Ochate: el pueblo maldito de Burgos

EXPRESO - 25.10.2023

A quienes les guste pasar miedo, las ruinas de Ochate son el mejor destino para Halloween.

Dentro del Condado de Treviño, pequeña isla burgalesa en medio de las tierras de Álava, el viento parece elevar las voces de los espíritus que no hacen sino despertar el pasado de este lugar abandonado.

Punto estratégico en la famosa Ruta del Vino y del Pescado en el siglo XIX, Ochate es, sin embargo, famoso por las epidemias, los fenómenos paranormales y las psicofonías, que le han hecho merecedor de un lugar propio entre los pueblos malditos de España.

Hay historias de miedo, cuentos aterradores y luego está la leyenda de Ochate. Este pueblo burgalés, habitado por una naturaleza salvaje, abandonado entre verdes montañas y a apenas 33 kilómetros de Miranda de Ebro, es un ‘pueblo maldito’. O así le dicen. ¿La culpable? Su historia. Una historia atrapada entre la realidad y la ficción. Mitad mito, mitad leyenda.

Lo cierto es que venir a este rincón del Condado de Treviño es el plan más escalofriante y, si te gusta pasar miedo, la mejor escapada para Halloween. Una vez aquí, no olvides su historia. 

La historia: de la riqueza a la maldición y el olvido

Hoy las historias sobre Ochate hablan de fenómenos paranormales, bolas de fuego cruzando el cielo estrellado, psicofonías, voces de niños en las sombras y fantasmas que te susurran al oído, pero el conocido como ‘pueblo maldito’ de Burgos tiene un pasado que merece la pena descubrir antes de venir a enfrentarse al miedo.

Conocido en el siglo XII como Diablos de Ochate (se desconoce el motivo, pero inquieta), cabe recordar que este fue un pueblo próspero.  Situado estratégicamente, en mitad de la antigua Ruta del Vino y del Pescado que unía la Rioja Alavesa con el Mar Cantábrico, allá por el año 1522, por Ochate pasaban los arrieros vascos transportando pescado en salazón hacia el interior y regresaban con las mulas cargadas de trigo, sal y vino.

Lejos de ser maldito, era parada obligatoria de una de las grandes rutas comerciales del norte de la Península. Con los negocios que se hicieron, se levantó el casco urbano del pueblo y se construyó la iglesia de San Miguel (siglo XVI). 

La apertura del Camino Real Nuevo de Vitoria a Laguardia, a principios del siglo XIX, fue el principio del fin para Ochate y el comienzo de todas las leyendas que circulan en torno a él.

Los comerciantes dejaron de pasar por el pueblo con sus arrieros y los habitantes de Ochate se vieron obligados a abandonar sus casas, buscando oportunidades en otros lugares. El último en irse lo hizo en 1936.

El comienzo de la Guerra Civil terminó de sentenciar cualquier posibilidad de regreso. ¿O fue algo más? 

La leyenda del ‘pueblo maldito’ de España

Con los años, en la revista Mundo Desconocido se publicaría el artículo ‘Luces en la puerta secreta’ que arrojaría tanta luz como misterio a la historia de Ochate.

Empieza la leyenda del ‘pueblo maldito’ de España. Según esta publicación, la población de Ochate desapareció víctima de tres epidemias en el siglo XIX: viruela (1860), tifus (1864) y cólera (1870); tres enfermedades que diezmaron sin respiro a los habitantes de Ochate, pero que ni se sintieron en las poblaciones cercanas. Extraño. 

Como también lo es el testimonio de Prudencio Muguruza que recoge el artículo. Según sus palabras, un fogonazo de luz habría caído sobre la ermita de Burgondo, algo que él mismo definiría como experiencia paranormal y que despierta la curiosidad de ufólogos e investigadores, tanto que sus fotos llegan a la NASA, donde se califica a este halo de luz como un OVNI. El misterio estaba servido. 

A partir de este momento, Ochate fue escenario de numerosas sesiones de espiritismo, rituales de magia negra y ceremonias en las que se invocaba a los espíritus de vecinos del ‘pueblo maldito’ cuyas terribles historias habían saltado a la prensa, sobre todo, dos de ellas: la de Antonio Villegas, el párroco del pueblo desaparecido de camino a la ermita, y Jacinto Ramírez, un pastor que, en 1936, habría asesinado a un vecino durante una disputa. 

Las ruinas: el escenario perfecto para unas fotos

La torre de la antigua iglesia de San Miguel, las piedras que resisten en pie de dos casas aledañas y, en lo alto, los restos de la ermita de Burgondo son lo que queda hoy de Ochate. El tiempo ha caído sobre este ‘pueblo maldito’ de Burgos como una losa, igual que en 1947, durante una tormenta de verano, cayó un rayo sobre la ermita; un escenario tan espeluznante como hermoso para hacer el mejor álbum de fotos y recordar así la experiencia Halloween más increíble. 

Alrededor, las voces que recuerdan las historias oscuras de Ochate y el viento que parece traer el olor del pescado que transportaban por el viejo camino los carromatos. Cerca de allí, una necrópolis medieval, un vestigio que alimenta aún más, si cabe, el miedo y la atracción que despierta a partes iguales este lugar.

'Cuando te vayas, guarda silencio y escucha. Las voces del lugar te avisan, dicen los expertos, de que cierres la puerta. La puerta secreta de Ochate. Ni se te ocurra venir solo', destacan desde Turismo de la Provincia de Burgos.  

Expreso. Redacción. J.R

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