Chichén Itzá, magia que eclipsa la riqueza arqueológica de Yucatán

EXPRESO - 23.08.2011

Texto y fotos: Dolores Vázquez Blanco
Hasta hace poco, la riqueza arqueológica mexicana era el complemento de paquetes turísticos que tenían como principal reclamo la playa. Sólo Chichén Itzá, por sus dimensiones, ha conseguido restar protagonismo a las escapadas de relax, tras ser declarado Patrimonio de la Humanidad y erigido con el título de una de las maravillas del mundo.
La subida a su edificio principal, la pirámide de Kukulcán, conocida como el Castillo, ya no es posible. Con el objetivo de preservarla, al igual que los otros monumentos, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la entidad que gestiona y conserva los yacimientos arqueológicos de México, la ha cerrado al público.
Pese a que le resta atractivo, unos tres millones de turistas al año llegan a este enclave de la península de Yucatán para ver lo que está considerado como un símbolo de los grandes conocimientos astronómicos de la cultura maya.
Las medidas de Kukulcán, tanto sus 365 escalones como sus 20 adornos, que conforman los días del mes maya, lo convierten en una representación del calendario de esta enigmática cultura. 
Los equinoccios (21 de septiembre y 21 de marzo) son cita obligada en este enclave de 30 metros de altura, porque es entonces cuando se ve en movimiento la serpiente por los laterales de la pirámide, un espectáculo de luz y sombras que algunos expertos quieren interpretar como un homenaje a una deidad, que también aparece representada en dos grandes figuras en la base de una de las escalinatas.
Pero Chichén Itzá, que en los últimos años ha visto como su recinto se llenaba de decenas de vendedores ambulantes, tiene otros atractivos. Permite por ejemplo ver los vestigios del juego de pelota más grande de los que se han hallado en México, en el que los que turistas se divierten comprobando su buena acústica, y otras construcciones como el Caracol, un edificio dedicado a observatorio, que muestran la riqueza de una cultura sobre la que continúa reinando gran cantidad de mitología.
Las excavaciones realizadas en la zona amplían y modifican las teorías de los expertos, que, por el momento, marcan en las guías un total de 18 parajes de paso obligado cuando se visita Chichén Itzá y que van desde un cenote hasta distintos templos.
Pese a que nombres tan sugerentes como la Plaza de las 1.000 columnas o el Grupo de las Monjas hacen volar la imaginación de los visitantes, los mexicanos dejan claro que esas denominaciones no corresponden con las originarias y que fueron los descubridores de este tipo de ciudades los que rebautizaron las distintas construcciones según sus propias vivencias y lo que les sugerían.
El hecho de que uno de los calendarios mayas tenga su fin en el 2012 retoma el interés sobre el legado de esta civilización e incluso ha inspirado teorías apocalípticas de diverso signo. Sus vastos conocimientos sobre astronomía, el gran peso de la religión en sus vidas y el abandono de sus ciudades, que muchos atribuyen a problemas de sequía, siguen cautivando hoy en día.
Atrás dejaron edificios cuyas ruinas siguen atrayendo y generan interés por un colectivo que solo en Chichén Itzá levantó, desde el siglo IX, 300 complejas construcciones en las que se cree que vivieron un mínimo de 30.000 y un máximo de 80.000 personas y que fueron abandonadas durante el siglo XIII.
La riqueza arqueológica de Yucatán es tal que se estima que existen 2.200 lugares de interés, de los que solo 16 están parcialmente restaurados. La gran cantidad de turismo que atrae Chichén Itzá resta protagonismo a otros monumentos, pese a que existen otras ciudades mayas, como Uxmal, que por su conservación y por su majestuosidad deben resultar paso obligado en caso de visitar la península.
No menos impresionante que Kukulcán es la pirámide del Adivino, de 35 metros de altura, en Uxmal, o cómo ha llegado a nuestros días el conocido como Cuadrángulo de las Monjas, el Palacio del Gobernador, paradigma de la arquitectura del estilo Puuc; o la Gran Pirámide.
