Moravia del Este, también llamada Región de Zlín (Chequia)

EXPRESO - 19.06.2016

Son muchas las razones que nos llevan a la Región de Zlín, pero todo allí gira en torno a la poderosa personalidad de Tomàs Bat'a y de su hermano y sucesor Jan Antonín, cuyo milagro de la industria del calzado trascendió épocas, fronteras y políticas gracias a su visión humanística e internacional del negocio, anticipándose más de un siglo a algunos logros sociales y a la globalización.

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Pero vayamos por partes. Moravia, esa región de pasado celta, entre Bohemia y Eslovaquia, inmersa siempre en el crisol centroeuropeo, formando parte de Checoslovaquia desde 1918 y más tarde de la República Checa, soportó los zarandeos de dos guerras mundiales y aún así guarda interesantes muestras de su florecimiento industrial de entreguerras, al que acompañó un peculiar concepto urbanístico. Todo ello además del legado cultural vinculado a su pasado imperial de raíces cristianas.

Zlín, turismo industrial, historia, urbanismo...

Zlín, capital de la región del mismo nombre, la más oriental de Moravia y, por tanto, de Chequia (creo que ya se llama así oficialmente), era un pueblo de 3.000 habitantes cuando en 1894 Tomàs Bat'a fundó la fábrica de calzado que marcaría su futuro. Fue el proveedor de botas para el ejército austrohúngaro durante la 'Guerra del 14' y alcalde en 1923. A su muerte, en 1932, Zlín contaba con 35.000 habitantes. Pero la gran expansión llegó con su hermano Jan Antonín, que tomó el relevo el 1931 y pasó de 16.000 empleados a 100.000, en 1939.

En ese período abrió factorías en Malasia, de donde importaba el caucho; en Argentina, suministradora de cuero; en India, fabricando los zapatos Batanagar; además fundó docenas de ciudades nuevas al estilo de Zlín por todo el mundo. En Eslovaquia, Francia, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos..., hasta la invasión alemana de 1939, cuando se refugió en Canadá. Al final de la Segunda Guerra Mundial sufrió la nacionalización por los comunistas y continuó como Bata Import and Export Company of Canadá.

En la etapa dorada todos los hilos partían del 'rascacielos Bata', apodado también 'el 21', un edificio de hormigón armado, vidrio y ladrillo rojo terminado en 1938, que, con sus 77,5 metros de altura, era el edificio más alto de Chequia. Jan Antonín dirigía su imperio desde un despacho de 25 metros cuadrados montado en un ascensor, de tal modo que se movía por los distintos departamentos de la empresa sin apartarse de su mesa. Este ascensor, accesible hoy a los turistas, contaba con aire acondicionado y lavabo, además de espléndidas vistas de toda la ciudad.

El desarrollo de la ciudad siguió el movimiento de 'Ciudad Jardín' según los principios del británico Ebenezer Howard, adoptando el concepto de 'modernidad urbana' de Le Corbusier, quien llegó a visitar Zlin en 1935 y en cuyo taller se redactó el 'plan urbano'. Los viajeros interesados en urbanismo encontrarán interesantes edificios singulares de esa época. Citaremos aquí uno de los más peculiares, concretamente de 1932: Gran Cine, el mayor de Europa, con 2.850 butacas y pantalla de 9x7. Esta maravilla de la tecnología es obra de los arquitectos checos Miroslalav Lorenc y Frantisek Lydie Gahura.

Anotamos algunas curiosidades sobre esta ciudad de Zlin, cuya primera referencia escrita es de 1322. Durante 42 años del siglo XX cambió su nombre por el de Gottwaldov. Sucedió en 1948 en honor al primer presidente comunista de Checoslovaquia, Klement Gottwald, y lo mantuvo hasta 1990, después de la desaparición del ‘telón de acero’.

Actualmente es conocida en el mundo del automovilismo por el Barum Czech Rally Zlin, iniciado en 1971, que se corre sobre asfalto en agosto. Está patrocinado por neumáticos Barum, en cuyos inicios encontramos también el nombre de Bata, quien, como buen conocedor del caucho, inició la fabricación de neumáticos para bicicletas en 1931. Una visita inexcusable es la del Museo del Calzado, entre los mejores del mundo.

Kromeríz, jardines renacentistas del Palacio Arzobispal

En Kromeríz está la esencia de las joyas culturales de Moravia del Este. Nos referimos sobre todo al Palacio Arzobispal, que, además de su mérito arquitectónico, guarda una interesante biblioteca histórica de los obispos de Olomouc, con valiosos originales musicales de Mozart, Beethoven y Vejvanovského; un gabinete numismático con importante colección de monedas y medallas; además de una gran pinacoteca, entre las más valiosas de Chequia, con obras de artistas tan notables como Tiziano, Van Dyck o Cranach. En realidad este era el Palacio de verano de los Obispos de Olomouc, poderosos nobles que, merced a sus mecenazgos, lograron reunir un gran tesoro en manuscritos y pinturas.

Parte inseparable de este monumento son sus magníficos jardines: El Jardín de Palacio propiamente dicho, aunque tiene sus orígenes en la Edad Media, sufrió su última transformación en el siglo XIX convirtiéndose en un parque inglés de 64 hectáreas en el que encontramos tres estanques y numerosos edificios románticos. Algo más alejado está el Jardín de las Flores. Es del siglo XVII y está organizado en torno a un pabellón octogonal que alberga un péndulo de Foucault de 24 metros de cable, colocado por el botánico y astrónomo Nabelek. Es de destacar su galería porticada de 244 metros, la fuente del león y la de los tritones, sus laberintos, el rectangular y el redondo... Un lugar para perderse y encontrarse sin prisa, ya en relax. Esta maravilla ocupa un lugar destacado en la arquitectura de jardines europea y, con el conjunto del Palacio, es reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 1998.

Por lo demás, Kromeríz es una agradable ciudad (ostenta ese título desde el siglo XIII) rebosante de cultura y bella arquitectura que todos los años alberga numerosos congresos, exposiciones y festivales de música. Tiene iglesias interesantes entre las que destaca la de San Juan Bautista, la mejor representación del barroco florido de Moravia, y las Bodegas Arzobispales, próximas al palacio. Recordamos que actualmente existe un pequeño tren para turistas que parte de la Gran wwaza y tiene su final en el Jardín de las Flores. Por cierto, este trenecito dispone de guía-audio en español.

Conexiones y contactos

Las mejores conexiones:

En esta ocasión hemos llegado a la Región de Zlín en ómnibus desde Praga, lo cual supone un atractivo añadido si se dispone de tiempo para visitar la siempre apetecible ‘madre de las ciudades’. Hasta Zlín son unos 300 kilómetros, pasando al lado de Brno, capital de la Moravia Meridional y segunda ciudad de Chequia. Y, muy cerca de ésta, los estudiosos de las guerras napoleónicas tienen un lugar mítico: Austerlitz, hoy, Slavkov o Brna, bien anunciado con grandes paneles alusivos.

Sin embargo, Moravia (Meridional, del Este o Moravia-Silesia), que es la más oriental de las regiones checas, está muy cerca de Austria (40 km) y de Eslovaquia (60 km) y con buenas conexiones aéreas desde aeropuertos próximos. Concretamente Kromeríz tiene tres aeropuertos internacionales a menos de 150 kilómetros por carretera: Viena a 145, Ostrava, la capital de Moravia-Silesia, a 110, y Brno a 68; además de Bratislava, a 190. Esta cercanía proporciona múltiples posibilidades de combinación con los destinos del Danubio y de toda Europa Central.