Redescubre la leyenda del Hotel Embajador

EXPRESO - 20.09.2017

En una sociedad repleta de ‘startups’ uno se plantea qué tiene más valor, si lo efímero innovador o el clasicismo que sabe mantenerse

Hotel_El_EmbajadorEn una sociedad repleta de ‘startups’ uno se plantea qué tiene más valor, si lo efímero innovador o el clasicismo que sabe mantenerse.

En el caso de El Embajador, a Royal Hideaway Hotel tal dicotomía no existe, porque ha sabido reinventarse incorporando las nuevas tecnologías del Siglo XXI, los diseños más vanguardistas y conservando el ADN que en su día hizo de él el primer hotel de lujo de la República Dominicana y uno de los mejores establecimientos de Latinoamérica.
Han sido necesarios 40 millones de dólares y casi dos años de reformas para redescubrir su leyenda, la que hizo que todo personaje relevante del mundo del cine, la música, la cultura o la política que visitase la República Dominicana se alojase en él.  
El mejor hotel de la República Dominicana
El Embajador fue inaugurado el 12 de febrero de 1956, coincidiendo con la celebración de la Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre, la Exposición Universal que se celebró ese año en Santo Domingo. Y desde su apertura, que congregó a lo más granado de la sociedad dominicana, se convirtió en un punto de encuentro social.
Su Embassy Club albergaba las mejores actuaciones musicales del país; sus instalaciones fueron utilizadas en numerosas ocasiones como escenario de rodaje de grandes películas como ‘El Padrino II’, de Francis Ford Coppola o la ‘Ciudad perdida’, de Andy García, entre otras; y en 1965 fue incluso sede de una asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), acogiendo a multitud de mandatarios.  
Además las fiestas organizadas en sus exuberantes jardines tropicales, que ocupaban y ocupan una superficie de 11.500 metros cuadrados, y junto a su emblemática piscina, contaron con la presencia de invitados de renombre como Errol Flynn, Rock Hudson y Mario Moreno ‘Cantinflas’, entre muchos otros; mientras sus salones se engalanaban para recibir a muchos de los grandes de la moda como Óscar de la Renta, Carolina Herrera, Jean Paul Gautier o Elie Saab, que elegían a El Embajador para mostrar sus nuevas creaciones a la ‘jet set’ latinoamericana.   
El hotel Embajador vuelve a brillar de la mano de la exclusiva marca Royal Hideaway. Al amparo de esa historia, sobre la privilegiada ubicación  que le otorga lo alto de una colina en el exclusivo barrio de Bellavista, teniendo a la capital de las primacías a sus pies, y con el mar Caribe como telón de fondo, este emblemático establecimiento ha vuelto a brillar de la mano de Barceló Hotel Group, que lo adquirió en 2015, y de la exclusiva  marca Royal Hideaway, convirtiéndose en el principal icono urbano de esta prestigiosa enseña.  
En ese regreso al Olimpo el primer paso ha consistido en rejuvenecer sus 298 junior suites (muchas de ellas con espectaculares vistas al Caribe) con diseños elegantes y discretos; con toques de glamour, como las ‘amenities’ de la selecta marca Aqua di Parma, propios de un lujo auténtico que sabe que su memoria llena de recuerdos y vivencias inolvidables lo avala; y con una amplitud excepcional que va de los 41 metros cuadrados las estancias más pequeñas hasta los 500 metros cuadrados de la Suite Presidencial.
Tal como es habitual en los hoteles Royal Hideaway, El Embajador ha querido rendir homenaje a la cultura dominicana y a la capital que lo alberga desde hace más de 60 años asignando a cada una de sus plantas una primacía, los primeros edificios oficiales construidos en el Nuevo Mundo tras la llegada de los españoles a las Américas y que, aunque muchos no lo sepan, se encuentran todos en Santo Domingo:  la Catedral Primada de América (2º piso); el Alcázar de Colón (3º); la Fortaleza Ozama (4º); las Casas Reales (5º); el Monasterio de San Francisco (6ª) y el Hospital San Nicolás de Bari (7º).  
Dichas obras de arte, con la ayuda del reconocido historiador dominicano José Chez Checo, han sido reproducidas en los pasillos de 6 de las plantas del nuevo El Embajador, contribuyendo con su belleza histórica a avivar la leyenda de este clásico entre los clásicos.  
La recuperación del alma urbana de El Embajador, que cada año celebra más de 100 bodas y acoge a miles de clientes urbanos que visitan la ciudad, se ha apoyado también en la mejora de sus salas de reuniones y en la incorporación de 1.000 metros cuadrados más de salones, distribuidos entre los salones Protocolo, Diplomatic y el Signature Venue Embassy Garden, ubicado en el jardín, como el 40% de los 2.600 metros cuadrados que el hotel destina al segmento business, y cubierto con un sofisticado cerramiento de cristal flotado de 25 metros de largo.
También en la redecoración de su espectacular lobby y de su prestigioso restaurante El Jardín, cuyos fogones, junto a los del restaurante Los Porches, siguen creando maravillas culinarias bajo la batuta del afamado chef José Soto; y en la creación de un nuevo Wellness & Spa con piscina privada, gimnasio y 4 cabinas de tratamientos que, bajo la denominación BI, palabra taina que significa Centro Vida, aporta la dosis justa de paz y tranquilidad que todo huésped urbano necesita.    
Expreso. Redacción. J.R

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