Parador de Mazagón, un placer en la Costa de la Luz

EXPRESO - 23.09.2007

Parador de Mazagón Texto: Federico Ruiz de Andrés

Parador de Mazagón

Texto: Federico Ruiz de Andrés. Fotografías: Ana Bustabad Alonso

Carretera de Huelva que enlaza Mazagón con Matalascañas. Desvío hacia lo que llaman ‘playa del Parador'. Aquí nos sorprende, junto a un espacio destinado al recreo y las meriendas de chiringuito, un acceso serpentino, un entorno dunar e intenso aroma a pino.

Vista de la playa desde el Parador

Al final del camino de acceso se nos muestra el edificio, encalado. Más bien ‘edificios', en plural, pues dispone realmente de varios módulos de dos alturas, algunos recubiertos por el reverdecer de la hiedra.

El vestíbulo, bien decorado, desprende la calidez típica de la cadena. Quién sabe si sus claroscuros no son una invitación a que salgamos al exterior y comprobemos, en realidad, cuál es la verdad del lema ‘Huelva, la luz'.

Y es que, nos dicen los lugareños, que estas tierras disfrutan de tres mil horas de sol en un año; siendo las temperaturas medias casi de Primavera; oscilando entre los 10 y los 25 grados centígrados.

Vista del jardín desde la habitaciónLa mayor parte de las habitaciones del Parador se asoman al jardín y piscina que, a su vez, da al mar mediante una estructura de escalera de madera.

Las habitaciones son amplias y luminosas y permiten el descanso y el disfrute del entorno, máxime cuando el clima es benigno y el gozo de la terraza de cada habitación es impagable.

El cuarto de baño es, asimismo, amplio y rebosante de mármol y azul añil en los techos.

Los jardines son extensos en perímetro y enmoquetados en césped.

Su recorrido concluye con un acceso a la playa, para lo cual es conveniente que advirtamos de la utilidad de la segunda llave con que el personal de recepción nos agasaja. Nos sirve para la apertura de la verja hacia el mar.

Una zona de sauna con piscina interior climatizada, gimnasio y jacuzzi permite las delicias en los meses menos propicios meteorológicamente. Si hemos olvidado el albornoz, desde recepción pueden solucionarlo, aunque el calzado adecuado hemos de traerlo de casa.

En verano, la piscina exterior lleva las delicias a los huéspedes, que disponen en su entorno de bar y restaurante. Hamacas y zona sotechada de sombra permiten las vistas sobre la falesia que enfoca la enorme playa.

Los desayunos siguen la línea de Paradores (buenos productos, cierta variedad de panes, abundancia de aceites de oliva virgen, diversos tipos de frutas frescas,...) con la salvedad de que cuentan con un pequeño atrezzo de show-cooking ante el que los huéspedes recitan sus comandas al albur del aroma de fritura.

Existe una zona de fumadores con cuatro o cinco mesas bien dispuestas y luminosas.

Los peros, los habituales de la cadena: un zumo de sospechosa naranja atildada en sus extractos y un café sobre el que los responsables de Paradores deberían actuar de inmediato en pro del expreso más anhelado. Tampoco es muy razonable, dada la proximidad a Jabugo, la exhibición en el buffet de un sospechoso jamón serrano incunable.

Habitaciones sobre el jardínEl Parador de Mazagón también nos muestra su oferta culinaria, capaz de reunir productos del cercano mar; pero también de la sierra.

Protagonismo especial adquieren en su mesa las gambas, las coquinas o los langostinos. Ya de tierra adentro, los jamones de jabugo, los lomos y los patés ibéricos.

La cafetería dispone de un amplio espacio, con terraza orientada al patio y una pequeña y agradable sala de fumadores. El habitual kiosco, dotado de varios periódicos del día, se ve, en éste, privado de algunos más ejemplares.

Y ésta es una materia a resaltar, puesto que la lejanía del Parador hacia cualquier atisbo de civilización bien le valdría ser más prolijo en este aspecto.

La instalación es, en suma, una consonancia de elementos que, acompasados, dan con la sinfonía anhelada por el viajero.

Así, el relajo del entorno, unas espléndidas vistas sobre el océano, la correccción de su personal, la cercanía de las playas o la lejanía de ese urbanismo atropellado de núcleos como Mazagón o Matalascañas; confieren un establecimiento idóneo para todos quienes buscamos el descanso o el disfrute más cercano y sosegado.

 

Al borde del mar

 

El Parador de Mazagón está emplazado en el Parque Natural del Entorno de Doñana, al borde del mar; en el Km. 24 de la carretera Huelva-Matalascañas. El Parador se encuentra, pues, a 24 kilómetros de Huelva, capital de la provincia.

Piscina del Parador

Al margen del interés natural de su enclave, sí conviene destacar una privilegiada ubicación por la cercanía de territorios de especial calado e interés turístico: los enclaves colombinos, hallazgos arqueológicos como los yacimientos paleolíticos de la Dehesa, La Antilla; o el Monturrio, Huelva ciudad, el parque de Doñana, Moguer,  el Rocío y un largo etcétera de destinos apetecibles para una corta excursión.

Parador Cristóbal Colón. Playa de Mazagón. 21130. Mazagón, Huelva, España. Tf.: 00 34 959 53 63 00. mazagon@parador.es. Paradores.

Parador de Mazagón. Opinión de Expreso.info del

Comentarios

Pedro de la Fuente (no verificado)

Me interesa conocer la dificultad de acceso a la playa desde el parador (distancia, escalones -si hay escaleras ....) Muchas gracias.

EXPRESO

Pedro, buenas tardes,

El Rarador de Mazagón está inmediatamente pegado a la playa, solo hay unas escaleras para salvar el desnivel, que puedes ver parcialmente en la primera foto de este reportaje, y más o menos la distancia a la que está la arena.

No obstante, además de las escaleras, si alguien lo prefiere puede acceder a la playa en coche, o andando, y se tarda menos de cinco minutos.

Muchas gracias por leer Expreso y te animamos a alojarte en este Parador, es una delicia.

Redacción