Tres alojamientos singulares en el Algarve

La vuelta a la rutina se lleva mejor cuando se tiene apuntada en la agenda una escapada al Algarve. Y si es sólo para dos, mejor que mejor.

Allí encontraremos temperaturas suaves y días soleados, pueblos encantadores, una gastronomía deliciosa, impresionantes playas y acantilados (por algo ha sido elegido por tercera vez Mejor Destino de Playa del Mundo) y alojamientos con mucho encanto.

Con San Valentín a la vuelta de la esquina, desde Turismo de Algarve nos han seleccionado tres por su singular belleza, ubicación, concepto e historia: Casa Mãe, en Lagos; Moinho das Marés, en Fuseta; y la Quinta dos Perfumes, muy cerca de Tavira.

Casa Mãe: una carta de amor a Portugal  

Casa Mãe es un precioso hotel boutique de Lagos que ocupa una antigua finca del siglo XIX completamente reformada y llena de muebles y objetos de Portugal. Veronique Polaert, su propietaria, es parisina y vivía en Londres cuando se enamoró por completo de Portugal, de su sencillez y de la amabilidad de su gente.

Fue tras visitar el país por primera vez, hace ya 10 años. Abrir un hotel boutique siempre había sido su sueño y fue en el Algarve, en una finca abandonada junto a las murallas de la ciudad de Lagos, donde encontró el lugar perfecto para hacerlo realidad.     

En Casa Mãe hay habitaciones y ambientes para todos los gustos: más minimalistas, más boho chic, más clásicas… En el edificio principal es donde encontraremos las suites, preciosas estancias que invitan al relax.

A pocos metros de él se alza Villa Paiol, con vistas a la ciudad vieja de Lagos.

Se trata de una elegante villa de tres plantas y capacidad para seis adultos. Cuenta con tres habitaciones con baño a las que se accede mediante una escultural escalera, una cocina abierta totalmente equipada, un comedor, una sala de estar, piscina, un hermoso patio y terraza en la azotea.

La tercera opción nos lleva a las cabañas, con patio privado, hamaca, ducha al aire libre… Son en total tres cabañas y dos suites familiares, una de ellas con piscina privada. El cuarto edificio, y el más reciente también, es Jogo da Bola, de arquitectura contemporánea, con varias habitaciones más.     

Casa Mãe es una carta de amor a Portugal, a su gastronomía y artesanía. Más del 90% de lo que podemos encontrar en el hotel (y comprar, porque también tiene una pequeña tienda) se fabrica en Portugal. Hablamos, principalmente, de elementos decorativos y artesanales. Pero también son locales los productos que se utilizan en la cocina, como el queso de cabra, el pescado o el aceite.

La finca tiene, además, 6.000 metros cuadrados de huertos en los que se cultivan frutas y verduras de temporada y unas 200 gallinas que abastecen de huevos frescos la cocina de su restaurante, ORTA.      

El hotel es un excelente punto de partida para explorar la costa del Algarve, empezando por Lagos, una ciudad dinámica y activa que se muestra orgullosa de su pasado y de su participación en la gesta de los Descubrimientos.

Lagos conserva mucho encanto en sus calles y plazas y sigue haciendo gala de su tradición marinera. Uno de los lugares más famosos de la zona es el Cabo de la Piedad o Ponta da Piedade, un promontorio de cuevas, grutas marinas y pilares que parecen icebergs de piedra y que nadie debería perderse.

En Lagos hay además playas idílicas y excelentes restaurantes. Y quien quiera brindar por el amor deberá saber que Lagos produce un tinto con cuerpo y de color rubí y vinos blancos, semisecos y aromáticos.     

Un plus: Casa Mãe cuenta también con siete programas wellness, con diferentes circuitos de spa, masajes y tratamientos.        

Moinho das Marés: durmiendo junto al mar  

Moinho das Marés (o Molino de Marea) se encuentra en Fuseta, en un entorno natural único y un lugar muy peculiar. Se trata de un edificio que, durante muchísimo tiempo, funcionó como un molino de cereales.

