Ruta del Vino de la Sierra de Francia, una sorpresa en Salamanca

EXPRESO - 01.11.2017

Salamanca no es solo uno de los más famosos destinos urbanos de toda España; su provincia guarda sorpresas tan agradables como la suave Sierra de Francia, tierra de leyendas e historia, emigración y acogida, de gentes amables y emprendedoras, sabores milenarios y clima templado.

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Y una pequeña parte de esta Sierra de Francia, ocho municipios, se ha constituido gracias al esfuerzo colaborativo de sus habitantes en la deliciosa Ruta del Vino Sierra de Francia, un lugar perfecto para escaparse en otoño.
La visita a los cinco conjuntos históricos de la Sierra ha de comenzar en buena lógica por la calzada romana que desciende hasta el de San Martín del Castañar; y es que aquí, dentro de su viejo castillo, además de una pequeña pero interesante sala de arte, se encuentra el Centro de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de Francia y Béjar.
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Didáctico, sirve para situarse y comprender los ‘porqués’ de esta tierra. Más abajo, en el portalón del centro del pueblo, la Oficina de Turismo es además museo etnográfico y tienda curiosa en la que se pueden encontrar artesanías, entre otras de plata y esmalte.
San Martín es inmejorable punto de partida de paisajes y otros núcleos urbanos, algunos entre los ‘Pueblos más bonitos de España’. A esta asociación pertenecen Miranda del Castañar, el más señorial de la zona, y la preciosa Mogarraz.
Sin tal título, pero no por falta de belleza, se encuentran las coquetas Villanueva del Conde y Sequeros, además del propio San Martín del Castañar. Callejear por cualquiera de ellos es la primera etapa para comenzar a amar esta Sierra de Francia.
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Resulta entrañable en sus bodegas antiguas, impactante en sus enormes casonas de arquitectura serrana; cálida en sus temperaturas y cultivos, en el trato de sus vecinos; mágica en la gran cantidad de símbolos esotéricos, criptojudíos y cristianos que protegen a sus gentes desde hace siglos, y que se pueden ver aún en las jambas de muchas puertas.
El conjunto amurallado y la torre del castillo de Miranda del Castañar muestran desde lejos su perfil noble. Hay que recorrer la calle Larga, detenerse frente a su Torre de las Campanas, y descender a la Bodega La Muralla, donde Mª Ángeles y Gerardo han creado un espacio estupendo que hace las veces de tienda y museo etnográfico, y donde se puede recabar información y adquirir los productos artesanos más típicos de la Sierra.
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A las afueras de la villa, en un rincón arbolado y realmente agradable junto al río, se encuentra el restaurante El Molino, buena opción para degustar la gastronomía serrana. Imprescindibles las patatas meneás y sus carnes a la brasa.
En una u otra comida, no hay que dejar pasar además los embutidos ibéricos de bellota, tan importantes en esta provincia, y un buen vino de la D.O. Sierra de Salamanca. Otro plato tradicional de la gastronomía de la zona es el Limón serrano, curiosa mezcla de cítricos, embutidos, carnes y escabeches. Zorongollo, cabrito o tostón cuchifrito; castañas y cerezas; setas de temporada y aceite virgen de oliva, son también sabores de la comarca.
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Mogarraz es seguramente la más bonita de las cinco villas, más desde hace unos años, cuando la iniciativa Retrata2 llenaba de caras del pasado las fachadas de sus casas serranas. Cada 31 de octubre, además, se celebra aquí la noche de las Almas Blancas… Entre sus atractivos, las croquetas caseras del bar La Fuente La Pila, y la deseable piscina climatizada del Hotel Spa Villa de Mogarraz.
El teatro ‘León Felipe’ de Sequeros, en funcionamiento desde finales del XIX, da pistas sobre la importancia de esta localidad, que fue capital administrativa de la Sierra. Hoy mantiene su aire señorial en caserones de granito y en rincones como los soportales de la Torre del Concejo.
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La pequeña Villanueva del Conde, asomada al sol del mediodía, resulta peculiar en su circular entramado urbano, ya que sus rúas y callejas rodean una zona de ‘huertitas’. Pueden sorprender los murales urbanos que adornan el exterior de la cooperativa vinícola o el frontón de pelota.
Forman parte del Sendero de los Prodigios, una de las cuatro rutas circulares de naturaleza para todos de entre 7 y 10 kilómetros, ‘Caminos de Arte en la Naturaleza’, que discurren sembrados de obras artísticas por toda la Sierra de Francia – Las Batuecas.
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Esta deliciosa iniciativa del departamento de Turismo la Diputación de Salamanca no es la única que aporta magia y emociones al territorio. Hay que echar un vistazo a la web de Los 1.000 Otoños de Salamanca, que propone escapadas cortas pero repletas de encanto por esta provincia.
A las afueras de Villanueva se ubica la bodega Cámbrico, una de las últimas en incorporarse a esta D.O. Sierra de Salamanca, la más pequeña de España. La visita comienza en sus viñedos en terraza, continúa en el perfecto mimetismo del edificio de la bodega en este paisaje protegido y termina con una cata en su inmensa terraza, con vistas a la sierra.
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Los vinos más característicos son los elaborados con uva Rufete, una variedad autóctona de esta Sierra de Francia, que combina muy bien con Tempranillo y Garnacha y resulta en vinos sabrosos y delicados.
Por aquí han pasado romanos, vetones, judíos, moros y cristianos… pero el nombre de Sierra de Francia cuentan las crónicas que se lo dio la repoblación de francos allá por el siglo XII, con habitantes de aquellas tierras del señorío de Raimundo de Borgoña.
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Sea como fuere, aún perviven apellidos de origen francés en la Sierra de Francia, y dicen los entendidos que sus vinos autóctonos –de la D.O. Sierra de Salamanca- recuerdan en su delicadeza a los caldos borgoñones.
Hay que reservar unos días para descubrir esta sorprendente Ruta del Vino de la Sierra de Francia, detenerse en sus pueblos, empaparse de sus sabores y descubrir sus rincones y sus tradiciones. Como siempre, el buen viajero sabrá encontrar sus propias experiencias en este lugar de emigración y acogida, sobre todo de acogida.
 
