Tiene una arquitectura y unos murales que, más allá de las exposiciones, lo vuelven muy importante

EXPRESO - 18.01.2015

Cintya Zamora León, guía del Antiguo Colegio de San Ildefonso, Ciudad de México

En el centro de la ciudad de México se levanta el edificio del Antiguo Colegio de San Ildefonso. Construido durante la colonia por los jesuitas y uno de los más bellos ejemplos de arquitectura civil barroca en la ciudad…

En el centro de la ciudad de México se levanta el edificio del Antiguo Colegio de San Ildefonso. Construido durante la colonia por los jesuitas y uno de los más bellos ejemplos de arquitectura civil barroca en la ciudad.

Con el paso de los siglos el inmueble tuvo diversos usos, hasta que pasó a manos de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que, en 1992, lo destinó a ser un museo que se ha consagrado como uno de los más importantes de la ciudad, y que alberga un importante acervo arqueológico, histórico y artístico, principalmente mexicano.
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En los patios del recinto encuentro a Cintya Zamora León, quien tras cursar la carrera de Historia ingresó como voluntaria al servicio de guías turísticos del museo. Ella nos platica tanto de su trabajo como de la institución donde lo ejerce.
¿Qué hace a San Ildefonso especial respecto a otros museos del país?
Su voluntariado, un programa que tiene veinte años y que permite que a todos los que, como yo, entramos aquí, se nos capacite para ser parte de este museo.
Además de esto el recinto tiene una arquitectura y unos murales que, más allá de las exposiciones, lo vuelven muy importante.
¿Cómo se inicia usted como guía turística?
Buscando trabajo llegué aquí y se me dijo que había ciertas especificaciones para poder dominar todos los temas del museo, en particular sus murales. Para lograr esto inicié una capacitación y en el entretiempo fui mediadora en salas, qué es cuando te colocan en una sala específica de las exposiciones temporales. Posteriormente hice mi examen y hoy soy parte de aquí.
¿El proceso es el mismo para cualquier candidato?
No, hay varios lugares y cada uno sigue un proceso. Te puedes especializar en eventos culturales, aspectos de talleres o mediador en salas.
Dado que el museo tiene en su mayoría exposiciones temporales ¿cómo se prepara para cada una de ellas?
En el caso de las exposiciones temporales suelen venir los responsables de la misma para capacitarnos, por ejemplo ahora tenemos una llamada ‘Muévete de Michael Andy’ y él vino en persona a capacitarnos, diciéndonos lo que quería transmitir. Además recibimos mucha información por escrito que cada persona va digiriendo a su ritmo. En el caso de una exposición de Darwin también se trajeron expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México que nos instruyeron sobre el tema.
¿Qué espera de usted la gente en su labor de guía?
La mayoría de los visitantes no tiene idea del museo, por lo que quieren que les cuente absolutamente todo, y entre ellos hay diversos grupos, desde los que me permiten soltarme y explicarles muy bien hasta los que ya vienen con un conocimiento previo e implican un reto pues buscan más información de lo que la mayor gente considera pertinente.
En su trato día a día con la gente, ¿cuál ha sido su peor y su mejor experiencia?
Realmente no he tenido experiencias difíciles, aunque en la exposición actual he tenido a muchas personas muy religiosas que por falta de información han pensado que van a ver cosas muy religiosas y se ha puesto muy pesado.
Mi mejor experiencia fue con un grupo de quince historiadoras, mi profesión, todas viejitas que a pesar de no venir a la visita guiada se quedaron conmigo durante las más de dos horas de recorrido, y fue muy bonito que al terminar, sabiendo que son historiadoras, me felicitaran por mi trabajo.
¿Cuál ha sido la exposición que más le ha gustado en su tiempo en el museo?
Definitivamente fue “Darwin: Apto para todas las especies” porque fue la primera con la que estuve en el museo, la primera que me acercó a la gente y la que me permitió conocer todo el proceso que se sigue en un museo para traer una exposición. Fue una experiencia que me enganchó a lo que hago.
Siendo que San Ildefonso es un edificio histórico, ¿cuál consideraría que es su lugar favorito?
Mi lugar favorito son los murales del patio norte, pintados por Clemente Orozco. ¿Por qué? Porque te cuentan toda la historia de la Revolución Mexicana a través de los ojos de uno de los mejores artistas mexicanos, fueron pintados entre 1922 y 1926.
¿En qué se distingue el servicio de guías de San Ildefonso respecto a otros museos?
Es un voluntariado de veinte años que es diferente porque te forma, te da una capacitación diferente y te da la oportunidad de desarrollarte a nivel profesional en otros museos a través de la constancia que se obtiene.
¿Cuántos visitantes extranjeros hay y en qué se diferencian de los mexicanos?
Pues yo creo que el visitante nacional trae menos conocimiento que el extranjero, el interés de los mexicanos en salir y conocer sus museos es bastante reciente, pero recientemente se están alineando ambos.
Aquí vienen muchísimos españoles y colombianos, además de visitantes de fuera de la ciudad. La mayoría son de habla hispana pues no hay un servicio de guías en otro idioma, aunque se puede solicitar a la coordinación si se requiere de uno, siendo el inglés el que mejor se maneja.
¿Por qué tendría que venir a San Ildefonso un visitante extranjero?
Tienen que venir porque implica mucho más que un museo, están las exposiciones que se dan pero también su arquitectura y su historia. San Ildefonso ha sido reconocido por otras instituciones como la National Gallery de Londres, así que aquí se abarcan muy bien los aspectos culturales de México.
Expreso. Ciudad de México. Francisco Fontano Patán.
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