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Los secretos de Burgos
EXPRESO - 02.03.2009
Texto: Federico Ruiz de Andrés
Texto: Federico Ruiz de Andrés. Fotografías: Ana Bustabad Alonso
Ahora que la crisis amenaza con dejarnos temblando, nada mejor que una escapada especial que, por pocos euros, reconforte el espíritu viajero sin alterar demasiado el bolsillo. Burgos tiene todos los ingredientes para ese fin de semana perfecto. Con un casco viejo que invita a callejear, la catedral de torres góticas más bonitas de España y una gastronomía contundente, quedan pocas excusas para no visitarla.
Las opciones son muchas y muy apetecibles. Una buena elección son los paquetes de oferta del grupo Rice, que cada mes lanza promociones de alojamiento más gastronomía para todos los gustos. Puestos a elegir entre ellas, cualquiera que incluya una cena en uno de esos fogones que se ha ganado a pulso su prestigio en la ciudad castellana, el restaurante-asador Puerta Real.
Es fácil encontrarlo, está justo frente a la catedral, en una placita coqueta, la del Rey San Fernando. Nada más entrar se siente uno relajado. El local tiene una barra amplia, y unas 20 mesas. La decoración es agradable, sutil y cómoda para el cliente.
El restaurante está abierto desde hace poco más de tres años y cierra sólo los domingos por la noche. Podría decirse que la cocina es una fusión entre la gastronomía tradicional castellana y unos toques de vanguardia, eso sí, con productos burgaleses siempre que se puede, y todos de primerísima calidad.
La carta de vinos, con introducción de Narciso Alonso Cortés, guarda un impresionante surtido, con 340 referencias en bodega: además de los vinos españoles, de Bordeaux, del Douro portugués, de Argentina, vinos dulces, champagnes y, por supuesto, Riberas de Duero.
Si el viajero tiene dudas, se las resuelve divinamente Tasio Benito que, además de sumiller de profesión y Nariz de Oro, es el gerente del restaurante Puerta Real. ‘Elegir el vino para maridar correctamente el plato es cuestión de sensibilidad y de generosidad: los mejores vinos de nuestra bodega triunfan cuando se comparten', aconseja Benito.
Una comida memorable se puede comenzar aquí, por ejemplo, con una cecina con foie, una ensalada de perdiz, o un revuelto de perrechicos, esas setas de primavera de sabor delicado. Acompañada, por ejemplo, de un vino Anta 10 -los meses que lleva en bodega-, un Ribera del Duero burgalés, elaborado con uvas tempranillo, merlot y cavernet sauvignon.
Si en todos los platos se nota el cuidado por la calidad de la materia prima, las carnes son especialmente buenas. Unos lomitos de lechazo con trufa al armagnac o al brandy, con patata frita y senderuela si ha llegado mayo, o un solomillo traído expresamente de Sedano, de Villadiego o de Villarcayo, que se sirve con puré de manzana del valle de las Caderechas.
Los postres hacen también patria. Entre todos, el que mejor le sale al jefe de cocina, Luis Miguel Camarero, es el helado de queso de Burgos con teja almendrada y frutas del sotobosque, que está de lujo.
Además del local principal, el restaurante cuenta con otros espacios que ocupan todo el edificio, y está decorado con calidez y buen gusto. La cocina se encuentra en la segunda planta. Una más arriba, en la tercera, el salón ‘Las bóvedas', donde pueden comer entre 22 y 30 personas. Tal vez el más agradable sea el ‘Salón de las cavas', situado en el sótano.
Durante todo el año, el Puerta Real ofrece propuestas especiales como los ‘Secretos de Burgos' o las ‘Cenas maridadas'. Estas últimas, que incluyen 7 platos, escenificadas en comedor privado, para grupos de más de diez personas. Estas y otras ideas pueden encontrarse en la web del restaurante, o en la del grupo Rice, si se prefiere un paquete con alojamiento.
Tras la cena, a medio paseo sobre las piedras centenarias, una parada en el café España, un clásico burgalés desde 1921, en el número 12 de la calle Laín Calvo. Los precios son altos, pero el ambiente merece la pena.
La noche espera en el hotel Rice, un pequeño establecimiento de cuatro estrellas que ha sido renovado recientemente, al que se llega enseguida caminando. Este clásico de la hotelería burgalesa mantiene un sabor añejo en su decoración historiada, al gusto inglés. Situado en la avenida de los Reyes Católicos, tiene la ventaja de estar muy cerca del centro histórico y a la vez en una zona tranquila y bien comunicada con el resto de la ciudad.
El hotel cuenta con acceso a Internet gratuito y la posibilidad de abandonar la habitación por la tarde, si hay disponibilidad. Pero lo mejor son las diferentes ofertas que mantiene todo el año. Escapadas románticas, con niños, suites a buenos precios o fines de semana de enoturismo, con visitas a bodegas, entre otras.
Lo que sobra en Burgos son ideas para completar el fin de semana. Callejear sin rumbo, ver y dejarse ver en el Paseo del Espolón, a lo largo del río, subir al Castillo para contemplar la ciudad desde lo alto, o una escapada a la Cartuja de Miraflores o al Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas son algunas de ellas.
En la web del Patronato de Turismo de Burgos pueden encontrarse las mejores rutas o los rincones más especiales, así como una agenda con las citas más apetecibles de cada temporada. O, por qué no, descargarse un plano y descubrir por uno mismo todos los secretos que esconde la ciudad del Cid.
Agradecimiento:
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internautacarlos (no verificado)
30.07.2012 - 17:44
Nosotros celebtamos alli nueztra boda, en plan intimo y con poca gente. Devcir que salimos todos encantados, tanto por la comida como por la atencion y el trato, todo fueron facilidades. Un ole para Tasio y todo su equipo. Gracias por hacernos tan agradable ese dia, siempre recordamos con mucho carino esos momentos. Tanto que un mes dedpues de la boda repetimos celebracion y menu con amigos. Ah, genial para ir con ninos. Un abrazo