tradición en la Baixa
Racimos de bananas de las Açores, láminas de bacalao salado, frutas frescas… La Baixa Pombalina pierde su carácter señorial para entregarse a los colmados de toda la vida, donde frutos de la huerta peninsular conviven con delicias de ultramar en aromático desorden.
En los alrededores de la Praça do Comercio, antiguo Terreiro do Paço, hay muchos lugares donde iniciarse en platos tradicionales de Lisboa como el famoso Iscas com elas, un filete de hígado con patatas, o si lo prefieres un Bife á café. Y, por qué no, adentrarse en los sabores del resto de Portugal y pedir por ejemplo una Lampreia do Minho.
El restaurante Pessoa, uno de los clásicos, lleva desde 1864 cocinando de manera tradicional en el número 190 de la Rua dos Douradores, paralela a la de la Prata. Pide un Arroz de polvo à Minhota, ‘bem balandrinho’, y una Torta especial de la casa. Cierra los sábados, y los jueves hay Cozido à Portuguesa.
Si prefieres algo más rápido y económico, busca la cafetería Sao Nicolau en la misma Baixa, tiene una terraza en la esquina de la Rua Augusta donde sirven unas deliciosas Tostas mistas (buenísimos sándwiches de pan de verdad) y dulces de los de toda la vida.
Café do Rio es una hamburguesería gourmet en la que se cocina con los mejores ingredientes portugueses, como Presunto (jamón) de Chaves o Queijo da Beira Baixa, carne de vaca 100% biológica, y productos D.O.P (Denominação de Origem Protegida). Además, la presentación abre el apetito a cualquiera. Está en la Rúa da Alfándega, 114.
Tras años de reformas, a la Praça do Comercio le falta muy poco para estar resplandeciente, y bajo sus soportales amarillos vuelven a colocarse las vendedoras de castañas, o de fresas, según la temporada. La escena la completan los cables del tranvía, que atraviesan el azul del cielo.
Aquí, a la vuelta de la oficina principal de Turismo de Lisboa, encontrarás uno de los locales más originales de la ciudad. El restaurante Terreiro do Paço cuenta con varios espacios gastronómicos diferentes. En el patio interior, dentro o en la terraza, puedes probar uno de los mejores sushi de Lisboa, o escoger el buffet de sabores de siempre con un toque fresco, divertido, para comidas apresuradas o para deleitarse con la sobremesa.
Sobre las mesas de madera, una botella de buen aceite de oliva virgen portugués y una ramita de olivo. En las paredes, un mapamundi realizado con fotografías, frases rotuladas y varios mapas antiguos procedentes de escuelas de las ex colonias portuguesas.
Tras la comida, no te podrás resistir al escaparate de la pastelería Solar de Chaves, en la rúa Aurea, donde fabrican diariamente especialidades dulces y saladas de todo Portugal. Prueba las manzanas asadas, envueltas en hojaldre como si fueran un regalo cubierto de canela.
La vuelta a los sabores de siempre no tiene por qué ser solo gastronómica. Haz una parada en la Casa das Aguas, un anticuario en la Rua Aurea donde encontrarás LPs antiguos, placas centenarias, matrículas del siglo pasado, relojes, y muchos más cacharros curiosos en divertido desorden.
En la Rua do Crucifijo, paralela a la Aurea, la peluquería Metro Studio combina el estilismo de vanguardia con el respeto a las tradiciones, como lo demuestra la respetuosa rehabilitación del antiguo local, en el que han dejado el ladrillo visto pintado de blanco.
Otra de las paradas imprescindibles en este paseo por la Baixa de siempre es el mítico Café Buenos Aires, que acaba de abrir otro local ‘na Fábrica’ en la antigua fábrica de la Confeitaria Nacional, con la misma carta de siempre. Está en las escaleras de la Rúa do Duque, 22, y el plato estrella es el Bife à Argentino, aunque puedes pedir medio, tendrás más que suficiente. No te pierdas sus ensaladas con flores y fresas, mejor en la terraza, aunque está tan solicitada que tendrás que reservar mesa. Cierra los domingos.