La limpieza del enclave de raíces para que no dañen a las construcciones sólo ha alcanzado un 10% de este espacio, descubierto en el año 1846 y en el que se continúan realizando labores de reconstrucción.
El INAH ha catalogado en Uxmal un total de 15 monumentos que recomienda en sus guías y resalta que todavía encierran múltiples enigmas sin resolver sobre sus antiguos habitantes.
Lo más práctico para no perderse nada
La opción de visitar los lugares arqueológicos de madrugada hace recomendable que se opte por alojamientos en las proximidades y así en Chichén Itzá una buena opción es el resort Mayaland, mientras que en Uxmal se puede escoger la Hacienda Uxmal, de la misma cadena.
Los dos tienen como principal atractivo que se puede ir andando a los lugares arqueológicos.
En ambos casos resulta interesante contratar un guía para que ayude a eliminar falsas leyendas como las supuestas ofrendas humanas que realizaban los mayas o para conocer sus creencias sobre la reencarnación, su visión animista o para escuchar su idioma, caracterizado por sonidos guturales y monosilábicos.
Quien opte por hacer el recorrido en coche, tiene que tener en cuenta que Chichén Itzá se sitúa al oriente de Yucatán, por la carretera a Cancún, a unos 120 kilómetros de la ciudad de Mérida, que cuenta con un aeropuerto que evita horas de desplazamiento por carretera, si se accede desde el aeródromo internacional de México DF. Mientras que Uxmal está a unos 80 kilómetros al sur de Mérida.
Tanto las opciones de excursiones programadas como el acceso en taxi son una buena alternativa para conocer ambos enclaves, a los que se accede tras pagar una módica entrada.
Mérida, Izamal y Tikul, más allá del Mundo Maya
El Consejo de Promoción Turística de México y la Secretaría de Fomento Turístico también recomiendan visitar otros espacios arqueológicos como Acanceh, Aké, Mayapán, Dzilbilchaltún, X'Cambo o Ek Balam. La oferta en Yucatán es muy amplia y las distancias no muy largas.
Pero más allá de los vestigios del Mundo Maya, Yucatán cuenta con otros lugares imprescindibles como Mérida, Izamal o Tikul, que resultan un complemento perfecto.
La capital de Yucatán, Mérida, permite conocer el comercio local en su Plaza Grande, ver la versión mexicana de los Campos Elíseos en el Paseo de Montejo o recorrer espacios como el Palacio de Gobierno o el Museo de Arte Contemporáneo.
La oferta hotelera y de restauración es extensa y la seguridad, una de las prioridades para los turistas en estos momentos, es total. También existen numerosos comercios centrados en la venta de joyas realizadas en plata y en artesanía mexicanas.
A menos de 70 kilómetros al sureste de Mérida y a una distancia similar de Chichén Itzá, el visitante puede también aprovechar para hacer un alto en el camino en Izamal, conocida como la Ciudad de las Tres Culturas, por reunir vestigios de la cultura prehispánica, colonial y contemporánea.
Izamal alberga  el Kinich Kaklo, el edificio prehispánico de mayores dimensiones de Yucatán, ya que ocupa cuatro hectáreas, y también el Convento Franciscano, un recinto finalizado en el año 1592 y que es lugar de peregrinación para los creyentes cristianos. Llegó incluso a recibir una visita papal, de la que queda como recuerdo una estatua de su paso en el atrio.
Esta ciudad está considerada como una joya colonial y la mayoría de sus casas están pintadas de amarillo. Al igual que en Mérida, en Izamal existen calesas a disposición de los turistas para conocer de una manera distinta la ciudad.
Para quien viaje con niños y le gusten las excursiones didácticas puede visitar el Ecomuseo del Cacao, abierto recientemente en la plantación Tikul de 300 hectáreas, que permite comprobar todo el proceso de la plantación de este alimento.
Situado al sur de Uxmal y a 20 kilómetros de la ruta Puuc, entre los lugares arqueológicos de Labná y Xiapak, este museo propone un recorrido por diferentes cabañas tradicionales, que ofrecen la posibilidad de familiarizarse con el cultivo del cacao y también con el proceso de elaboración del chocolate.
 
Agradecimientos:
 

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