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GUÍA PRÁCTICA
 
Cómo llegar
Llegar a Salamanca es muy fácil en diferentes medios de transporte, como se indica en la web de la propia Diputación.
Desde Salamanca, las carreteras A-62 o CL-512 y SA-215 llega en apenas una hora al primer punto de esta ruta, que conviene comenzar en San Martín del Castañar.
Ya en el pueblo, un poco más arriba del antiguo puente romano se encuentra un interesante Humilladero y a pocos metros una zona de aparcamiento. La visita al casco histórico ha de hacerse caminando.
Luego habrá que recuperar el automóvil para seguir descubriendo esta Sierra de Francia de carreteras sinuosas pero agradables. La distancia entre localidades es de pocos kilómetros.
Además, este entorno de La Ruta del Vino Sierra de Francia ofrece multitud de posibilidades de disfrutar de la naturaleza a pie o en bicicleta. En la web de la Ruta se detallan una serie de itinerarios cicloturistas para disfrutar la comarca sobre dos ruedas.  
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Dónde dormir
La Ruta del Vino Sierra de Francia cuenta con innumerables alojamientos rurales. Si se busca calidad, el Hotel Spa Villa de Mogarraz es una buena idea, y la piscina y circuito termal de su spa, magníficos tras un día de caminar intenso.
 
Dónde comer
Restaurante El Molino, a las afueras de Miranda del Castañar. Buena comida y buen servicio en un entorno relajante junto al río. Terraza si el tiempo lo permite.
Mesón de San Martín, los mejores productos de la zona, en plena plaza Mayor de San Martín del Castañar. 
Restaurante Mirasierra, a la entrada de Mogarraz. Cocina tradicional y carnes a la brasa de leña de roble con mucha fama en la zona.
Para tomar copas o picar algo a deshora, en Miranda abre desde temprano hasta la madrugada La Mandrágora, un local muy dinámico que cuenta con wifi, terraza panorámica y organiza exposiciones de pintura y fotografía.
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Más información
En la web de la Ruta del Vino de la Sierra de Francia rutadelvinosierradefrancia.com
En la web de Turismo de la Provincia de Salamanca www.salamancaemocion.es
 
Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés y Ana Bustabad Alonso
 

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