Las estaciones de tren más espectaculares de la República Checa

EXPRESO - 16.06.2020

Testigos mudos de cientos de historias y de los vaivenes del tiempo, las estaciones de tren han formado parte de las vidas de los viajeros desde hace siglos.

En ese devenir algunas han mudado de piel, pero otras permanecen atrapadas en lejanos periodos de opulencia.

Desde la Oficina de Turismo de Chequia han querido compartir con nosotros los secretos de las más especiales.     

Si las emociones ocuparan un espacio tangible las estaciones de tren tendrían que construirse del tamaño de las catedrales, ya que han sido, desde siempre, punto de inicio y punto final de millones de historias.

Esos lugares de tránsito, testigos de rutinas, resultan muchas veces invisibles para quienes persiguen la vida en una carrera contrarreloj. Ese es uno de los motivos por el que la mayoría de las estaciones que recordamos con cariño son las de la infancia o aquellas que hemos descubierto mientras viajamos por placer.      

Por algunas estaciones, injustamente relegadas al olvido, ya no circulan los mismos trenes de hace un siglo, no se agitan pañuelos ni se escuchan el silbido de la locomotora o la voz de ‘viajeros al tren’.

Tampoco se arrastran pesadas maletas cargadas de esperanza, ahora todo es más liviano, trolleys sobre cuatro ruedas y menos incertidumbre al viajar (al menos hasta estos últimos meses).      

Sin embargo, aún sin ser prioritario hoy día, no hay otro medio de transporte capaz de transmitir un grado similar de romanticismo ni de recoger tan bien la esencia del viaje. En ese vagar por el mundo, las estaciones de ferrocarril son ese marco fundamental que quedará grabado junto al abrazo o el beso de despedida.      

Estaciones que compiten en belleza y comodidad     

Por suerte, siempre hay personas o grupos que velan para que espacios tan valiosos como las estaciones de ferrocarril sigan presentes en la era de la modernidad y de los trenes de alta velocidad. En Chequia, esa labor la realiza la Entente Florale CZ – Souznění, una asociación de amantes de los trenes que pusieron en marcha el concurso ‘La estación de tren más bonita de Chequia’ en 2007.

Con esta competición se ha logrado incentivar el cuidado de las estaciones, ya que no solo se valora de forma positiva la parte estética, arquitectónica o histórica, sino que también se considera el grado de comodidad de los viajeros.

El mecanismo del certamen es muy particular, ya que son los propios trabajadores del ferrocarril los que realizan la selección previa de 10 estaciones, que serán las que los usuarios podrán votar posteriormente.    

Algunas de las estaciones que frecuentemente forman parte de ese selecto grupo elegido por los ferroviarios  y que ahora nos recomiendan desde Turismo de República Checa son:       

Estación de tren de Lednice  

Una de las más mágicas de la República Checa, tanto que incluso ha sido protegida por la Unesco. Su estética te transporta a su fecha de construcción, a finales del siglo XIX, un viaje en el tiempo favorecido por el hecho de que solo pasen por ella trenes históricos de vapor. Aunque solo circulen en verano, sigue mereciendo la pena acercarse para admirar su maravillosa fachada cubierta de cerámica.

Es, sin duda, una excusa perfecta para visitar Lednice, una ciudad de Moravia del Sur que sorprende también con un magnífico palacio gótico, jardines y balnearios.

Estación de Nemilkov, lo más parecido a un hogar

Rodeada de árboles, la estación de Nemilkov da la bienvenida al viajero como si fuese un impecable anfitrión con un hogar en perfecto orden de revista.

La preciosa fachada de ladrillo rojo está adornada con losas decorativas blancas que rodean las ventanas, de cuyos alféizares asoman flores.

Y esto ha sido así desde su origen, en 1888, cuando se decide conectar Bohemia del Oeste con Eslovaquia. Su aspecto, que hoy día puede sorprender, era el habitual en los edificios de esta localidad de la región de Pilsen.

El conjunto acoge no sólo la sala de espera sino también un depósito de carga y habitaciones para los trabajadores de la estación

Estación de tren de Mariánské Láznĕ  

Una ciudad balneario de la importancia de Mariánské Láznĕ, que atraía a personalidades tan relevantes como Strauss, Goethe, Kafka, Chopin, Freud, Kipling o el mismísimo rey británico Eduardo VII, debía tener una estación a su altura.

Y lo consiguió, porque en 1872 se construyó este majestuoso conjunto de estilo Art Nouveau, donde no sólo se recibían trenes sino también calesas y tranvías.

La armonía de sus tonos cremas, los grandes ventanales y su ornamentación eran y son los mejores compañeros de las esperas.    

Estación de Rynoltice, la más coqueta  

Si no fuese por el rótulo azul con el nombre sobreimpreso en blanco, pocos identificarían la de Rynoltice como una estación ferroviaria. Antes pensarías que es una vivienda, un hotel o una casa rural.

Es tan encantadora, con su tejado a dos aguas, fachada de ladrillo rojo con elementos de madera, ventanales blancos y flores por doquier, que dan ganas de quedarse a vivir en ella. Su coquetería, unida a los elementos de confort, auparon su candidatura en el concurso de las mejores estaciones de tren hasta el primer puesto en 2013.   

Para que los viajeros se sientan como en casa, los empleados se esfuerzan en cuidar los jardines y los espacios comunes. Para verla hay que dirigirse al norte del país, cerca de la ciudad de Liberec.

La estación de tren en Ostrava – Hlavní nádraží  

Las estaciones evolucionan y se adaptan a los nuevos tiempos. Si un viajero que hubiese hecho el primer trayecto en tren a Ostrava, el 1 de mayo de 1847, pudiese repetirlo ahora no la reconocería.

En ese momento, esta parada en la línea Viena-Cracovia supuso un gran impulso para la industria del carbón y siderúrgica de toda la región. Sin embargo, aquella pequeña estación se ha ido ampliando durante los siglos XIX, XX y XXI hasta convertirse en un espacio adaptado a las exigencias actuales.   

La remodelación que más dio que hablar fue la del arquitecto Lubor Lacina en 1967, que se prolongó durante ocho años y que apostó por el ‘estilo Bruselas’, siguiendo la estética de la Expo 58 de la capital belga. Ahora es un importante nudo de comunicaciones de la tercera ciudad más poblada de la República Checa.

La estación de tren en Nižbor   

La mayor particularidad de esta estación del siglo XIX, en el pueblo de Nižbor, es que casi se podría considerar un centro temático ferroviario, ya que no solo se puede admirar la terminal con su tejado a dos aguas y sus fachadas de color amarillo, sino que parte de los edificios anexos han sido adaptados para otros usos respetando su impronta.   

El depósito ferroviario de madera es un buen ejemplo, ya que allí se ha instalado un restaurante, el Zastávka Nižbor, ‘La Parada’, que ha conservado la estructura y disposición para ofrecer una experiencia auténtica. Vagonetas, viejos bancos de las salas de espera, rampas y material obtenido de anticuarios configuran estos espacios a disposición del público.

Expreso. Redacción

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