Biológico y sofisticado Chiado
De la boca de Metro Baixa-Chiado salen destellos de luces de colores, un toque futurista en franco contraste con el cercano Elevador de Santa Justa, que va a cumplir los 110 años. Por 5 euros puedes subir desde la Baixa al Chiado, a partir de las 7 de la mañana y hasta las 10 de la noche en invierno, una hora más en verano. Luego unas escaleras te llevarán al mirador, con fantásticas vistas de toda Lisboa.
Al salir te darás de frente con el Largo do Carmo, una plaza arbolada con terrazas que sabe a historia. A un lado, un quiosco donde puedes comprar postales como las de siempre, y echarlas directamente al buzón azul, o al rojo, para envíos urgentes.
Al otro lado, junto al Museo Arqueológico, la Comandancia General de la Guardia Nacional Republicana, escenario privilegiado de la Revolución de los Claveles en 1975. Resulta curioso detenerse a observar el pequeño cambio de guardia a las horas en punto.
Atravesando la plaza, en la Travessa do Carmo, está el Brio – supermercado biológico uno de los cinco que hay en la ciudad. Abierto cada día, incluso los domingos, vende alimentos ecológicos de pequeños productores, pan biológico, hierbas aromáticas, pastas, compotas ecológicas, congelados, productos de limpieza, comida para bebés, bizcochos, carne fresca, verduras de temporada, e incluso alimentos para gatos y perros totalmente naturales.
Además del supermercado, tiene un restaurante-bar de cocina biológica, Origem, y una terraza, donde podrás probar sus magníficas ensaladas, tartaletas, crepes… todo sabor. Nada más entrar verás una mesa con degustaciones gratuitas y algunas recetas a disposición de los clientes. Aquí no valen las prisas.
Además, hay una pequeña sección de libros de alimentación y de cómo plantar o hacer huertos. Y un espacio dedicado a la línea de cosméticos Mádara. También puedes saborear sus productos cocinados en el restaurante Fábulas, muy cerca.
Caminando sin mirar al cielo, la enorme variedad de calçadas portuguesas que decoran las aceras en gris y blanco te llevará sin que te des cuenta por todos los rincones de este Chiado sofisticado, cultural, el barrio de los artistas, de los cafés, los intelectuales, del teatro.
Dos lugares especiales para compras sabrosas son el Grapes & Spices, en la Rua do Alecrim, 49; donde encontrarás vinos, aceites, compotas, patés… y el DOP Delicias de Origem Portuguesa, en la Travesía do Carmo, 1; aquí tienes vinos, aceites, conservas, helados e incluso platos listos para llevar. Todo del mejor origen portugués.
Alfama, el lugar donde todo comenzó
Desde la Praça Luís de Camões, en el Chiado, coge el famoso tranvía nº 28, amarillo, en dirección al Largo Portas do Sol; haz el viaje con las ventanillas abiertas, disfruta del bamboleo sobre los raíles y de su interior original, con agarradores de cuero y metal.
Al llegar, junto al mirador, frente a las fachadas de color vino y ropa tendida, verás una inscripción en azulejo descolorido de las Leyendas de Lisboa. Norberto de Araujo lo describe con unas frases que podrían traducirse así:
‘A los pies de Santa Lucía los tejados de Alfama se anidan en cascada continua. Aquí un fragmento de aguafuerte, allá un pedazo de acuarela. Este escenario alfarista, gris, moteado de rosa y verde guisante, asciende a la fachada blanca de Santo Estevao, como queriendo bendecirme, urbanismo delirante de laberintos’.
