Batalha es pequeña, misteriosa, diferente, un viaje para los sentidos

EXPRESO - 29.12.2011

, filtered_html, Texto y fotos: Julia Peñas del Caz Batalha

Texto y fotos: Julia Peñas del Caz
Batalha. ¿Te suena si te digo que aquí se encuentra una de las 7 Maravillas de Portugal, que su gastronomía es sabrosa y diferente al resto del país, que fomenta el turismo verde, sostenible y sin barreras, que esconde muchos misterios y que además ostenta el honor de ser el lugar donde se libró la batalla de Aljubarrota, en la que los portugueses marcaron para siempre su propia identidad?
 
Aún así, este municipio portugués puede resultarte desconocido, ¿o no? Si te digo que a pocos kilómetros se encuentra el santuario de Fátima, seguro que te vas situando. Y si añado que la villa más cercana con playa es Nazaré, seguro que lo localizas en el mapa sin dificultad.
Aunque esto, que puede parecer un factor positivo para la zona, desafortunadamente produce el efecto contrario. Digamos que son dos espinitas con las que tiene que convivir Batalha y que hace que el lugar solo sea de paso a pesar los muchos atractivos que ahora mismo te cuento. ¿Te apetece un viaje a Batalha?
Así se escribe la Historia
Batalha es un pequeño municipio portugués de 16.000 habitantes que pertenece al distrito de Leiría, muy próximo a Lisboa, y que está formado por cuatro pequeñas parroquias: Golpilheira, Batalha, Reguengo do Fetal y Sao Mamede.
Dicen que la Historia la conocemos por los ganadores de las grandes guerras y en este caso debe de ser cierto pues confieso mi ignorancia, como castellana de pura cepa que soy, de que en este pequeño lugar hubieran librado la batalla de Aljubarrota, tan importante cara a cara entre portugueses y castellanos.
En 1383 fallece el rey Fernando I de Portugal y hereda la corona su hija de tan solo 10 años, Beatriz, casada mediante matrimonio de conveniencia con el rey castellano Juan I. Los nobles portugueses rechazan a la legítima reina, viendo que Castilla ampliaría así su ya vasto reino, y proclaman como monarca a Don Juan, maestre de la Orden de Avis y hermano bastardo del rey fallecido.
Sin embargo Juan I de Castilla reclama sus derechos e invade Portugal. Asedia primero Lisboa por mar, pero la peste le impide completar la hazaña. Lo intenta de nuevo, esta vez por tierra, con un ejército de unos 30.000 soldados.
La noticia sorprende al monarca portugués en la pequeña localidad de Tomar situada a orillas del Tajo, junto con Nuno Alvares Pereira, condestable del reino y verdadero artífice de la victoria, y un pequeño grupo de 6.500 soldados. Es preciso estudiar una buena estrategia para la batalla puesto que la diferencia numérica de soldados es evidente.
Don Nuno elige el lugar, una pequeña colina, cerca de Aljubarrota. Dos riachuelos dificultan el acceso y desde aquí los portugueses divisan mejor al enemigo. Cuentan también con la ayuda de la buena puntería de unos arqueros ingleses, sus aliados.
La lentitud y desorganización de los castellanos, con un rey enfermo a la cabeza, la buena elección del terreno, la certera puntería de los arqueros ingleses y un poco de buena suerte dan la victoria final a los portugueses que atrapan entre sus flancos al enemigo.
No hace falta que te lo imagines. El Centro de Interpretación de la Batalla de Aljubarrota (CIBA) muestra, mediante visores, los espacios reales donde se libró la batalla. Y en la sala de proyección, un vídeo a modo de miniserie relata los pormenores. Situado a un kilómetro de la villa de Batalha, en el campo Militar de San Jorge, este centro de estudio, interpretación y difusión dispone también de una pequeña exposición de objetos de guerra medievales.
Una de las 7 Maravillas de Portugal
Lo que más llama la atención de Batalha, de lo que se sienten más orgullosos sus habitantes, y lo que se divisa desde cualquier punto de la villa es el impresionante Monasterio de Santa María de Vitoria, también llamado Monasterio de Batalha. Fue mandado edificar, precisamente, por el rey Juan I de Portugal para conmemorar la victoria de Aljubarrota.
Comienza su construcción en 1386 y finaliza dos siglos después en 1517. Esta duración, y la cantidad de arquitectos que participaron en el proyecto, justifican la existencia de varios estilos artísticos y arquitectónicos desde el gótico, como predominante, pasando por el estilo manuelino, durante el reinado de Manuel I, hasta llegar a un breve apunte renacentista.
