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Las minas de Sado, nueva inclusión japonesa en el Patrimonio Cultural de la Humanidad
EXPRESO - 16.08.2024
La Unesco ha acordado la inclusión de las minas de oro de Sado, lugar emblemático que cuenta con más de 400 años de historia y cuyos yacimientos fueron los más productivos de todo Japón, en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La isla de Sado, es la sexta más grande de Japón, por detrás de las cuatro islas principales (Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu) y de Okinawa. Tiene 855 kilómetros cuadrados de extensión y se encuentra situada a 45 kilómetros frente a las costas de la ciudad de Niigata, siendo accesible desde allí.
Esta peculiar isla con forma de “S” o “Z” situada en el Mar del Japón es un paraíso natural escondido dominado por dos cordilleras montañosas a ambos lados de la isla que se extienden de norte a sur dejando una parte central conocida por los arrozales de Kuninaka.
Su interesante orografía tiene relación directa con la historia misma formación de la isla, que es el resultado de los procesos tectónicos a lo largo de más de tres millones de años. Tanto su orografía montañosa, como sus llanuras y las formaciones rocosas del litoral lo convierten en una especie de “Japón en miniatura” con paisajes y rincones de gran belleza natural.
Una distinción de alto rango
La isla de Sado es sinónimo de dos de los metales más preciados: el oro y la plata. La extracción de ambos metales a gran escala en esta isla comenzó en 1601 y duró casi 400 años, llegándose a extraer un total de 78 toneladas de oro y más de 2330 toneladas de plata, hasta que, en 1989, la minería se detuvo.
El 27 de julio de 2024, en la reunión del Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, celebrada en Nueva Delhi, las minas de Sado fueron incluidas en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Esta distinción busca promover la identificación, la protección y la preservación del patrimonio cultural y natural considerado de valor excepcional para la humanidad.
Con este reconocimiento, Japón muestra una vez más su alto valor en la conservación y valorización de su rica herencia cultural, sumando un total de 26 lugares en este listado de la UNESCO (21 patrimonios culturales y 5 naturales).
En este lugar se llevaron a cabo tareas que iban desde la minería hasta la fabricación de monedas de oro conocidas como koban.
En la actualidad, el Sitio Histórico de la Mina de Sado se trata de una instalación turística donde los viajeros pueden aprender sobre los cambios en la tecnología minera y los métodos de producción, mientras observan los vestigios patrimoniales de los pozos, así como las instalaciones de tratamiento del mineral.
Túneles que simulan auténticos hormigueros
La longitud del túnel excavado en la mina es de 400 kilómetros, aproximadamente la misma distancia de Tokio a Sado. Para descubrir estas excavaciones únicas los viajeros pueden seguir dos recorridos: el túnel del periodo Edo (Sōdayu) y el túnel del periodo de Meiji (Dōyu).
El túnel de Sōdayu es un recorrido de 30 minutos que recrea la experiencia minera del periodo Edo (1603-1867). Disponía de nueve venas principales ricas en oro y plata, que hoy en día los visitantes pueden descubrir de primera mano, además de conocer cómo era la vida en la mina durante esa época a través de herramientas y otros objetos expuestos en estos pasajes excavados por el hombre.
El túnel fue declarado monumento histórico nacional el 24 de mayo de 1994.
En el periodo Edo, los mabu o túneles mineros recibían el nombre de la persona que descubría la vena o el del supervisor de las operaciones mineras, por lo que el túnel Sōdayu se llama así en honor a su oyamashi, el especialista que desarrolló y trabajó toda la mina.
El túnel Dōhyu, excavado en la era Meiji (1868-1912), evidencia, en una ruta de 40 minutos, los carros de la mina y el patio de trituración que quedaron intactos desde aquella época. También se puede observar el corte abierto de Doyu-no-Warito, agrietado a causa de la extracción.
Además de los túneles, el recorrido por las Minas de Sado se puede completar con la visita a su museo y sala de exposiciones en el que los visitantes podrán descubrir más detalles sobre el proceso de extracción y la estructura de los túneles, ver reproducciones de la época, aprender sobre los minerales y sostener un lingote de oro real.
La isla de Sado más allá de las minas
Sado es un destino ideal para el senderismo y el turismo de naturaleza, con sus pintorescas playas, terrazas de arrozales y carreteras montañosas. La mejor forma de explorar esta vertiente escarpada de Japón es por carretera, a través de sus rutas panorámicas.
Debido a su situación geográfica tan particular y su latitud (el paralelo 38 grados norte atraviesa y divide la isla), hay una gran variedad en su flora, desde cipreses primigenios hasta plantas alpinas.
Los parajes naturales de la isla son también el hogar del toki o ibis crestado japonés, cuya población está en recuperación gracias a métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente.
En el Parque Forestal de Toki se pueden observar estas aves en su hábitat natural. Y es que la isla entera es un paraíso natural con lugares tan pintorescos y protegidos como el geoparque Sado Geopark y el Parque Cuasi Nacional de Sado-Yahiko-Yoneyama.
La isla ofrece experiencias únicas como navegar en un tarai bune (una peculiar barcaza con forma de gran cuenco de madera circular) en Ogi o participar en el Festival Anual de la Celebración de la Tierra (Earth Celebration), un evento que reúne cada mes de agosto a los mejores intérpretes de taiko (tambor tradicional japonés) y otro tipo de conciertos amenizados con teatros alternativos y gastronomía étnica.
Siguiendo con las experiencias musicales, la isla de Sado es el lugar perfecto para aprender a tocar el taiko, en el Sado Island Taiko Centre (Tatakokan) al lado del “Kodo Village” que toma su nombre por la mundialmente conocida formación de tambores japoneses.
Quienes quieran probar fortuna, también pueden aprender la técnica del bateo de oro en Nishimikawa. Llos visitantes podrán alojarse en los tradicionales ryokan, relajándose con baños termales y disfrutando de platos típicos elaborados con el famoso arroz de Niigata.
Sado es conocida por sus arrozales de Iwakubi Shoryu y su producción sostenible, permitiendo a los viajeros degustar el exquisito arroz de Niigata y el típico sake local.
Cómo llegar
La isla de Sado se encuentra en el mar de Japón, a 45 kilómetros al oeste de la ciudad de Niigata. Para llegar a esta isla la mejor opción es vía jetfoil de alta velocidad o el transbordador (ferry). El jetfoil es un tipo de hidro deslizador que es propulsado por el océano gracias a la expulsión de agua de mar a alta presión.
Desde el puerto de Niigata hasta el de Ryotsu, en Sado, se tardan 65 minutos en jetfoil. En el transbordador serían unas 2 horas y 30 minutos.
Desde el puerto de Ryotsu hasta la mina de oro de Sado, los viajeros pueden optar por un autobús, cuya duración del viaje es de aproximadamente 70 minutos. Si buscan más independencia, los viajeros también tienen la posibilidad de alquilar un coche en esta zona portuaria.
Expreso. Redacción. T.R
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