Ser minero en Burgos, pero solo por un día

EXPRESO - 03.03.2014

La provincia de Burgos cuenta con un rico patrimonio industrial minero con pozos que fueron explotaciones de hierro y manganeso en el pasado

Burgos_Minas_VillafrancaLa provincia de Burgos cuenta con un rico patrimonio industrial minero con pozos que fueron explotaciones de hierro y manganeso en el pasado. 

En los municipios de Olmos de Atapuerca y Puras de Villafranca, en la provincia de Burgos, se encuentran dos grandes complejos mineros abiertos al público y donde los viajeros, de todas las edades, se convierten en mineros por un día. Se trata de antiguas explotaciones de hierro y manganeso, convertidas hoy, en uno de los referentes turísticos del territorio burgalés.
En ellas se podrá realizar visitas guiadas al interior del subsuelo para conocer el funcionamiento de estos yacimientos, así como las propiedades y los usos de los materiales que se extraían: hierro y manganeso.  
La provincia de Burgos es uno de los destinos más ricos de Castilla y León, por contar con un amplio patrimonio cultural, religioso, histórico, arquitectónico y natural. Aunque también, cabe resaltar la gran riqueza industrial minera del territorio burgalés destacando dos grandes yacimientos: Olmos de Atapuerca y Puras de Villafranca.  
Explotaciones que, durante los años en los que duraron sus actividades, generaron trabajo y actividad en las localidades donde se ubican. Así por ejemplo, el complejo de Puras de Villafranca comenzó su aprovechamiento en1862, aunque fue descubierta en 1799, y de ella se extraía manganeso con la peculiaridad de que era un yacimiento que no estaba a cielo abierto –las minas de este material suelen estar al descubierto-.
Un elemento ya empleado por romanos y griegos para hacer más fuertes sus armas de acero y que también se ha encontrado en las pinturas rupestres.  
Esta mina cuenta con varios pozos desde donde se extraía uno de los manganesos más puros frente a otros yacimientos de España, Alemania, Suecia o Francia. Como curiosidad, contar que el famoso barco Titanic fue construido, entre 1909 y 1912 en el astillero de Harland and Wolff de Belfast, con el manganeso de estos yacimientos burgaleses.
Estos espacios fueron explotados hasta 1965 y su visita permite que los viajeros realicen un periplo a través del tiempo para experimentar que se sentía al adentrarse en una veta que fue utilizada durante algo más de 160 años.  
El paso del tiempo no ha supuesto ningún problema para la conservación de estas galerías qué, en la actualidad, mantienen su autenticidad absoluta. Los aventureros que la visitan tienen la oportunidad de adentrarse 200 metros en cada una de las cuevas y observar numerosos vestigios de la actividad minera, como galerías apuntaladas con madera, bóvedas formadas por explosiones, marcas de antiguas perforaciones, derrumbes, pozos e incluso vetas aún manifiestas de manganeso.  
Pero el subsuelo burgalés cuenta con otro gran yacimiento minero, del que se extraía hierro, ubicado en Olmos de Atapuerca; se trata del pozo La Esperanza situada en un lugar estratégico de la Sierra de Atapuerca. 
Una veta que comenzó su actividad desde1908 y hasta 1973, y que contaba con dos explotaciones: por un lado, una a cielo abierto y, por otro, bajo tierra y con cinco niveles de profundidad, lo que suponen 28 metros en total.       
Tanto en el exterior como en el interior de esta mina se puede apreciar que las piedras que se extraían y las propias galerías están pintadas por una amplia de gama de colores rosados, ocres rojos, amarillos y naranjas. Estudios posteriores, y la proximidad con el yacimiento de Atapuerca, han llevado a la conclusión de que los propios hombres de Atapuerca utilizaban estos tintes en las pinturas rupestres que se han descubierto.  
De esta mina se extraía hierro de gran calidad con un 30% de pureza, mineral que se empleaba en los hornos del País Vasco. Durante los años en los que esta veta estuvo activa, más de una treintena de personas vivían en los edificios construidos en los alrededores de la misma.
Actualmente, los viajeros que se aproximan hasta el yacimiento burgalés pueden observar cómo era el día a día, experimentar el acceso al interior subidos en un vagón de carga, conocer algunas de las herramientas y otros utensilios que utilizaban los mineros para arrancar el mineral.
Todos estos elementos se han conservado intactos durante décadas, gracias a las condiciones climatológicas del interior de las galerías.
Expreso. Redacción. J.R

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