Valle del Cauca y Pacífico colombiano, un destino gastronómico de referencia

EXPRESO - 01.12.2024

Una cocina ancestral, sustentada por un producto incomparable, refuerza a este rincón de Colombia que dejará sin palabras a los visitantes por sus impresionantes espacios naturales, además de su oferta de ocio.

La gastronomía se ha convertido, sin lugar a dudas, en uno de los factores determinantes a la hora de elegir un destino.

El Departamento del Valle del Cauca, que ya presume de reservas naturales de altísima belleza; patrimonio histórico y arquitectónico envidiable; y una oferta cultural y de ocio nocturno ya consolidada, también hace gala de su gran riqueza gastronómica basada en un producto local de excelente calidad y el respeto tanto al medio ambiente como a las recetas y elaboraciones típicas de esta región de Colombia.  

Cali, la vibrante ‘Sucursal del Cielo’, es un compendio de ritmos, sabores y paisajes que enamoran.

Reconocida como la capital mundial de la salsa, su música resuena en cada esquina, especialmente en los tradicionales barrios de San Antonio y Granada, donde la historia se mezcla con una oferta gastronómica que celebra lo mejor del Pacífico colombiano.

Desde el imponente Cristo Rey que domina la ciudad hasta la energía del río Cali y la belleza del zoológico, cada rincón invita a explorar aún más esta ciudad. Además, su proximidad al Valle del Cauca la convierte en la puerta de entrada a haciendas azucareras y reservas naturales, ideales para los amantes de la naturaleza y el deporte. En Cali, cada día es un festín para los sentidos. 

La gastronomía de Cali y el Valle del Cauca es un viaje sensorial por sabores auténticos, donde convive la herencia afro, indígena y española.

Platos como el sancocho de gallina, la lulada caleña y las emblemáticas empanadas vallunas son un festín de tradición. El pandebono, un irresistible bocado de queso y maíz, y el aborrajado con su dulce combinación de plátano, queso y bocadillo, son imperdibles.

Para saborear lo mejor de esta riqueza culinaria, destacan restaurantes como Platillos Voladores, que reinterpreta los sabores locales con un toque moderno; Zumaia, que propone un viaje por el mundo al más puro estilo colombiano; Monterubbiano, colorido a la par que atrevido en presentación y sabor; Domingo, donde la tradición brilla con elegancia; o Ringlete, un homenaje a las recetas ancestrales. 

En Cali, la cocina es una celebración del alma de su gente, servida con calidez y sazón.  Pero el Valle del Cauca mira hacia el océano.

El Pacífico Colombiano, tesoro eterno del Departamento, es un rincón donde la naturaleza exuberante se encuentra con una cultura ancestral. Aquí, los densos manglares, playas de arena oscura y selvas tropicales son el hogar de una biodiversidad incomparable, perfecta para el avistamiento de ballenas jorobadas y delfines o caminatas por cascadas ocultas como la de la Sierpe.

La gastronomía, impregnada de los sabores del coco, el plátano y los frutos del mar, resplandece en platillos como el encocado y el tamal de piangua. Es en torno a este peculiar molusco que las comunidades afrodescendientes e indígenas mantienen viva una tradición basada en el respeto a la naturaleza y la preservación del territorio.

Las ‘piangueras’, recolectoras de piangua dedican su vida a conservar la tradición que heredaron de sus abuelas y madres, y que con pasión transmiten a sus hijas a fin de que no se pierda su propia identidad como comunidad. 

El Pacífico no es solo un destino, es un encuentro con la esencia pura de Colombia. Naturaleza, historia, cultura, gastronomía… El Valle del Cauca pasará a ser ese imprescindible en todo buen cuaderno de viajes.     

Expreso. Redacción. J.R

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