Por muchas veces que hayas estado en la ciudad blanca, no puedes perderte el Castelo de São Jorge, donde todo comenzó, una de las colinas más altas de la ciudad y donde Lisboa fue conquistada a los árabes en 1147. Tiene también una de las mejores vistas, y desde arriba descubrirás en el entramado de viviendas algunos pequeños huertos.
La entrada al castillo, abierto de 9 a 14 horas de marzo a octubre, y de 9 a 18 horas de noviembre a febrero, te costará 7 euros. Pero merecen la pena. Al terminar la visita, quédate un rato en el mirador de piedras irregulares y disfruta del silencio. Las parejas se sientan en los bancos de piedra y dejan caer aquí la tarde bajo los pinos, asomados a su muralla con cañones apuntando al río Tejo.
Nada más salir, en la Rua Bartolomeu de Gusmão te encontrarás una esquina coqueta, de malva y buganvillas, es la entrada al restaurante Claras em Castelo, que lleva el nombre de uno de los dulces más tradicionales del país.
Justo al lado, una tienda de artesanía con mucho estilo, Nobre Povo, y el Wine bar do Castelo, que tiene vinos de todas las denominaciones de origen de Portugal, y más de 150 de ellos se pueden pedir por copas.
Si prefieres los sabores más auténticos de la Alfama, las tascas de la plaza Largo do Contador Mor son el mejor lugar para disfrutar unas sardinas asadas, especialmente en junio, coincidiendo con la fiesta de San Antonio, cuando están en sazón.
Caminando cuesta abajo llegarás hasta la Sé, la catedral de Lisboa. En sus antiguas caballerizas, en la Rua Augusto Rosa, 40; haz una parada en Arte da Terra para comprar artesanía portuguesa de siempre, como los Lenços dos namorados, pañuelos que las muchachas bordaban a punto de cruz, o dulces tradicionales procedentes de todo el país.
Una tasca inolvidable en el Campo de Ourique
Si coges el tranvía nº 28 en dirección a Estrela llegarás en pocos minutos al Campo de Oruique, donde el chef Vitor Sobral ha abierto uno de los restaurantes más especiales de toda Lisboa.
La Tasca da Esquina, que así se llama, está en el número 41 de la Rua Domingos Sequeira y tendrás que reservar mesa, porque la comida es tan buena que siempre está llena.
No es una tasca al uso, sino un local nuevo e informal que reinventa los sabores de toda la vida. Te sorprenderá su decoración sencilla, con detalles originales como papel de embalar a modo de mantel, o los postres servidos en tarritos de mermelada reutilizados.
Además de ‘petiscos’ y raciones, tiene varios menús degustación de cuatro a siete platos entre 18 y 33 euros, que están impresionantes porque Vitor Sobral cocina con una técnica impecable e infinito respeto los ingredientes de siempre.
Para empezar te pondrán un Queso asado amanteigado de oveja alemtejano, y las imprescindibles aceitunas. Su arroz de Gabidela se llevó un premio al mejor del mundo, pero no puedes perderte tampoco las Láminas de bacalao con puré de habas negras y vinagreta, la Crema de setas con mousse de requesón, ni los berberechos con limón y perejil.
Buenísimos también los postres. Mousse de chocolate, Farofias y Creme Queimado son algunas de sus especialidades. Si quieres, además, puedes pedir mesa en la zona de fumadores.
Huertas llenas de secretos en el Museo del Traje
De todas las huertas que esconde Lisboa, donde nacen y crecen los ingredientes más auténticos de sus cocinas, las más sorprendentes están al norte de la ciudad, nada menos que en un Jardín Botánico, en el complejo del Museu Nacional do Traje.
Tras una entrada señorial, la fachada de rosa pálido enmarcada de magnolias centenarias y palmeras da paso al Parque Botánico do Monteiro-Mor, que abre todos los días y es todavía uno de los secretos mejor guardados de Lisboa.
¿Cómo llega el jardín romántico de un palacio a albergar plantaciones de judías, de pimientos, de tomates? Todo comenzó hace unas tres décadas, cuando los trabajadores del museo pidieron permiso para cultivar la tierra en sus ratos libres.
