La paz se merecía un museo en Irlanda del Norte

EXPRESO - 08.10.2024

En el Bogside, el barrio obrero que se extiende al otro lado de la muralla de Derry, escenario de algunas de las batallas más sangrientas del conflicto norirlandés, acaba de abrir sus puertas el Peacemakers Museum.

Se trata de un espacio de reconocimiento a años de diálogo por la paz y a las personas que nunca dejaron de sentarse a hablar, a pesar de todo. Un museo en el que conocer la vida ‘suspendida’ de los ‘Bogsiders’ entre 1972 y 2007

Al otro lado de la espectacular muralla del siglo XVII (una de las mejor conservadas de toda la Isla Esmeralda) que rodea la ciudad de Derry, en Irlanda del Norte, está Bogside, un barrio encantador y tranquilo, que habla ahora abiertamente de sus heridas y hace de un paseo por sus calles una experiencia realmente conmovedora.    

En este rincón de espíritu obrero, de relajado carácter irlandés y un ritmo cultural acompasado, se levanta hoy el Peacemakers Museum, inaugurado el pasado 20 de septiembre con el apoyo de The National Lottery Heritage Fund. Y qué mejor lugar que éste, que fue escenario en agosto de 1969 de una de las batallas más crudas del conflicto norirlandés entre las dos comunidades.    

Aquí, en el Bogside, donde la vida no era viable hace siglos porque el río Foyle lo inundaba todo, la vida ha estado detenida durante casi 30 años por la violencia.

Aquí, donde hoy se rinde tributo a los héroes de los diálogos por la paz entre impresionantes murales que imprimen la memoria de la ciudad, hubo un tiempo en que no era posible la vida. Tampoco la palabra.    

Aquí, en ese barrio del que hablaba U2 en su ‘Sunday bloody Sunday’ haciendo referencia a un ‘domingo sangriento’ de 1972, hoy la paz ha llegado a casa en forma de museo. Un museo a los que han sido capaces de escuchar, de perdonar, de parar. A los que murieron, a los que lucharon y a los que bajaron los brazos. A todos. Un museo en el que sentarse a empatizar, a conocer sin juzgar. Un museo en el que por fin se puede hablar de lo que aún se hace nudo en la garganta. Una razón más para venir a Irlanda del Norte, que se añade a la lista de visitas imperdibles para el viajero interesado en conocer su riqueza natural y su historia.    

Un museo en el que sentarse a hablar con la memoria viva del conflicto. La paz cara a cara 

La imagen del Peacemakers Museum es una paloma (símbolo universal de la paz) hecha en origami y que encarna a la perfección lo que simboliza este museo: la materialización de lo aparentemente imposible, a través de un paciente trabajo de transformación.

Un recorrido por las salas de este museo es precisamente eso: un viaje que permite a los visitantes conocer la historia de la comunidad del Bogside desde 1972 hasta 2007, incluidas las muchas formas en que su gente contribuyó a la transición del conflicto a la paz.

Artefactos, imágenes de archivo, entrevistas de historia oral con cincuenta residentes locales e instalaciones en lugares emblemáticos locales, como Free Derry Wall y los antiguos apartamentos de Rossville, son solo algunas de las paradas que el viajero puede realizar en estos más de 30 años de conflicto armado convertidos hoy en museo.    

El papel de las mujeres y los jóvenes en el avance de la sociedad de Derry también tiene un espacio de resiliencia, admiración y reconocimiento en el Peacemakers Museum, donde se ahonda en la información sobre los derechos de las mujeres, el sindicalismo y las experiencias LGBTQ+, así como el papel de la cultura y el deporte en la comunidad.    

En este lugar de reconocimiento a los artífices de la paz, también se puede conocer, como no podía ser de otra manera, la historia de los bogsiders que vivieron este conflicto en primera línea, como John Hume, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1998 por sus esfuerzos para conseguir una solución pacífica al conflicto, el ex presidente de la Asamblea Mitchel McLaughlin, o el ex viceprimer ministro Martin McGuinnness, determinantes en el camino hacia la firma de los Acuerdos del Viernes Santo de abril de 1998.    

Asimismo, y según cuenta el director del proyecto Michael Cooper, ‘el museo cuenta con salas de reuniones donde grupos de turistas (aunque no tengan conocimientos previos) y académicos pueden conversar con residentes locales que han vivido en primera persona el período que abarca el museo’, lo que lo convierte en una experiencia única para conocer los episodios más oscuros de la historia reciente de Irlanda del Norte por boca de sus protagonistas.

La otra parada es el Museum of Free Derry, a pocos metros del Peacemakers y una visita en la que ahondar en el origen del conflicto norirlandés y la Free Derry Area.    

Derry, la Ciudad de la Paz y el Festival de Halloween más grande de Europa

La ciudad norirlandesa de Derry-Londonderry, recientemente distinguida Ciudad Internacional de la Paz por la ONU (2023) es además un destino sorprendente por su belleza y el encanto de sus calles. Dentro de los muros que encierra su impresionante muralla, son muchos los pubs, parques y comercios en los que sentir el ritmo de una ciudad pequeña, pero culturalmente activa.    

Uno de los motivos por los que es mundialmente conocida es, sin duda, su festividad de Samhain, pues Derry organiza el Festival de Halloween más grande de Europa: Derry Halloween, que este año se celebra del 28 al 31 de octubre y promete reunir en la ciudad a miles de amantes de las leyendas celtas más terroríficas.    

Si eres de los que busca escenarios de ficción en sus viajes, a los numerosos sets de rodaje de Juego de tronos que hay en Irlanda del Norte, puedes sumarle que en las calles de Londonderry se rodó Derry Girls, la exitosa serie de Netflix a la que el Tower Museum dedica la exposición ‘The Derry Girls Experience‘: un sueño que atrae hasta este rincón de Irlanda del Norte a derryfans de todo el mundo.    

Expreso. Redacción. J.R

Comentarios