Cascais, mirando al mar todo el año desde la costa de Lisboa

EXPRESO - 05.02.2018

Conocido mundialmente en el siglo XX por su localidad más señorial, Estoril, el municipio portugués de Cascais mira ahora más que nunca hacia el mar Atlántico

Conocido mundialmente en el siglo XX por su localidad más señorial, Estoril, el municipio portugués de Cascais mira ahora más que nunca hacia el mar Atlántico. Su costa hermosa y templada, muy cercana a Lisboa, es un buen destino en cualquier momento del año.

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Antiguos pescadores, extranjeros que disfrutan aquí de un retiro templado y surfistas de todo el mundo conforman un paisaje humano ecléctico y cambiante, donde cualquier viajero es bienvenido.
El pequeño centro histórico de Cascais se recorre fácilmente caminando; pero para disfrutar toda su costa y conocer sus rincones más especiales es imprescindible alquilar un automóvil. Mejor en la propia Cascais, adonde los trenes de cercanías traen al viajero en pocos minutos desde la capital portuguesa.
Si se cuenta con pocos días, lo más práctico es dividir la visita en coche por la costa en varias zonas, guiándose por un mapa de carreteras, de norte a sur, con alguna incursión en las cercana y montañosa Sintra. Hay algunos lugares imprescindibles:
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Se puede comenzar con una visita al Cabo da Roca, la punta más occidental de la Europa continental. El viento arrecia pero las vistas son magníficas, y nunca faltan turistas haciéndose fotos junto al faro. Estamos en el Parque Natural Sintra-Cascais.
Cerca, tierra adentro, a unos cientos de metros de altitud, se encuentra el Mirador de Peninha, desde donde hay una magnífica vista paisajística de Cascais hasta Lisboa. Aquí se encuentran también los restos de un antiguo santuario del siglo XVI. Merece la pena aparcar el coche y perderse caminando por el bosque de pinos y robles.
También merecen su parada el recoleto pueblo de Azenhas do Mar, cuyas casas blancas se arremolinan en la ladera de un acantilado, o la playa de Adraga, con rocas que forman grutas y túneles, y a la que se llega por carretera desde Almoçageme.
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La carretera de la costa continúa hacia el sur pasando por el sistema dunar de Guincho-Cresmina, dentro del Parque Natural Sintra–Cascais. Hay una parada obligada en el centro de interpretación Duna da Cresmina que, además de información, brinda un mirador muy agradable donde tomar un café o un almuerzo ligero.
Desde aquí puede verse casi la amplia playa do Guincho, donde los amantes del surf se adentran una y otra vez en busca de la mejor ola. A pocos metros del agua, el agradable Estalagem Muchaxo está siendo reformado.
En esta ruta hacia el sur se encuentran otros puntos imprescindibles como Casa da Guia, un agradable complejo de casitas y jardines arbolados frente al mar, convertido en un centro comercial muy pintoresco. Cualquier rayo de sol se aprovecha aquí de manera especial, en sus numerosas terrazas.
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La siguiente parada ha de ser la Boca do Inferno, donde el agua del océano invade los riscos de roca caliza, rugiendo en días de temporal. Un buen lugar para las fotografías.