En 2009 surgió la idea de extender la posibilidad a cualquier lisboeta, y desde entonces cada año se adjudican en pública subasta las huertas del Jardín Botánico desde 3 euros el metro cuadrado, dependiendo de la extensión y la ubicación.
Pero en el Jardín Botánico no solo hay huertas. El parque cuenta con las cinco partes tradicionales de una quinta portuguesa: bosque, jardín, frutales, jardín de plantas aromáticas y huerta. Y sí, todas están a pleno rendimiento.
Junto a las plantaciones de romero, tomillo, cebollas, berzas, fresas, lechugas, encontrarás por ejemplo la primera araucaria plantada en Portugal, y cientos de especies exóticas traídas de todo el mundo en el siglo XVIII por el marqués de Angeja, pero también jardines salpicados de esculturas contemporáneas.
Una vez al mes, en la tienda del museo se venden los productos de la huerta. Según la temporada, podrás llevarte nueces en bolsas de malla, membrillos recién cogidos del árbol, pimientos verdes… Al lado del improvisado mercadillo, un carruaje de época preside el vestíbulo principal, con sus impresionantes arcadas de ladrillo visto.
Merece la pena reservar un día para escaparse hasta aquí, porque hay mucho que ver. El metro que va a Paço do Lumiar te deja muy cerca del Largo Júlio de Castilho. Además del Jardín Botánico, aprovecha para visitar las exposiciones del Museo del Traje y las del Museo del Teatro, contiguas.
La entrada normal cuesta 4 euros y el Jardín Botánico ofrece muchas otras posibilidades como visitas guiadas para grupos, meriendas al aire libre en sus prados, y alquiler de espacios únicos para celebrar eventos profesionales o incluso fiestas de cumpleaños.
Caminando por los 3000 metros cuadrados del Jardín es muy posible que tengas suerte y te encuentres con su director, el arquitecto Rui Costa, un enamorado del Jardín. Aprovecha para charlar un rato con él junto al estanque de la araucaria, su lugar preferido, aprenderás mucho de plantas, de sabores y de historia.
Sábados de compras verdes por el Bairro Alto
Junto con la más reciente del Cais do Sodré, el Bairro Alto sigue siendo una de las zonas más animadas de la noche en Lisboa. Pero cada sábado por la mañana lisboetas y turistas tienen una cita aquí con los alimentos naturales, en el parque del Príncipe Real del Bairro Alto, donde se monta el mercado biológico.
Si no te apetece caminar mucho, toma el Elevador da Gloria que comunica la Avenida da Liberdade con la calle San Pedro de Alcántara, te ahorrarás una buena cuesta. A ambos lados del ascensor, el Ayuntamiento ha reservado un espacio a los artistas urbanos, que llenan de arte las paredes de la vía.
Verduras de todos los colores y formas, algunas que solo se encuentran aquí como la couve portuguesa, aceites de primera presión en frío, miel, panes caseros, hierbas aromáticas, manzanas imperfectas que saben a manzana…
La mañana se te hará muy corta, y cuando cierre el mercado, hacia las dos, puedes disfrutar leyendo la prensa en alguna de las terrazas del parque, a la sombra de los grandes magnolios.
Desde el mercado, bajando por la Rua don Pedro V, la calle de los anticuarios, detente un momento en el mirador de San Pedro de Alcántara y aprovecha para hacer una parada en el Solar do Vinho do Porto, un espacio muy agradable que reúne los mejores vinos dulces de Portugal.
Tardes de paseo en la Avenida da Liberdade
En pleno siglo XXI, la Avenida da Liberdade de Lisboa también regresa a los sabores de siempre, y ha recuperado el carácter de ‘Paseo Público’ que tenía en sus orígenes, dos siglos atrás.