El resultado es un vasto conjunto monástico en el que sorprenden al visitante dos capillas inacabadas por orden del rey, que prefirió centrarse en la construcción del monasterio de los Jerónimos en Lisboa. La sala capitular alberga desde finales del siglo XIX la Tumba al Soldado Desconocido que simboliza el sacrificio heroico del pueblo portugués en las expediciones de Flandes y África y que se encuentra permanentemente custodiada por dos soldados.
Monumento Nacional y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, aquí vivieron los dominicos hasta 1834, año en que las órdenes religiosas se fueron extinguiendo del país.
Una visita obligada en la villa de Batalha es la del Museu da Comunidade Concelhia (MCCB), que explica al visitante su identidad y su historia. Es un museo sin barreras, adaptado para discapacitados físicos y sensoriales con sistemas en braille y minipantallas con explicaciones en lenguaje de signos.
A través de sus áreas temáticas puedes conocer sus orígenes geológicos, paleontológicos y arqueológicos, su patrimonio, su historia, sus energías limpias, la diversidad de fauna y flora. Pero sobre todo puedes descubrir la vida de sus gentes, sus costumbres, tradiciones, oficios y el desarrollo social y económico del municipio, un trabajo conjunto para ‘perpetuar memorias y valorizar el patrimonio de todos’.
Perfecta para amantes del senderismo
Acantilados, valles, cavidades y grutas componen el caprichoso paisaje del Macizo Calcáreo Estremeño, en las parroquias de Reguengo do Fetal y Sao Mamede. Cuenta la leyenda que en las Grutas da Moeda (Grutas de la Moneda) un hombre adinerado fue atracado y asesinado por una banda de delincuentes, y su cuerpo arrojado a un precipicio cavernoso junto con la bolsa de monedas que tanto ansiaban los ladrones. Se trata de un laberinto de 350 metros de recorrido de pasillos y salas con impresionantes formaciones verticales a 45 metros de profundidad.
Si te gusta el senderismo, el macizo cuenta con una de las cuatro rutas de trekking de Batalha. Es la de Buraco Roto, una formación resultante de la erosión que en época de lluvias se llena de cascadas. El lugar es también de gran interés arqueológico pues de sus excavaciones se deduce que esta gruta natural dio abrigo a homínidos cuyos restos apuntan a finales de la Edad del Bronce.
Otras rutas igualmente interesantes para caminar y observar las variedades de especies animales y vegetales son la Ruta de los Molinos, el Camino Minero de Lena o la ruta Mata do Cerejal, clasificada como Red Natura 2000.
El primer ecoparque sensorial del país
Merece la pena que te acerques a Pia do Urso, en la parroquia de Sao Mamede. Una pequeña aldea donde las viviendas han sido magníficamente restauradas con piedra típica de la región, y que cuenta con el primer Eco-parque sensorial de Portugal.
Un lugar de sensaciones, destinado y adaptado totalmente para invidentes, que brinda al visitante la oportunidad de captar el entorno que lo rodea utilizando el resto de los sentidos, en particular el tacto y el olfato.
A lo largo del recorrido peatonal, entre el paisaje verde, puedes ver las pilas naturales o cavidades de las rocas creadas por efecto de la erosión, como la Pila del Amor o la propia Pila del Oso que da nombre al parque.
Curiosos dibujos de lamparillas
El fervor religioso se siente mucho en esta zona. Una de las manifestaciones más curiosas la encontramos en Reguengo do Fetal, es la Procesión de los caracoles. El último viernes de septiembre lugareños y visitantes suben a la ermita, en lo alto del pueblo, para recoger a la Virgen do Fetal.
Desde aquí la escoltan en procesión bajando por las calles empinadas a los sones de la banda municipal, un recorrido iluminado por miles de caracoles rellenados con un poco de aceite y una mecha de algodón, que hacen las veces de lamparillas.
No se trata de colocar caracoles en hilera sin más, los vecinos cuyas casas se ubican en el camino forman con estas lamparillas murales y dibujos, en su mayoría religiosos. Tampoco las laderas de los valles se libran de esta curiosa iluminación. Permanece la Virgen una semana en el pueblo y el sábado siguiente y de la misma manera vuelve a su lugar original donde descansa durante todo el año.
Los sabores imprescindibles de Batalha