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Por fin, el viaje llega a la ciudad de Cascais, comenzando por el Barrio de los Museos, donde está el Faro de Santa Marta, junto a la Casa de Santa María. Es difícil aparcar, pero merece una visita sin duda. Así que lo más práctico puede ser acercarse al parking subterráneo del centro y regresar caminando.
En el trayecto entre uno y otro punto, el espectacular Museo Condes de Castro Guimarães, de 1900, ubicado en una pequeña ensenada tan cerca del agua que las olas barren la base del edificio cuando sube la marea.
Del casco histórico de Cascais, incluyendo su paseo marítimo de 3 kilómetros hasta Estoril, solo puede decirse que es agradable para el caminante y animado para quien gusta de la buena gastronomía portuguesa.
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Sabrosa Cascais, algunas recomendaciones
Un muy buen lugar para comer en el centro de Cascais es el Polvo Vadio, una minúscula taberna especializada en pulpo, el más famoso de los productos locales, que aquí cocinan de mil y una maneras, a cada cual más sabrosa.
Cerca, en el interior del mercado municipal, una zona de terrazas con varias opciones gastronómicas calma los antojos surgidos tras visitar los puestos. Pero lo mejor es reservar mesa en el Rubro, aquí mismo, frente a los puestos de verduras. Muy buena su carne a la brasa.
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En un barrio menos céntrico se encuentra otro lugar muy recomendable que fusiona las cocinas portuguesa y española. Es el Quinto Sabor, del chef Hugo Silva, que siempre sorprende al viajero.
A pocos kilómetros hacia el norte, el elegante restaurante Mar do Infierno, que además cuenta con zonas diferenciadas de fumadores y no fumadores, sirve los mejores pescados y mariscos de la comarca, con vistas a este Atlántico, justo al lado de la Boca del Infierno.
En la cercana Sintra, merece la pena reservar una cena con encanto en el restaurante Café París, decoración clásica, muy buen servicio y platos elegantes.
Otro sabor que resulta interesante es el del delicado vino generoso de la DOC Carcavelos, aterciopelado, color topacio y con un suave aroma almendrado. Bueno para probar aquí o para llevarse como recuerdo del viaje.
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Estoril, mítica cuna de espías
Siguiendo el trazado del paseo marítimo unos tres kilómetros, a una media hora caminando o pocos minutos en coche, el viaje llega hasta la mítica Estoril, refugio de espías, exiliados nobles y buenas familias a principios del siglo XX.
Su mítico Hotel Palácio y el Casino Estoril son aún los símbolos de esta buena vida que llenó de esplendor el municipio de Cascais y lo dio a conocer al mundo. Estos lugares fueron además fuente de inspiración del agente inglés Ian Flemming para escribir la novela Casino Royal (1952), que creaba la mítica figura de James Bond. 
Vale la pena al menos un paseo, una copa elegante y una visita al parque Jardim de Estoril y donde se encuentra precisamente la sede de Turismo de Cascais.
 
Muy cerca, la montaña mágica de Sintra
Por supuesto, una escapada a Cascais no está completa sin visitar la ‘joya de la corona’ de esta comarca, la zona palaciega de Sintra, municipio vecino, rodeada de jardines y bosque.
La niebla que suele adornar el montañoso recinto del Palacio da Pena hace más misteriosa la visita. Se trata de una antigua residencia de la familia real portuguesa durante el siglo XIX, considerada la expresión máxima del romanticismo en Portugal.
Más abajo, en el centro del pueblo, no hay que perderse una visita a la pastelería Casa Piriquita, para probar sus famosos travesseiros y otras delicias dulces con historia, perfecto broche de oro para este viaje.
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Lisboa, a tiro de piedra
Para quienes quieran combinar este viaje con turismo urbano, disfrutando de una jornada de compras o turismo en la capital portuguesa, Lisboa está bien cerca, así que es un buen complemento, y para llegar hay trenes de cercanías frecuentes y autovía si se prefiere el automóvil.  
 

GUÍA PRÁCTICA

Cuándo viajar

El clima privilegiado de Cascais, con temperaturas suaves, invita a visitar esta costa en cualquier momento del año. En temporada alta, entre mayo y octubre, es conveniente reservar transporte y alojamiento con más antelación, y los precios son más elevados.
 
Cómo llegar
Lisboa está muy bien comunicada por aire, pero para volver con la maleta cargada de delicias gastronómicas es mucho mejor viajar a bordo del Surexpreso, un trenhotel que sale cada tarde de la capital portuguesa y viaja toda la noche hasta Irún-Hendaya; o en el Lusitania, que hace también un recorrido nocturno hasta Madrid.  
Te encantará si reservas una de las cabinas de Gran Clase, individual o doble, que cuentan con cuarto de baño privado, o incluso las cabinas de clase Preferente.
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Desde la estación de Cais do Sodré en Lisboa, los trenes de cercanías unen la capital varias veces al día con Cascais, la forma más rápida y cómoda de llegar aquí.
Para moverse por el municipio, lo más aconsejable es un vehículo de alquiler, que puede reservarse en la propia Cascais, o ya en Lisboa, tanto en el aeropuerto como en las estaciones de ferrocarril.
 
Dónde dormir
El municipio de Cascais cuenta con numerosas y variadas opciones de alojamiento, desde los hoteles más lujosos a los más sencillos. Hay que tener en cuenta a la hora de elegir la ubicación si se dispone de automóvil.
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Para los viajeros amantes del golf, una buena opción, aunque un poco apartada, es el Pestana Sintra Golf Resort & Spa Hotel de 4 estrellas, que cuenta con un excelente campo propio, aunque hay otros hoteles que también pueden reservarse junto con la tarjeta turística de golf.
 
Más información
En la web de Turismo de Cascais: www.visitcascais.com
 
Texto y fotos: Federico Ruiz de Andrés y Ana Bustabad Alonso.

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