Haz una parada para tomar un café en alguno de sus tradicionales kioscos que ahora son bares, punto de encuentro con los amigos. Cada uno está especializado en un tipo de música, y cuenta con agenda de conciertos.
Si te apetece una comida inolvidable, reserva mesa en El Terraço, el restaurante del hotel Tivoli Lisboa, en un ático con terraza. Pide la Cataplana da casa, de bacalao y gambas, la preferida del chef Paulo Pinto.
Eso sí, no te puedes ir sin postre, porque aquí preparan uno de los mejores de toda la ciudad, una Sopa de morangos de receta tradicional angoleña. Verás cómo las fresas caramelizan lentamente sobre las llamas con Kirsch, Brandy de cereza, Grand Marnier y azúcar, porque te lo preparan en la misma mesa. Sencillamente impresionante.
La habitación 600 de este hotel fue casa de la famosa actriz portuguesa Beatriz Costa durante los últimos treinta años de su vida. Una gran fotografía la recuerda en la entreplanta, junto a un gran ramo de orquídeas y una vitrina con objetos curiosos de la historia del alojamiento.
Cuesta abajo llegarás a la plaza del Rossío, centro neurálgico de la ciudad, con sus puestos de flores junto a la fuente. Justo al lado, en el número 2 de la Rúa do Amparo, encontrarás todas las semillas que quieras, desde legumbres hasta flores exóticas, en la tienda del señor Victor, Hortelao Soares & Rebelo, que va camino del siglo.
A pocos metros, otra parada imprescindible para tomarte una ginjinha, el licor más famoso de Lisboa. Puedes optar por el local más famoso, el de Ginjinha Espinheira, en el Largo de Sao Domingos, o por Ginjinha Eduardino, en la Rua das Portas de Santo Antao, a pocos metros y más barata.
Rua dos Bacalhoeiros, sabores para llevarse a casa
De vuelta ya hacia la estación de Santa Apolonia, caminando o a bordo de uno de esos taxis color crema que tiene Lisboa, casi todos Mercedes, haz una parada en la Rua dos Bacalhoeiros (calle de los bacaladeros). Aquí te esperan los últimos sabores auténticos que además podrás llevarte a casa.
La Conserveira de Lisboa lleva 80 años vendiendo las mejores conservas de la ciudad en el número 34. Más de 120 variedades de latas de atún, pulpo, ovas, el caviar portugués de bacalao, sardinas, caballa… Todas las que puedas imaginar formando un mosaico de colores brillantes en las antiguas estanterías de madera.
Son, además, un regalo perfecto, porque te las empaquetan primorosamente con papel de estraza, un cordel blanco y una pegatina que recuerda que esta es una de las Lojas com Historia, las tiendas históricas de Lisboa.
Un poco más adelante, en el número 117, frente a la Casa dos Bicos, Silva & Feijó mantiene el espacio original de una antigua cordelería, pero ahora vende delicias como Azeitonas de Abrantes, Queijos de la Serra da Estrela y pan recién hecho.
No te vayas con hambre. En esta misma Rúa dos Bacalhoeiros encontrarás restaurantes baratos con terrazas para probar el Churrasco de frango con piri piri, pollo picante a la brasa; o una Espetada, un plato típico portugués de carne o pescado con verduras. Las hacen muy buenas en el número 133, en la Churrasqueira Santo António.
GUÍA PRÁCTICA
Lisboa está muy bien comunicada por aire, pero para volver con la maleta cargada de delicias gastronómicas es mucho mejor viajar a bordo del Surexpreso, un trenhotel que sale cada tarde de la capital portuguesa y viaja toda la noche hasta Irún-Hendaya; o en el Lusitania, que hace también un recorrido nocturno hasta Madrid.
El viaje ha perdido algo de su encanto original desde que se jubilaron los antiguos trenes lusos y Renfe instó a Comboios de Portugal a alquilar los españoles, pero aún así te encantará si reservas una de las cabinas de Gran Clase, individual o doble, que cuentan con cuarto de baño privado, e incluyen en el billete la cena y el desayuno.
