Un viaje al centro de la Tierra: la ‘catedral de sal’ del Algarve

EXPRESO - 17.10.2024

Bajo los cimientos de un Algarve casi desconocido, de aires musulmanes y entorno verde serrano, se esconde el enclave turístico más profundo de Portugal: la mina de Sal-Gema de Loulé.

Un viaje a las tradiciones en el que conocer in situ uno de los oficios más antiguos de la región, que ha esculpido a su paso una auténtica ‘catedral de sal’: el ‘oro’ del Algarve.

Una vez arriba, te espera una ciudad encantadora con un castillo del siglo XIII, laberintos de calles empedradas y talleres de artesanos abiertos al público.

Bajo el Algarve más tímido y desconocido, a 230 metros de profundidad, se encuentra el enclave turístico más profundo de Portugal: la Mina de Sal-Gema de Loulé.

Allí, al abrigo de serranías vestidas de verde intenso, donde la hermosa luz algarvía no llega, se realiza uno de los oficios más antiguos del Algarve, el de los mineros que siguen manteniendo con vida una de las industrias que aún hoy lleva el nombre de esta región por todo el mundo: la industria de la sal.

El ‘oro’ del Algarve

Acercarse a conocer cómo se extrae de estas formaciones geológicas de hace millones de años es otra manera de hacer turismo. Una en la que descubrir otra de esas tradiciones que hacen del Algarve un destino tan apetecible. Contagiarse del ritmo pausado que late en las profundidades del Algarve es el mejor plan para este otoño. ¿Te vienes al centro de la Tierra? ¡Ponte el casco que bajamos!    

Descender 230 metros (unos 12 edificios de 10 plantas cada uno) desde la superficie terrestre y adentrarse en esta ‘catedral de sal’ es un viaje en sí mismo; uno que te lleva a otro Algarve, en el que la luz, el olor y la vida transcurre a otro ritmo.    

Aquí abajo, en la Mina de Sal-Gema de Campina de Cima, en el municipio de Loulé, se extiende un laberinto de galerías en el que los colores y la inmensa maquinaria lo deja a uno sin palabras. El ‘oro’ del Algarve se extrae de las paredes de esta mina esculpiendo a su vez grutas que convierten a esta mina en una auténtica ‘catedral de sal’ en la que se abrazan, en total armonía, la extracción de sal gema y el turismo minero, ofreciendo a los visitantes una experiencia única.    

Durante un recorrido de aproximadamente 1,3 kilómetros, el viajero podrá vivir una auténtica aventura subterránea junto a Fininho, la mascota de la mina, y su amigo Salty, dos perfectos anfitriones con los que aprender sobre geología e ingeniería, comparar la evolución de la maquinaria y de las técnicas de extracción a lo largo del tiempo y disfrutar, cómo no, de la belleza de esta mina formada por sal gema hace 230 millones de años de antigüedad.    

Aparte de ser testigo directo de cómo transcurre el trabajo en una mina activa, el viajero podrá además visitar la exposición ‘Santa Bárbara, Patrona de los Mineros y Otras Artes’, que se extiende sobre suelo salino en una de las cuevas.

Esculturas de espectacular tamaño, pinturas y utensilios religiosos, procedentes de varios países y desarrollados con técnicas de ejecución diferentes, son solo algunas de las curiosidades que sorprenden a esta profundidad, donde descansa también una colorida muestra del artista contemporáneo Klaus Zylla. No siempre se puede disfrutar del arte a 230 metros bajo tierra. 

Expreso. Redacción. J.R

Comentarios