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Las islas Amami, un paraíso tropical en Japón
EXPRESO - 09.06.2024
Sus inmaculadas playas de arena blanca y sus aguas cristalinas, además de sus arrecifes de coral, su amplia fauna marina, sus cuevas de roca caliza y sus bosques convierten al archipiélago de Amami en un edén en mitad del océano Pacífico.
Las islas de Amami conforman un archipiélago de ocho islas situado en la prefectura de Kagoshima, en el extremo sur del Japón continental.
La capital de esta prefectura es la ciudad de Kagoshima, conocida como el ‘Nápoles de Oriente’, debido a su extraordinaria bahía, a su volcán y a su clima templado. Además, gozan de merecida fama por sus primorosas playas, que las convierten en el lugar idóneo para los amantes de las actividades acuáticas, como navegar, practicar surf o bucear.
Estas ocho islas forman parte del parque nacional de Amami Guntō. Destacan por sus densos bosques subtropicales, representados por sus míticos manglares y con un rico ecosistema muy bien preservado. Albergan una gran variedad de seres vivos y especies únicas en peligro de extinción, como el conejo de Amami.
Amami-Oshima, uno de los principales destinos isleños de Japón
Amami-Oshima es la isla de mayor extensión del archipiélago y la novena de todo Japón. Está situada en el mar de China Meridional, entre Kyushu y Okinawa. Fue declarada patrimonio de la UNESCO en julio de 2021 por su singular biodiversidad.
Está rodeada por playas de arena blanca y aguas extraordinariamente cristalinas, con arrecifes de coral y coloridos peces tropicales que la convierten en un lugar idóneo para los amantes del submarinismo.
El 65 % de su superficie es zona boscosa, de hecho, en la costa central, se halla el segundo bosque de manglares más grande de Japón. Una de las mejores formas de conocerlo es navegándolo en kayak cuando la marea esta alta.
Isla de Tokunoshima, la isla del togyu
Es la segunda isla más grande del archipiélago y también fue reconocida como Patrimonio de la UNESCO. Destaca particularmente por la práctica de una variante de la Tauromaquia denominada togyu o sumo de toros, donde dos toros se enfrentan cuerpo a cuerpo en una ardua pelea. Esta práctica se remonta más de 400 años atrás.
Sus playas de arenas prístinas dejan sin palabras. La Playa del Príncipe Aze, destaca por sus singulares especies de coral y sus hermosos árboles Hitachi, con una enorme copa en forma de campana. La playa de Mushiroze está compuesta por enormes rocas planas de granito, además, es un buen lugar para pescar.
El Parque de Innojofuta es otra visita obligada, allí se encuentra Megane Iwa, la cueva de los cristales, que ofrece unas vistas impresionantes del océano Pacífico.
Los amantes del submarinismo deben visitar la costa de Senma, donde se encuentra la cueva submarina de Umbuki. Allí pueden contemplarse enormes bancos de peces tropicales y, según la época del año, la migración de tortugas marinas.
Isla de Okinoerabu, la isla de las cuevas
Okinoerabu, situada entre Tokunoshima y la isla Yoron, está repleta de arrecifes de coral. Además, su flora y fauna son únicas y abundantes: tortugas, serpientes marinas, estrellas de mar, pulpos, rayas y tiburones arrecife.
A las aguas azul intenso, los arrecifes de coral y las playas vírgenes, se le suma un nutrido sistema formado por entre 200 y 300 cuevas de roca caliza, muchas de ellas consideradas como lugares sagrados por la población local.
La más grande y popular es la caverna de Shoryudo, con una extensión de 3.500 metros. Los primeros 600 metros están abiertos al público pudiendo observarse unas impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas.
Sus acantilados son un lugar fantástico para practicar senderismo y descubrir sus numerosas playas ocultas. Las más populares son las de Wanjo y Yakomo, dotadas de buenas infraestructuras y lugares de acampada.
Isla de Yoron, la isla terapeútica
Es la isla menos conocida del archipiélago, se extiende a lo largo de veintitrés kilómetros cuadrados y tiene una población de poco menos de 5.000 habitantes. Su ambiente relajado es ideal para aquellos que buscan huir del bullicio de las grandes ciudades y de las aglomeraciones.
Observada desde una perspectiva elevada, su exuberante frondosidad y su distintiva configuración, semejante al signo de puntuación, confieren a esta isla el epíteto de ‘la coma verde’.
Para disfrutar y relajarse, nada mejor que visitar sus playas. Algunas, como la de O-kaneku, que se encuentra en la zona oriental, o la de Akasaki, ubicada al sureste, ofrecen multitud de infraestructuras y servicios, como barcos con el fondo de cristal o, si se busca más emoción, una excursión en motos acuáticas. Frente a la playa O-kaneku, aparece y desaparece, según las mareas, un banco de arena llamado Yurigahama, la “playa fantasma”, digno de visitar entre marzo y octubre.
Otro lugar que debe visitarse es la costa de Terasaki, al noreste de la isla, donde pueden admirarse dos singulares rocas con forma de dragón.
Y si lo que se busca es variedad, existe un pequeño jardín botánico llamado Yunnu Rakuen, que alberga más de 300 tipos de plantas autóctonas de la isla. Yunnu es el nombre autóctono de la isla y rakuen, en japonés, significa paraíso.
Experiencias culturales
Aparte de sus playas y de su naturaleza virgen para practicar todo tipo de actividades al aire libre, las islas Amami también son conocidas por la elaboración de tejidos de seda de primera calidad llamadas ‘Oshima Tsumugi’, considerada como uno de los tres tejidos más importantes del mundo.
Su peculiaridad se encuentra en la técnica de ‘teñido con barro’, un método que consiste en la decocción de plantas autóctonas y barro rico en hierro para producir un color negro profundo y brillante, muy parecido a las plumas mojadas de un cuervo. En toda la isla podremos ver establecimientos con prendas teñidas con esta técnica, así como talleres especializados. Los kimonos japoneses tejidos con esta tela son especialmente apreciados y valorados.
Cómo llegar
Las islas Amami son accesibles mediante servicios aéreos desde las principales urbes, así como mediante trayectos marítimos tanto desde Kagoshima como desde otras localidades.
Los vuelos desde Tokio demandan 2 horas y 10 minutos, mientras que desde Osaka y Kagoshima, 1 hora y media y 50 minutos respectivamente.
Asimismo, Amami-Oshima figura como escala en la travesía marítima que une Kagoshima y Naha en Okinawa, con un tiempo estimado de navegación de 11 horas desde Kagoshima y 13 horas desde Okinawa.
Expreso. Redacción. J.R
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