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¿Qué precio tienen nuestros espacios naturales?
EXPRESO - 08.09.2014
Rosa María Lachica Gil, máster en Periodismo de Viajes
La última gran crisis económica está provocando que algunos gobiernos se estén planteando empezar a cobrar a todo aquel que desee visitar nuestros espacios naturales, ante la falta de liquidez y el aumento de la deuda pública…
La Constitución Española recoge, en el artículo 19, que todos los españoles tenemos derecho ‘circular por el territorio nacional’. También tipifica en el artículo 45 que cualquier ciudadano tiene ‘el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo’.
La última gran crisis económica está provocando que algunos gobiernos autonómicos se estén planteando empezar a cobrar a todo aquel que desee visitar nuestros espacios naturales, ante la falta de liquidez y el aumento de la deuda pública.
Sin embargo, se trata de una problemática complicada, ya que la aplicación de tarifas en la entrada a los parques vulneraría lo especificado en nuestra Carta Magna. Nuestros gobiernos caminan por el filo de la navaja, sabiendo que poner precio a la entrada rozaría la ilegalidad.
Por suerte para el ciudadano, circular por nuestros impresionantes espacios naturales aún es gratis. No obstante, algunas comunidades autónomas han decidido optar por una tercera vía, la violación implícita de nuestros derechos como ciudadanos.
Es ilegal poner precio por disfrutar de nuestros espacios naturales, pero no lo es llenar los accesos a las costas de zonas de aparcamiento de pago, como sucede por ejemplo en las playas de la localidad catalana de Castelldefels, donde las zonas azules abarrotan las calles adyacentes desde hace un par de años.
La mayoría de visitantes se desplazan en coche, por lo tanto, obligarles a pagar por dejar el coche en los aparcamientos es como hacerles pagar una entrada para poder bañarse en la playa. Lo curioso es que el pago únicamente se produce en una época concreta del año. En verano.
En otros casos, se ha aprovechado para establecer un precio a las actividades que se realizan en los parques naturales, como sucede en el de s’Albufera en Mallorca, donde Espais de Natura Balear (ENB) impuso en junio del 2012 el pago de algunas de las excursiones que antes se realizaban gratuitamente.
Los gobiernos autonómicos pueden alegar en su defensa que estas tarifas son para cubrir los gastos que produce el mantenimiento de la costa catalana o para financiar las actividades extras que se realizan en el parque mallorquín. Resulta razonable.
En su contra, tienen el hecho que antes los ciudadanos no pagaban por estos servicios ¿Las playas no necesitaban mantenimiento, por aquel entonces? ¿Los guías y las excursiones en s’Albufera no costaban dinero en el año 2011?
Inquieta pensar que los poderes públicos quieran aprovechar la coyuntura económica para abusar del maltrecho bolsillo del ciudadano imponiendo estos pagos. Y más sabiendo que una partida del presupuesto público ya está dedicada al cuidado de los parques naturales.
También son preocupantes los recortes en fondos destinados a la conservación de estos espacios y su privatización, lo que restringe la libre entrada en los parques naturales. Un claro ejemplo lo encontramos en el parque natural de las Hoces del Cabriel en Cuenca. El gobierno de Castilla y la Mancha cerró en 2012 el centro de visitantes y el acceso a la Reserva Natural en un claro intento de reducir la partida económica a este paraje natural. En su lugar, se dio autorización para abrir un coto privado de caza.
El gobierno alegó que el camino de acceso a las Hoces del Cabriel es de propiedad privada y la dueña decidió cerrarlo por razones económicas. El motivo real bien puede ser otro. El pasear y disfrutar de la naturaleza no da dinero, la caza sí. Aunque la única verdad es que los ciudadanos ya no pueden hacer uso del artículo 45 de la Constitución, si no vas con un rifle de caza. Un desprecio más a nuestros derechos.
No todo vale. El fin no justifica los medios. Las comunidades autónomas deben buscar fórmulas para financiarse. Quizá la solución se encuentra en administrar mejor los fondos, evitando la corrupción, cosa que en los tiempos actuales parece una quimera, pero la venta del patrimonio natural no es la solución. La naturaleza no se vende, ya que nadie es propietaria de ella.
Rosa María Lachica Gil es agente de viajes en Morgan Viajes y Máster en Periodismo de Viajes por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
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