Se desconoce el año exacto de su construcción, pero gracias a diversas investigaciones en el Archivo Nacional de la Torre do Tombo de Lisboa, se sabe que ya estaba en funcionamiento antes de 1840.      

Los molinos de marea se ubicaban en zonas intermareales y aprovechaban la bajamar y la pleamar para generar corrientes de agua capaces de mover la rueda hidráulica y, por tanto, también la piedra que realizaba la molienda de los cereales.

Con la mecanización de la molienda dejaron de utilizarse los molinos de marea y éste de Fuseta pasó a servir de alojamiento para los trabajadores de las cercanas minas de sal.

A mediados de los años 90 el molino quedó definitivamente vacío y entre 2015 y 2016 fue reconstruido para convertirse en lo que es hoy, un singular alojamiento que guarda la esencia de lo que fue y que nos permite dormir junto al mar y disfrutar de un ambiente muy familiar y acogedor.     

Moinho das Marés cuenta con cinco habitaciones, patio, terraza en la azotea y parking privado.  Durante su reconstrucción se reutilizaron materiales originales y se usaron técnicas constructivas tradicionales. De hecho, en la zona del bar, donde se sirven vinos locales, se puede ver alguna pieza original.     

Fuseta está situada entre Tavira y Olhão, en plena Ría Formosa, una reserva natural que se extiende varios kilómetros a lo largo de la costa y que nos permitirá descubrir una naturaleza y unos paisajes espectaculares.

En Fuseta podremos pasear por sus calles empedradas y visitar el Museo Marítimo, la fortaleza y la Iglesia de Nuestra Señora de la asunción, en la que no faltan los tradicionales azulejos. Las playas de la zona son también maravillosas, así como el pescado y el marisco frescos. Hacer senderismo y observar aves son otras dos interesantes actividades que merece la pena hacer por la zona.     

Un plus: el alojamiento está a 10 minutos a pie del muelle desde donde parten los ferries hacia la playa de la isla de Fuseta, una de las mejores del Algarve.         

La Quinta dos Perfumes: puro relax en medio de un campo de naranjos

La historia de la Quinta dos Perfumes comienza en los años 50 con la creación de una fábrica de destilación de malva para la producción de esencias. En los años 70, con la fábrica ya desmantelada, la finca fue adquirida por los actuales propietarios, que decidieron plantar diversas variedades de vid.

Hacia el año 2000, las 40 hectáreas de tierra se convirtieron un gran huerto de cítricos, uno de los cultivos tradicionales del Algarve. Y posteriormente, la tercera generación de la familia decidió ir un paso más allá y crear un hotel, que abrió al público en 2013. Así nació la Quinta dos Perfumes.     

Aquí reina la tranquilidad. En la azotea, se pierde de vista el campo de naranjos hasta que se encuentra el mar a un lado y las montañas del Algarve al otro. Este espacio es ideal para disfrutar del servicio de bar, leer un libro o simplemente relajarse. También lo es la extensa zona chill out con tumbonas. Y el jardín. Y la piscina, de agua salada.      

En el hotel encontraremos varios tipos de habitaciones diferentes: las que cuentan con terraza privada; las dedicadas a las familias, que están equipadas con cocina y tienen también zona de estar y zona de comedor; las que tienen vistas al mar… En total son 17.

La Quinta dos Perfumes cuenta también con su propio huerto ecológico, en el que se cosechan hortalizas, frutos rojos y hierbas aromáticas que luego se utilizan en la preparación de desayunos y comidas ligeras.      

El hotel está situado a pocos minutos en coche de Tavira, así que no nos podemos ir de ahí sin pasear por sus calles y visitar alguna de sus muchas iglesias. También podremos acercarnos a la Isla de Tavira y conocer sus playas de arena blanca.

Muy interesantes son también las salinas de la región y, como estamos en tierra de pescadores, encontraremos numerosos restaurantes en los que degustar deliciosos pescados y mariscos frescos. Y probar la cataplana, el plato más tradicional del Algarve.     

Un plus: La Quinta dos Perfumes tiene bicicletas a disposición de los clientes, para poder dar agradables paseos por la finca.    

Expreso. Redacción. J.R