Ya en el andén, a punto de embarcar, echa un último vistazo a la pared azul pastel de la estación. Una placa rinde aquí homenaje a Humberto Delgado, ‘el General sin miedo’, que llegó a Santa Apolonia un 16 de mayo de 1958 para luchar por la libertad de Portugal. Lisboa no olvida sus raíces, sus sabores de siempre.
El transporte urbano en Lisboa es muy bueno pero muy caro. Un viaje en tranvía, por ejemplo, cuesta 2,90 euros, y los elevadores entre 3,50 y 5 euros. Por eso merece la pena sacar la tarjeta de transporte Lisboa Card.
Se vende en los Lisboa Welcome Center, de Turismo de Lisboa. La oficina principal está en el Terreiro do Paço, pero tienes uno en la misma estación de tren, y también en el aeropuerto.
Hay Lisboa Card desde 24 horas, 17,50 euros por adulto y 10,50 los niños; hasta 72 horas, 36 euros y 18,50 para los niños; y no solo incluye viajes ilimitados en tranvía, autobús o elevador, también un 43% de descuento en el Aerobus, y entradas gratuitas a la mayoría de lugares de interés, como el Museo del Traje y del Teatro, o el Castillo de San Jorge.
Dónde dormir
Para esta escapada sabrosa a Lisboa te proponemos el LX Hotel, un alojamiento boutique en el número 12 de la Rua do Alecrim, al inicio del Chiado y junto al famoso Casi do Sodré, muy bien comunicado con el resto de la ciudad.
Aquí llega el Aerobús número 1 desde el aeropuerto, muchas de las líneas de tranvía, y estás a pocos minutos en taxi de la estación de Santa Apolonia, que recibe cada mañana a los trenes-hotel que cruzan la frontera desde España. Además, por la noche hay un ambiente fantástico, porque las calles aledañas al Cais do Sodré son la zona de moda de la noche lisboeta.
El LX Hotel, que pronto ampliará su capacidad, recibe al viajero con maletas de colores junto al ascensor, una decoración delicada en las habitaciones, con elementos curiosos como trampantojos; y un desayuno buffet reducido pero muy cuidado, con bizcochos caseros, zumos y mermeladas naturales.
Para que no te pierdas ninguno de los apetecibles lugares que has visto en el reportaje, hemos creado esta ruta en Foursquare que los incluye todos.
Descárgate la aplicación en el móvil y nuestra lista Lisboa sabores de siempre. Podrás seguir fácilmente el recorrido en el mapa, hacer check-in en los lugares que visites y dejar comentarios para ayudar a otros viajeros.
josé salgueiro (no verificado)
28.05.2012 - 23:29
Se nota que este capítulo está concebido antes de comer...
victorgp (no verificado)
02.12.2012 - 20:25
A todo español que se vaya a Lisboa NO ir al bar
TAPAS BAR 52 cerca de la plaza principe real nos han timado por 3 copas de vino de la casa (peleon) y una caña 15.75€ y encima cuando nos hemos quejado nos responden que los españoles tenemos que salir mas de viaje para aprender.
¡¡¡ QUE MORRO Y QUE MAL EDUCADOS !! Por el resto merece la pena y la gente super amable y cordial.
espppri (no verificado)
18.02.2013 - 13:05
Lisboa es una de las ciudades donde mejor se come del mundo, yo os recomiendo que os perdáis caminando por sus callejuelas y paréis en cualquier tasca pequeña.
Además los lisboetas son muy amables con los españoles, incluso intentan hablarte en español si no entiendes el portugués
ammei (no verificado)
18.02.2013 - 13:06
¿Cuál es el mejor mes del año para visitar Lisboa? Estoy pensando en organizar una escapada de fin de semana con mi familia. Gracias