La cárcel más despiadada de Costa Rica será destino turístico

EXPRESO - 18.11.2012

Costa_Rica_San_LucasLa cárcel de la isla San Lucas, que estuvo operativa entre los años 1873 y 1991 y que albergó dentro de sus muros a los presos más peligrosos de toda Costa Rica, podría constituirse en un nuevo destino turístico, dotado de una amplia y oscura historia de torturas, a la que se suma la amplia riqueza natural que la rodea.

La isla San Lucas, con una extensión de 472 hectáreas, se localiza a tres kilómetros de la costa de Puntarenas, en la zona del Pacífico central de Costa Rica. La isla es visitada por turistas interesados en conocer la historia de la cárcel, así como las condiciones infrahumanas y de tortura con las que se tenían que enfrentar cotidianamente los miles de reos que estuvieron en ella.
En estos momentos exieten proyectos destinados a la restauración de los edificios históricos, actualmente muy deteriorados por el transcurrir de los años.
Costa_Rica_San_Lucas_Bikini_RojoJuan Carlos Borbón, gerente general del ICT, el Instituto Costarricense de Turismo, señaló que su gobierno confía poder restaurar la capilla en el plazo de año y medio. Eso sí, dotando las tareas de recuperación con una inversión próxima al millón y medio de euros.
Los promotores confían que se reciba cada día a unos 800 turistas una vez concluidas las obras de adaptación.
Ya han empezado las obras. Por ejemplo, el edificio de la capitanía del centro penal se restauró el pasado año con una donación procedente del Japón, incluyendo nuevas obras como la reconstrucción de su muelle y la edificación de una casa para los guardabosques, un centro de educación ambiental para los turistas, servicios sanitarios y una planta de tratamiento de agua.
La cárcel empezó a funcionar en tiempos de Tomás Guardia, 1831-1882 y en un principio, se pobló con políticos ‘indeseables’ y más adelante llegron los delincuentes más violentos del país.
En cada una de las siete celdas del presidio quedaron recluidas hasta 70 personas que dormían en el suelo y que tenían derecho a una hora de sol al día.
Ya hasta el año 1950, los reos desobedientes a las órdenes podrían recibir castigos en dos lugares, conocidos como ‘el hueco’ y ‘la plancha’, siendo común escucharles gritar y pedir auxilio.
Según declaraciones de un guía a la prensa regional, ‘el hueco’ es un agujero de dos metros de profundidad en el patio común, al que se accedía por un pequeño espacio en donde apenas cabe una persona, pero que alberga un recinto de nueve metros de diámetro, donde la temperatura llegaba a alcanzar hasta 60 grados centígrados.
Por su parte, ‘la plancha era una especie de celda a la que se enviaban presos revoltosos y donde se combinaba el agua de lluvia y las aguas negras, además de la cal lanzada por los guardas para evitar malos olores, convirtiendo el espacio en un coctel químico insoportable.
Hay una novela que detalla el lugar. Se trata de La isla de los hombres solos, de 1972 y escrita por el costarricense José León Sánchez, preso entre 1950 y 1988 y que conoció la versión de hombres que estaban encarcelados durante años.
Cientos de escritos aún se muestran en las paredes de las celdas, y también grandes dibujos con alto contenido sexual, como ‘La chica del bikini rojo’ y ‘La chica del consuelo’, dos obras realizadas a tamaño real que representaban bellas mujeres y con las que los reos fantaseaban.
El guía relata que la mujer del bikini rojo tiene trazos hechos con sangre de una enfermera que atendía a los reos y que fue asesinada por ellos mismos.
Estas historias forman parte del recorrido que los turistas efectúan por la isla y también se puede caminar por el bosque tropical seco que rodea la antigua cárcel y que desde el año 2001 se denomina Refugio de Vida Silvestre Isla San Lucas.
Expreso. Redacción. T.R

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