Seguro que esperas comer bacalao, como es menester en todo Portugal, y desde luego que en esta región se puede degustar este pescado seco, en sus inicios comida de pobre y apreciado hoy en las más altas cocinas portuguesas.
Pero al llegar aquí te apetecerá probar otras cosas, pues la gastronomía de Batalha defiende e invita al viajero a degustar sus productos locales. Batalha ha sido y es zona de pastoreo, por eso la carne es su principal atractivo, sobre todo de cerdo y ovina en sus variedades de cordero y cabrito.
Para empezar tienes que pedir unos entrantes de embutidos variados, con aceitunas aliñadas. Es muy sabrosa la carne frita de cerdo en olla de barro, la denomidada Tachadeu o las riquisimas migas de pan con acelgas, habas y tropezones de jamón.
Muy recomendable también el cabrito guisado con patatas. Pero lo que puedes dejar de probar son sus especiales morcillas de arroz; existen 20 tipos diferentes con más o menos sangre o con más o menos arroz. En Reguengo do Fetal pide la denominada ‘Morcilla Blanca’, sin sangre en su elaboración, solo arroz y carne de cerdo.
Los dulces de la zona se elaboran artesanalmente con las recetas originales y están muy ligados a las festividades religiosas como las Cavacas do Reguengo do Fetal o los Bollos de Palma de la misma localidad, muy populares en sus romerías. Imprescindible que termines la comida con un suave y cremoso Pudin de Batalha.
En el restaurante Vintage, en el centro de la villa de Batalha y que pertenece al hotel Mestre Alfonso Domingues, además de disfrutar de unas estupendas vistas al Monasterio si comes en la terraza, puedes elegir entre una amplia selección de estos platos tradicionales serranos con una presentación muy cuidada.
En Pia do Urso, el ecoparque cuenta con un restaurante típico y rústico donde degustar un menú de los platos más tradicionales.
Una larga tradición vitivinícola
El suelo de secano pero fértil y un clima suave hacen de la zona un lugar donde sus vinos merecen atención. No es nuevo ni es una moda a la que acaban de apuntarse, Batalha tiene tradición vitivinícola desde los tiempos de la ocupación romana. Tintos suaves pero con sabor y blancos afrutados se producen en su mayoría en la cooperativa del municipio.
El lugar más idóneo para conocer y catar sus caldos es sin duda el restaurante, vinoteca y club de vino Vinho em cualquier circunstancia. Un lugar dedicado por completo al mundo del vino. Dispone de una amplísima carta de vinos no solo de la zona y del resto del portugal, sino franceses, chilenos o australianos, entre otros. También organiza cursos y catas de vinos.  
Desde el suelo hasta el techo se disponen cubos a modo de estanterías que almacenan en condiciones óptimas las botellas de los socios de su ‘Club Enófilo’. Una de las ventajas de pertener a su club es poder disponer del primer piso, en privado, para reuniones familiares, de amigos o de empresa; ideal también para presentaciones de productos mientras se saborean los vinos del socio.
Como en toda la región el menú de su carta ha sido rigurosamente seleccionado con los sabores tradicionales y con un toque de cocina de autor.
Para dormir con vistas
La oferta hotelera de Batalha es correcta y adecuada a su tamaño, y cuenta además con un área de servicio especial para autocaravanas.
Merece la pena el hotel Villa Batalha, un hotel cuatro estrellas que bien podría ser un cinco estrellas superior. Cuenta con 93 habitaciones de las que la mitad tienen vistas al monasterio; desde el resto se puede ver la sierra y los espacios verdes que rodean el hotel.
No dejes pasar la oportunidad de tomarte un pequeño relax en el SPA con un masaje, un circuito termal o cualquier tratamiento facial y corporal. Si te gusta el golf el hotel cuenta con un pequeño pero coqueto campo homologado por la Federación Portuguesa.
Su restaurante ‘Adega dos Frades’, es un homenaje a una de las salas más importantes del claustro de don Juan I, en el Monasterio de Batalha. En la carta no faltan los productos tradicionales y buenos pescados frescos. Atención a la extensa selección de vinos con una amplísima oferta del país en todas sus variedades: blancos, tintos, espumosos y moscateles.
 
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Comentarios

manolo (no verificado)

Me parece todo muy interesante. De todos modos, las migas y el pudin, por sí solos ya justificarían el viaje.