Nos cierran el Niemeyer

EXPRESO - 12.12.2011

Ana Bustabad Alonso, periodista

Es triste que Avilés se quede a medio camino de reinventarse como un icono cultural del siglo XXI y un destino turístico de primer orden gracias a la arquitectura, como ha ocurrido con Valencia o Bilbao…

 

El Centro Niemeyer de Avilés, uno de esos proyectos arquitectónicos que por sí solos sitúan en el mapa mundial a cualquier ciudad, cierra esta semana sus puertas a la espera de que Gobierno y Fundación lleguen a un acuerdo sobre su futuro.

Una pena. No solo por el dinero público y las ilusiones invertidas de tantos ciudadanos, sino porque se trata de un regalo para toda Asturias y toda España.
Es el último proyecto emblemático de un maestro que ha demostrado en este Centro las enormes potencialidades del hormigón armado haciendo una arquitectura ‘más libre, menos estandarizada', según la describe el propio Oscar Niemeyer.
Independientemente de quiénes sean los responsables de este cierre, es triste que Avilés se quede a medio camino de reinventarse como un icono cultural del siglo XXI y un destino turístico de primer orden, como ha ocurrido con Valencia o Bilbao.
La arquitectura sobresaliente dignifica a una ciudad hasta apropiarse de su carácter y rediseñar su marca turística. Nadie duda a estas alturas de la rentabilidad de invertir fortunas en dinero público para conseguir un emblema que pase a la posteridad.
Hoy en día basta fichar a un buen estudio de arquitectura para lograr lo que durante siglos requería de miles de jornadas en mano de obra. El poder atrayente de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Santiago Calatrava o las obras de Frank Gehry en Bilbao y la Rioja Alavesa puede compararse sin pudor con las pirámides de El Cairo o la catedral de Santiago como iconos ciudadanos.
Conscientes de ello, todos se apresuran a colocarse para la foto inaugural. Pero pocos piensan más allá de dos legislaturas. Los poderes públicos deberían ser –están obligados política y éticamente- más cuidadosos a la hora de planificar el futuro de estas inversiones multimillonarias, garantizando su continuidad para el disfrute colectivo.
No solo en lo que a modelo de gestión se refiere, también previendo que el presupuesto destinado a las obras públicas ha de incluir necesariamente el mantenimiento de las mismas, algo que se olvida con demasiada frecuencia.
Esta que firma ha visto descascarillarse literalmente obras maestras como el Kursaal de San Sebastián o el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid la misma semana de su estreno. Como lo oyen.
Por supuesto, no toda la culpa la tienen los políticos. Gran parte han de asumirla los arquitectos, a los que la ley impone años de responsabilidad sobre sus proyectos, y que sin embargo olvidan a menudo que la mitad de su labor ha de desarrollarse a pie de obra y que estas han de satisfacer las necesidades de uso de sus congéneres.
Decía William Morris que 'la arquitectura es cualquier alteración introducida en la superficie terrestre con objeto de satisfacer las necesidades humanas, exceptuando solo el riguroso desierto'. El resto, son maquetas vacías. Simples esculturas.
 

Comentarios

internauta (no verificado)

Pues sí, de maquetas vacías sabemos algo también en Santiago de Compostela.

Lo que tenemos aquí, la 'GAIÁPOLIS', como la denomina mi amigo Couselo (Ciudad de la Cultura en el monte Gaiás), es un magnífico contenedor de aire y sueños que, estando todavía a media ejecución, no solo ha agotado el presupuesto previsto sino que lo ha multiplicado varias veces. Todo ello, después de varios años, hoy paralizado, con serias dudas sobre su continuidad y sin concretar su uso ni su mantenimiento.

En el caso de Avilés, ya pudieron dejar pasar esta semana para que el mítico Niemeyer celebre tranquilo su 104 cumpleaños.

Saludos.

internauta (no verificado)

Y además el Centro Niemeyer tenía una propuesta gastronómica muy original y atractiva, que bien gestionada, ajustada quizás un poco mejor, podría generar interesantes ingresos al Centro, lo cual sin duda contribuye a su viabilidad.

Hablando de viabilidad, creo que los responsables políticos, se olvidan a menudo de los planes de viabilidad de los nuevos "monstruos" que crean. Lo fácil es crear cosas, lo difícil mantenerlas.

Que por favor, todo nuevo proyecto se acompañe de un plan de viabilidad "realista" porque lamentablemente no vemos más allá de la construcción, apertura, ... pero los tiempos no están fáciles y hay que generar productos que sean atractivos en el mercado, que la gente esté dispuesta a pagar por ellos y que generen ingresos que permitan su sostenibilidad a medio y largo plazo. Por tanto, que todo proyecto se vea acompañado de un plan de negocio realista.

Manuel Romero - DINAMIZA

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